Pesadilla

1.6K 171 3
                                    

«Tan hermosa criatura, por encima de cualquiera de sus expectativas. Y alguien así había escogido a Blitzo. Casi parecía un sueño imposible, pero él jamás había aspirado a algo así. Ellos habían comenzado como algo casual, una excusa que se volvió algo más.

Verosika había estado bebiendo en un bar, insultando a algún idiota en el mismo lugar que Blitzo solía acudir para buscar una distracción. En realidad, fue Verosika quien ocasionó la pelea, solo por pura diversión. Blitzo notó como ella lanzó una de esas botellas decorativas en el bar y luego culpó a otro demonio. Ella se rio con tanta fuerza y luego esquivó un par de borrachos con la gracia de alguien que había hecho eso miles de veces. Blitzo encontraba ese tipo de caos su campo de juegos y no tardó en unirse a la provocación, imitando voces y usando algo de ventrílocuismo para marear a los borrachos sobre a quién y a quién no golpear. Desde extremos opuestos del lugar, Verosika y él intercambiaron miradas y ella volvió a reírse con un deleite tan dulce que Blitzo quiso escuchar su voz de cerca. Cuando todo se salió de control, Verosika lo tomó de la mano y ambos huyeron en su auto, sin parar de reír. Ellos fueron a un restaurante abierto en la noche para gente como ellos y otro caos surgió ahí. Ambos eran una mala influencia. Lo supieron desde el inicio. Las señales estuvieron ahí. Ellos se entendían por eso. En menos de veinticuatro horas, Blitzo se encontró en el departamento de Verosika y no salió de ahí por dos semanas solo para terminar forjando una relación. Fue intenso, divertido y caótico. Algunas cosas se incendiaron y cientos de cosas fueron destruidas. Mucha gente salió herida, pero ellos podían actuar como si no les importase nada ni nadie.

Excepto ellos dos.

Eran malas influencias. Uno peor que el otro. Blitzo perdió cada trabajo que intentó tener porque no podía parar. Verosika era adictiva, con sus malas ideas, su vida glamurosa y su sentido del humor tan cruel como el suyo. Ella comenzó a fallar en sus contratos, festejando en la noche y durmiendo en el día, constantemente buscando la adrenalina del caos que la música o el sexo no podían darle. Ambos se cuidaban la espalda. Ambos se destruían constantemente. Verosika no podía negarse cuando él le susurraba alguna mala idea. Blitzo se encontraba bajo su hechizo el segundo en que ella lo miraba de esa forma que solo prometía problemas.

Pero después de destruirlo todo y a todos a su alrededor, solo ellos quedaron solos. Así que comenzaron a destruirse y a recoger los pedazos como si no fuese nada. Una y otra vez. Blitzo no la juzgaba cuando quería hacer cosas peligrosas y descuidadas. Verosika solo se reía cuando él se desarmaba hasta hacerse polvo. Y si uno quería salvarse, el otro estaba ahí para arrastrarlo de regreso.

Blitzo podía oír sus voces entremezcladas como una pista de música en repetición. Siempre era lo mismo. Y a veces Verosika y él intercambiaban frases porque al final querían lo mismo. Volver, destruirse e irse. Repetir.

— ¿Quién va a aceptarte como yo?

— No existe otra persona que mire tus más oscuros deseos y no huya. Excepto yo.

— ¿Ahora quieres ser mejor? Si ni siquiera puedes ocultar que deseas venir conmigo.

— Sí, sí. Ya sé que esta es la última vez. Te oí alto y claro las ocho veces anteriores que lo dijiste.

Siempre iniciaban con algún chantaje o frase dulce.

— Yo siempre estaré para ti... Porque solo yo puedo aceptarte tal cual eres.

— Siempre estaré para ti ¿Por qué fingir orgullo cuando nos encontramos de vuelta a esto?

Pero siempre llegaban al punto de no retorno. Y el primero que quisiera escapar sería el villano de su pequeña historia de destrucción.

Caer Rápido ¦o¦ Caer FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora