Stolas cruzó el portal y se sorprendió al encontrar la oficina de I.M.P. en completo silencio. Una de las orejas de Loona se elevó un segundo antes de que ella lo mirase con la expresión que siempre le dedicaba: absoluto desinterés.
— Ellos están en una misión.
— Oh...
Loona enmarcó una ceja, esperando que él dijera algo y giró los ojos.
— No sé cuánto se van a demorar.
— Yo... entiendo. —Stolas se aclaró la garganta, sintiendo la tensión en su voz— ¿Blitzø no te permite ir con ellos?
Loona se hundió más en su asiento y gruñó mirando fijamente su celular.
— A menos que sea como carnada. Y solo si es seguro. —Loona dejó su celular sobre la mesa y lo empujó lejos de ella con fastidio— Blitzø me escribió para decirme que están luchando por el alma de un tipo contra querubines. Me ofrecí a ir y dijo que era muy peligroso.
Stolas contuvo su comentario porque sabía que no ayudaría. Pero los querubines eran agentes del bien, con un código moral tan alto que ni siquiera podían atentar contra la vida de demonios. Sus poderes eran extremadamente limitados y si Blitzo estaba luchando contra unos, debía tratarse más de una batalla moral que una física. Totalmente inofensiva.
— No tienes que decirlo. Lo sé. —Loona apoyó su cabeza sobre el respaldo y cruzó su brazos— No me importa.
Pero lo hacía.
Stolas lo notó. En la forma en que se abrazaba a sí misma para protegerse hasta de sus propios sentimientos y la manera en que miraba hacia un lado porque de seguro se había dado cuenta que al hacer contacto visual con alguien, sus sentimientos quedaban expuestos. Sus labios estaban apretados y sus mejillas ligeramente infladas. Stolas detectó que todos esos rasgos eran idénticos a Blitzo.
Si Stolas era sincero, no le agradaba el irrespeto que Loona mostraba hacia él. No por ser un príncipe, sino porque era adulto, un padre y... algo de Blitzo. Pero viéndola ahí, sola, Stolas se recordó que Loona en realidad no tenía muchos años de diferencia con Blitzo, Millie y Moxxie. Ella era una adulta joven en muchos sentidos, pero seguía siendo adolescente en otros, exactamente igual que Octavia. Y Loona no quería admitirlo, pero ella en verdad quería participar en el negocio familiar, no ser solo la secretaria que se quedaba protegida y segura.
Además...
— Eres una can infernal. —Stolas avanzó hasta ella y caminó alrededor del escritorio, meditabundo— No está en tu naturaleza quedarte sentada contestando llamadas.
Más aún, un can infernal tenía un instinto natural de proteger a otros, principalmente a quienes marcaban como suyos. Y aunque ella no quisiera admitirlo, seguramente Loona debía sufrir a un nivel primitivo el ver a Blitzo irse al mundo humano y no estar ahí para protegerlo. Además, que, como algunos demonios, los canes infernales eran sociables. No debía ser agradable para ella quedarse completamente sola esperando el regreso del resto.
Eso explicaría por qué solía abandonar la oficina tan fácilmente y asistir a lugares públicos, como tiendas de ropas y cafeterías.
— ¡Es lo que Pap— Blitzø no entiende! —Loona no se movió de su lugar, pero estaba siguiéndolo con su mirada— Soy un demonio, igual que ellos y ¿Quiere protegerme de querubines? Es...
— ¿Insultante? —Stolas aventuró, dando largos y lentos pasos entorno a su escritorio.
— Denigrante. Sí. —Loona gruñó, cazándolo con la mirada— Tú no entenderías.
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Caer Rápido ¦o¦ Caer Fuerte
Hayran Kurgu«Helluva Boss» [Stolitz] Capítulos auto concluyentes. [Drabbles/Divergencia de Canon] A Stolas le tomó un paso en dirección de Blitzo para enamorarse. Fue rápido, fue inocente y fue intenso. Blitzo perdió el número de pasos que tuvo que tomar para p...