Con la cabeza en las nubes

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—Tenemos hasta las 2:00 p.m. para entrenar para los clasificatorios. ¿Quieres ir después de terminar el desayuno? —preguntó Jake, sirviendo cereal en su tazón.

Físicamente estaba a su lado, sentado en la barra de granito de la cocina comiendo una tostada francesa; pero mentalmente me encontraba sumergido en el océano de mis pensamientos, por lo que fui incapaz de responder a su pregunta.

—Austin... ¡Austin! —Chasqueó sus dedos frente a mi cara.

El susto no solo hizo que dejara caer mi tostada en el plato, sino que también consiguió hacer que espabilara. Descolocado, me giré hacia él.

—¿Qué ocurre?

—Te estaba preguntando si querías que jugásemos un rato al Fort...

Mi móvil comenzó a vibrar, interrumpiéndolo. Le indiqué a Jake que aguardase un segundo mientras revisaba quién era. Para mi grata sorpresa, cuando lo levanté y vi el identificador de llamadas, este justamente ponía el nombre de la persona con la que estaba deseando hablar.

—¿Cómo estás?... —contesté inmediatamente, quizás demasiado emocionado—. Digo, ¿hola? —Cambié a un tono de voz más serio y distante.

—Ya noté tu emoción, no trates de disimularlo —dijo Kate, riendo.

Fruncí los labios y me di un golpe en la frente con la palma de la mano.

—De acuerdo, me atrapaste...

—¿Qué vas a hacer esta tarde?

Al escuchar su pregunta, no pude contener la emoción. Me bajé del taburete y comencé a dar saltitos por toda la cocina.

—Esta tarde tengo un... —Vacilé al ver a Jake.

Se suponía que los chicos y yo íbamos a participar en un torneo clasificatorio para el mundial de Fortnite. No quería dejarlos tirados, no después de haber estado entrenando todo el verano, pero Kate básicamente me estaba invitando a salir, y yo estaba loco por ella. ¿Qué se suponía que hiciera?

Salí de la cocina para que Jake no pudiera oír el resto de la conversación.

—Estoy libre.

—¡Genial! —exclamó ella—. Entonces puedes pasar por mí, y luego podemos ir a ver una película.

—Po... Por supuesto. Nos vemos más tarde. —me despedí y cerré la llamada.

Era un hecho, iba a tener una segunda cita con Kate a menos de veinticuatro horas de haber terminado la primera. Si eso no era el universo diciéndome que ella era mi media naranja, entonces no sabía qué fuese.

¿Me sentía mal por abandonar a mis amigos por una chica? Si consideramos que estaba quebrantando la que probablemente era la ley más sagrada del Libro de La Amistad, entonces sí. Pero ¿era eso suficiente para detenerme? ¡Pues claro que no! El amor estaba tocando a mi puerta, y ¿quién era yo para ignorar su llamado?


Como era de esperarse, el 95% del tiempo que estuve con Kate estuvo plagado de silencios incómodos. Y aunque me esforzaba en buscar qué hacer o decir para que pudiésemos entablar una conversación, simplemente no conseguía conectar con ella.

Lo más frustrante de todo era que, a pesar de que ella había sido la de la idea de salir conmigo, ni siquiera parecía importarle que yo estuviera ahí. Aun así, seguía empecinado con la idea de que ella era el amor de mi vida, por lo que no pretendía rendirme tan fácilmente... ¡Iba a conquistarla a como diese lugar!

Al acabar la función, volví a la carga con mis intentos de sacarle conversación.

—¿Qué te pareció la película? —pregunté, mientras caminábamos fuera del cine.

Half Blood: Destiny - AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora