Manos

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Cuando el portal se abrió en la oficina de Blitzo, Stolas se detuvo en seco.

Él sintió la necesidad de apartar la mirada, avergonzado por lo que estaba presenciando y por primera vez sintió que debía respetar los límites de Blitzo.

Millie levantó la mirada y le sonrió ampliamente, saludándolo en silencio con el movimiento de sus finos dedos. Stolas imitó el gesto con mayor torpeza.

«Él está bajo mucho estrés.» Millie movió sus labios sin hacer ruido y bajó la mirada a su regazo, suavizando su mirada mucho más.

Blitzo estaba recostado en un largo sillón negro, sus piernas estaban recogidas, con sus pies bien plantados en el asiento. Su cabeza estaba acomodada entre los mulos de Millie, quien los tenía suavemente cerrados a los costados del rostro de Blitzo, dándole soporte. Ella estaba acariciando los cuernos de Blitzo, los cuales encajaban perfectamente a los costados de su cintura, la cual estaba envuelta con la cola del imp en algunas vueltas. Blitzo lucía tranquilo, como si necesitase ser inmovilizado de esa forma. Sus ojos estaban cerrados y por la forma en que respiraba, parecía dormido.

Stolas se encontró sintiendo celos. No por el contacto físico entre ellos. En realidad, había algo hermoso entre Blitzo y Millie que él solo había tenido pequeños atisbos pero que hablaban fuerte y claro. Ellos parecían compartir el mismo gusto por la destrucción y tenían un aura caótica y directa. Era imposible apartar la mirada. Stolas a veces se preguntaba si él miraba a Blitzo de la forma en que Moxxie lo hacía con Millie. Como si fuesen un incendio infernal consumiendo el corazón del cosmos.

Pero tenía sentido que Blitzo y Millie fuesen tanta calma al estar juntos. Encajaban bien en esa amistad. Millie con sus afectos sinceros y suaves palabras y Blitzo con la forma en que la admiraba y parecía que deseaba hacerla feliz con detalles que Blitzo jamás admitiría que los hacía por ella.

Era una relación fascinante.

Stolas quiso poder tener algo así con Blitzo.

Porque Millie y Blitzo no eran pareja, según él entendía, no existía nada sexual o romántico entre ellos. Pero confiaban uno en el otro. Blitzo admiraba tanto a Millie que se ponía a su cuidado en la privacidad de su oficina. Y eso era tan íntimo y perfecto.

Los ojos de Stolas notaron las manos de Blitzo aferrándose a los muslos de Millie. Manos fuertes y hábiles. Manos firmes. Manos tan elegantes. Stolas no pudo apartar sus ojos de ahí, de la forma en que los dedos de Blitzo se clavaban en el pantalón de Millie, demostrando que su agarre era firme, como si no quisiera soltarse. No, como si Blitzo fuese el que había hecho que Millie cerrase sus piernas hasta atraparlo ahí.

¿Era eso lo que Blitzo necesitaba?

¿Él anhelaba la idea de que por mucho que luchase no lo iban a soltar?

Las manos de Blitzo eran tan firmes y gentiles con Millie. Y ella estaba ahí, siendo el apoyo de Blitzo, deslizando sus dedos sobre sus cuernos, recordándole que ella estaba ahí, que no se iría a ningún lado. Si Blitzo abriese los ojos en ese momento ¿Él sería feliz al notar la mirada de Millie sobre él? Tan dulce y familiar.

Oh.

Oh...

Ahora entendía.

Ellos eran una familia.

Era eso lo que Stolas sintió tan íntimo. Eso era lo que él anhelaba al verlos.

Una familia que se había escogido voluntariamente y encajaba a pesar de todo. Una familia imperfecta pero leal.

Stolas quiso preguntar por qué Blitzo estaba tan estresado, pero no quiso perturbar lo que él estaba admirando. Millie debió notarlo porque le hizo un gesto para que se acercase. Stolas quiso negarse, pero se encontró caminando ahí, siguiendo la guía de Millie. Ella hizo una señal a los pies del sofá y él cayó de rodillas ahí, sentándose sobre sus talones para estar al costado de Blitzo. Millie silencio una pequeña risa y él ladeó el rostro confundido. Pero ella solo le hizo un gesto para que se inclinase sobre el rostro de Blitzo y cuando lo hizo, él sonrió.

El imp estaba usando audífonos y parecía estar usando los muslos de Millie como sus personalizados canceladores de ruido extra cómodos.

— Aun así, es mejor hablar muy bajo porque B siempre esta alerta y algún ruido podría hacerle creer que estamos siendo atacados. —Millie susurró confidencialmente.

Stolas bajó la mirada hacia Blitzo y notó como este suspiraba profundamente, relajándose más y se acomodó mejor entre los muslos de Millie. Una de sus manos se levantó y tanteó en el aire. Millie puso su manos sobre la de Blitzo y él la guio para que acariciara la base de uno de sus cuernos. Cuando ella comenzó a hacerlo, rascando justo en el nacimiento, Blitzo sonrió ampliamente y volvió a abrazarse a sus muslos.

— ¿Siempre está la defensiva? —Stolas preguntó intrigado.

Por alguna razón él había creído que Blitzo era así solo con él.

— Moxxie podría hablar por horas sobre eso. —Millie confesó, pero su mirada solo demostró una tristeza protectora— B tiene muchos enemigos. No nos lo dice, pero... se nota.

Stolas asintió, él también se había percatado de eso. Las cicatrices y las cosas que ponían incómodo a Blitzo eran una señal de una vida muy dura. Pero era bueno ver que tenía a alguien como Millie, que era una incondicional amiga. Stolas sinceramente esperaba que fuesen amigos. No por celos. Sino porque Blitzo necesitaba amigos.

— Si usted necesita algo, Moxxie y Loona están afuera, puede hablar con ellos. Esto suele tardar un par de horas. —Millie explicó— Me toma tiempo convencerlo de hacer esto, pero cuando lo logro, el tiempo se pasa volando.

Ella puso su pequeña mano izquierda sobre la de Blitzo. Este levantó su meñique y lo enganchó con el de Millie. Como si estuviesen haciendo una promesa. Tal vez recordando alguna. Pero Millie no dijo nada, solo se apoyó contra el sillón, acomodándose en el lugar.

— No, puedo venir después. No es urgente.

En realidad, Stolas no recordaba por qué había ido ahí. Sus ojos se humedecieron por ese pequeño gesto entre Millie y Blitzo. Sus manos. Sus meñiques enganchados. Tan familiar. Tan íntimo. Tan afectuoso. Tan simple.

Ellos tenían tantas diferencias, hasta en el tamaño de sus manos y aun así encajaban perfectamente. Stolas sintió el anhelo de tener una conexión así. Pero era imposible. Él se levantó e hizo una reverencia de despedida para Millie. Stolas dio un paso hacia atrás. Ella tomó su mano y se la apretó.

«Nos vemos pronto.» Millie movió sus labios sin usar su voz.

Stolas sonrió ampliamente y asintió con entusiasmo. Un portal se abrió a sus espaldas y él volvió a su palacio.

Lo último que vio fue el gesto de esas dos manos unidas y esos meñiques recordando alguna promesa silenciosa.

Saludos criaturitas diurnas y nocturnas: Hoy he visto el episodio seis de la primera temporada tantas veces. y no me arrepiento de nada ¿Y todo el desarrollo de personajes que hay? ¡Lo amo tanto! Este episodio es una inspiración absoluta.

Pero entre los episodios dos, cinco y seis me enamoré de la dinámica entre Blitzo y Millie. Puede que no lo admita, pero Blitzo siempre trata de hacer feliz a Millie. Me encanta cómo es ella con él. Millie se preocupa por Blitzo. 

Espero que hayan disfrutado esta actualización.

Nos leemos.

Nocturna IV



Caer Rápido ¦o¦ Caer FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora