Mordidas

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Millie condujo la van de regreso a I.M.P. después de dejar a Moxxie fuera del palacio de Stolas. Sus mejillas dolían por la sonrisa de ánimo que había sostenido para su esposo todo ese tiempo. Ella volvió al edificio sintiéndose en el borde, deseando hacer algo, pero lamentablemente este tipo de cosas no se solucionaban decapitando algo. Millie entró al ascensor, caminando de un lado a otro. Ellos tenían que ayudar a Blitzo, y si eso implicaba involucrarse con alguien tan importante como el príncipe Stolas que así fuese ¿No?

No por primera vez Millie deseó volver a la época en donde el problema más grandes que podían tener con Blitzo era despertarse con él durmiendo entre Moxxie y ella. Millie entró a la oficina y miró a una muy enojada Loona que fingía revisar su celular.

— ¿...estás segura de que esto va a funcionar?

— Solo hay que sacudirle el sentido común a Blitzø. —Millie volvió a poner su mejor sonrisa en sus labios en búsqueda de animar a Loona.

— Esto es culpa del príncipe ese...

— Siempre es más complicado que eso. —Millie estiró sus brazos sobre su cabeza, relajando sus músculos— La lección que puedes sacar de todo esto es no ocultar tus sentimientos hasta que exploten las cosas en la cara ¿no?

Loona la fulminó con la mirada, como si aún fuese adolescente y alguien quisiera darle una motivadora charla sobre familia, amor y tener hijos. Totalmente incómoda.

— Millie, te juro que, si intentas darme consejos para terminar en una relación amorosa y sana, voy a vomitar. —Loona bajó su mirada a su celular— Que desagradable.

Millie rio entre dientes. Tal vez Loona aún era muy joven para apreciar las relaciones serias. Así que, en lugar de insistir, ella relajó sus músculos y sintió el golpe de adrenalina por la anticipación afilar sus sentidos. Millie dio dos golpes a la puerta en la oficina de Blitzo por cortesía y anunció su presencia.

— ¡Ahora no, Millie! ¿Por qué no vas a joder a tu esposo? Estoy ocupado aquí.

Millie rodó los ojos y abrió la puerta, deslizándose dentro de la oficina y cerrando atrás de ella. Sus dedos encontraron el seguro y lo giraron.

— Maldita sea, no puedo tomarme una semana de vacaciones porque todo se acumula. —Blitzo siguió hablando para sí mismo, enterrado en una pila de documentos y releyéndolos con total fastidio— ¿Para qué se supone que esta Moxxie si no puede revisar este tipo de cosas?

Por última vez Millie le deseó suerte a su esposo en su propia misión y analizó todas las rutas de escape de Blitzo antes de encaminarse hacia él. Millie le dio crédito a su jefe cuando sus espinas se levantaron solo por oír el ritmo en los pasos de Millie.

— No... —Blitzo gruñó y se empujó de su silla para saltar al suelo y poner distancia con ella— Millie, te dije que no tengo tiempo para esto.

Ella sonrió de lado e inclinando su cuerpo hacia el frente, su cola moviéndose lentamente. Blitzo la miró con alarma y por instinto llevó su mano a la funda de su pistola. Bien, a ella le gustaban las presas que ponían resistencia.

— Millie, si te despertaste con ganas de joder a alguien... —Blitzo se apartó de la mesa, encaminándose hacia la ventana, considerando sus opciones— ¿Por qué no usas el trasero de tu esposo y me dejas en paz a mí?

— Necesitamos hablar.

— Yo no quiero hablar.

— Bien. —Millie amplió su sonrisa— Yo te haré hablar.

Blitzo soltó un grito cuando ella se lanzó sobre él. Su jefe la esquivó a último segundo, corriendo hacia la puerta, pero Millie saltó sobre el aire, pasando por encima del imp mucho más grande y cayendo frente a él. Blitzo intentó frenar, pero ella empujó todo su cuerpo en su hombro, tacleando a Blitzo al suelo, mientras él soltaba una serie de insultos y su pistola se deslizaba al otro lado de la oficina. Millie rio entre dientes, divertida y se arrojó sobre Blitzo, luchando por ponerlo boca abajo mientras él luchaba por arrastrarse lejos de ella.

Caer Rápido ¦o¦ Caer FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora