JULIANA
—No tenía ninguna fe en ti, sobre todo al principio —me suelta Ivana.
No me molesta su sinceridad, sé que no lo dice con mala intención y, en realidad, yo tampoco la hubiera tenido.
Estoy en su apartamento, esperando a que llegue Val. Ha pasado la tarde con el grupo de estudio al que continúa ayudando a pesar de haber dimitido de su puesto de adjunta.
—Fuiste tú la que la empujó en mis brazos. Literalmente.
—Ya, bueno, pensaba más en algo esporádico sabes...
—Y yo parecía perfecta para eso, ¿no?
No hay reproche en mi voz. Por alguna razón, ya no me siento inclinada a pelear esa clase de batallas. Ivana se encoge de hombros y esboza una mueca de culpabilidad.
—Lo siento.
—No te disculpes —replico, restándole importancia—. La verdad es que era perfecta para eso.
Echa un vistazo a la mochila que hay junto a mis pies y, tras unos segundos, parece decidirse a poner voz a lo que ronda su mente.
—Le va a encantar, Juliana, pero... —Titubea, y que Ivana dude en expresar lo que piensa me inquieta. Por regla general, la mejor amiga de Val no suele callarse nada—. Tengo la sensación de que vas a romperle el corazón.
Bajo la mirada y hago lo posible por ordenar mis pensamientos de forma que pueda hacerle entender —y pueda entender yo—, lo que siento por su amiga.
—Val es, con diferencia, lo mejor que me ha pasado. Lo único bueno que me ha pasado —me corrijo de inmediato—. Nunca le haría daño de forma intencionada...
El tintineo de unas llaves en la entrada interrumpe la conversación. Me pongo en pie en cuanto Val asoma tras la puerta cargada con varios libros y un montón de carpetas. Su mirada oscila entre Ivana y yo.
—Iba a llamarte ahora —me dice, regalándome una sonrisa exhausta.
No creo que pueda cansarme nunca de verla sonreír, y asumir esa certeza, junto con lo que supone, ya ni siquiera me sorprende. Me acerco a ella y la libero del material que lleva entre las manos para luego robarle un beso.
—Estoy agotada —comenta—, pero Ivana libra hoy. Había pensado en llamar a los demás y salir por ahí a divertirnos un poco.
No me cuesta adivinar que también ella está inquieta. Nuestra particular cuenta atrás toca hoy a su fin y quizás esta noche todo comience de nuevo a ir mal... Rodearse de sus amigos es su forma de ganarle terreno a ese temor. Sin embargo, mis planes para esta noche son otros.
—Creo que hoy me iré a la cama pronto —comenta Ivana, para sorpresa de Val—. ¿Por qué no salen solo ustedes dos?
—¿Estás bien? —replica Val, con cierta preocupación—. Podemos quedarnos si te encuentras mal.
Que Ivana quiera quedarse en casa un viernes no es lo más habitual y, por lo que sé, no va a hacerlo de verdad. Lo único que hace es mantener el plan que hemos trazado antes de que llegara Val.
—Salgan ustedes. De verdad que estoy bien. Jacob vendrá más tarde —agrega, para darle credibilidad a su mentira.
—Mmm Entonces vamos, iremos a dar un paseo —la animo, tomándola de la cintura.
Ivana le hace un gesto con la mano, indicándole que no hay problema.
—Anda, márchense y hagan todas esas cosas malas que yo haría —bromea, y Val parece relajarse.
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Hasta Aquí
AléatoireUn poco de todo, intensidad y romance. Al final, eres un cielo, un cielo lleno de estrellas, mi cielo, mis estrellas.