La imagen seguía ahí en su mente.
Stolas no podía dejar de recordarla. Aún en momentos inesperados donde su mente debía estar en completa concentración. Pero él jamás había tenido algo así con nadie. Su único amigo era Blitzo y técnicamente había sido un amigo por alquiler. Años después y seguía siendo lo mismo ¿No? Ahora Blitzo era su amante rentado.
Oh...
Y ahí era cuando sus pensamientos se oscurecían y su corazón se encogía.
¿Qué tan despreciable era él para que la única compañía agradable que tenía era a través de una transacción? Sí, otros demonios poderosos hacían exactamente lo mismo, usualmente con íncubos y súcubos, quienes absorbían poder a través del acuerdo. Entonces ¿Por qué Blitzo? ¿Por qué entregarle su grimorio, el objeto más crucial en su vida, a cambio de una noche?
Porque fue su amigo.
Porque quería que fuesen amigos.
Pero Stolas no sabía cómo hacer conexiones con otros. Como uno de los demonios más poderosos en todo el Infierno, él estaba acostumbrado a que sus interacciones fuesen por conveniencia. La única relación real que había tenido era Octavia, pero a veces se preguntaba si no era otro tipo de conexión atada por algo ¿Ella siquiera lo encontraría tolerable si no fuese su padre?
Stolas bajó el libro que había intentado leer y del cual no pasaba de la primera línea porque su cerebro no dejaba de pensar en la escena que había presenciado entre Blitzo y Millie. Él estaba seguro de que aún si no fuesen jefe y empleada, seguirían siendo amigos. Stolas temía pensar en qué ocurriría si no tuviese atado a Blitzo con su grimorio.
¿Qué tan patético era que llamó amigo a un niño que conoció por horas y que fue enviado a robarle? Y que luego ese imp, ya un adulto, había entrado a su habitación para volverlo a robar, pero en su lugar había decidido quedarse con Stolas.
Ese era el problema.
Ese era su sufrimiento.
Blitzo había decidido quedarse y Stolas se aferraba a eso como si tuviese un gran significado. De la misma manera en que Stolas se aferraba como un mortal a la promesa de una deidad, él vivía por cada halago que Blitzo le diese. Cosas que no eran necesarias decirlas. Stolas cerró su libro y dejó que este flotase de regreso a su biblioteca. En su lugar se encaminó a su baño personal.
Stolas no creía que Blitzo supiera, pero esa en verdad esa era su habitación y solo de él. La pluma que Blitzo había encontrado de Stella solo era un recordatorio de toda la farsa que envenenada el alma de su esposa y de él.
Desde el principio de su matrimonio, Stella había actuado incómoda con el concepto de que su espacio personal fuese el mismo que Stolas y no tuviese un lugar para ella. Lo cual, él entendía. Ambos eran unos extraños, ridículamente jóvenes y empujados a un matrimonio que requería procrear. Así que uno de los primeros regalos que Stolas había hecho para su esposa fue darle el ala sur, para que ella tuviese su propio espacio y pudiese dedicarse a sus hobbies. Pero al inicio Stella no había podido usar esa ala porque las familias de ambos estaban presionándolos constantemente con la concepción de un heredero. Después, cuando Stella había cumplido con su parte, su humor empeoró. Nunca había sido una esposa suave o amable pero la futura llegada de Octavia solo la puso más volátil. Stolas sospechaba que se debía a que todo el mundo esperaba que Stella fuese maternal de la noche a la mañana y la juzgaban duramente ante cualquier decisión que tomase. La gente no esperaba lo mismo de Stolas, ellos en realidad se sorprendían y lo felicitaban por las cosas más básicas. Eso molestaba más a Stella porque en ella era una obligación y en Stolas un acto de heroísmo. Pero cuando Octavia mostró signos de independencia, Stella comenzó a acudir a su habitación ala en el palacio. También fue un alivio para Stolas. Pero al principio fue poco a poco, luego con mayor regularidad. Pero otra de las obligaciones de Stella era la parte social de su matrimonio. Fiestas, eventos, visitas, regalos y todo lo que implicase roce entre la élite. Y cuando esas cosas pasaban, ellos tenían audiencia. Por lo que esperaban que ellos siguieran la farsa hasta el final. Stolas sabía que era un sabor agridulce para Stella que en las noches de esos eventos donde ella era el centro de atención, tuviesen que terminar con ella volviendo al dormitorio de Stolas. Porque por lo menos Stella hacía su parte del trabajo, a pesar de su patético esposo.
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Caer Rápido ¦o¦ Caer Fuerte
Fanfiction«Helluva Boss» [Stolitz] Capítulos auto concluyentes. [Drabbles/Divergencia de Canon] A Stolas le tomó un paso en dirección de Blitzo para enamorarse. Fue rápido, fue inocente y fue intenso. Blitzo perdió el número de pasos que tuvo que tomar para p...