—Austin...
Podía oír una voz suave y grácil llamando mi nombre a lo lejos. Se sentía como estar en un sueño, uno en el que no había nada más que frío y oscuridad.
—Austin... —repetía la voz incesantemente.
No sabía dónde estaba, o cómo había llegado ahí. Por más que buscaba a mi alrededor, no conseguía ver nada. Aun así, escuchaba a la voz acercarse con cada llamado. Quería ir hacia ella, pero no sabía cómo llegar hasta dónde estaba.
De repente, sentí el toque gentil de una mano que se posaba sobre mi mejilla, y la voz que me llamaba empezó a escucharse como si estuviera justo frente a mí. Estiré la mano hacia adelante tratando de alcanzarla. Una fina abertura se dibujó en medio de toda la oscuridad, dejando entrar un ínfimo rayo de luz al reino de tinieblas en el que me encontraba.
—Austin, tienes que despertar...
Caminé hacia la abertura e intenté pasar mis dedos a través de ella, consiguiendo que se abriera ligeramente, como si de una puerta se tratase. Continué empujando hasta que la puerta se abrió en un perfecto rectángulo de luz.
Sin dudarlo demasiado, atravesé aquel luminoso pasadizo...
Mis ojos se abrieron con pesadez. Lo primero que vi al despertar fue la luz del sol colándose con sutileza entre las verdes hojas del árbol del cual estaba recostado.
—¡Estás bien! —exclamó la voz, en un tono de alivio.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al verlo...
Se encontraba agachado frente a mí. Los rayos de luz daban directamente en su cabello, haciendo resaltar aún más sus opacos mechones dorados. Me miraba con los mismos ojos llenos de brillo y me dirigía la misma sonrisa enorme e infantil con su diente ligeramente astillado. Llegué a pensar que se trataba de una ilusión, pero después de unos segundos me di cuenta que no era así...
Era Jake.
—¿Estamos muertos? —pregunté, desconcertado.
—No. Estamos vivos... Ambos los estamos —respondió antes de tomarme entre sus brazos.
Al oír eso, no pude resistirme y me lancé desesperadamente hacia él, entregándome a su abrazo y estrechándolo con fuerza. No podía creer que siguiera con vida, no después de haberlo visto morir.
—¿Cómo es que estás vivo? Tu corazón había dejado de... —Me detuve para mirar hacia su silencioso pecho—. No tienes...
—¿Qué? ¿Pulso? —Me soltó para mirarme a la cara—. Tú tampoco tienes, Austin.
Jake tenía razón. Tras despertar luego de mi enfrentamiento con Cornelius, en ningún momento fui capaz de sentir los latidos de mi propio corazón, así como tampoco los de Callahan.
—¿Entonces cómo sabes que estamos vivos?
Me indicó la capilla con su dedo.
—No creo que en el cielo tengan una diabólica capilla en ruinas. —Se carcajeó. Entendía su punto, aunque era verdaderamente atrevido de su parte asumir que, de haber estado muertos, yo habría terminado en el cielo—. Además, míranos... —Señaló nuestra ropa. Bajé la mirada y me di cuenta que, a pesar de que seguía llevando la misma camiseta curtida y desgarrada en el pecho, ya no tenía ni una sola herida, tampoco Jake—. Si estuviéramos muertos, estoy seguro de que ya no llevaríamos estos harapos puestos.
—Eso significa que... Callahan, Cornelius...
—Todo fue real.
Me llevé las manos a la cara.
ESTÁS LEYENDO
Half Blood: Destiny - Afterlife
FantasyDespués de una vida de burlas, decepciones y rechazos, un adolescente con una terrible actitud es chantajeado por sus tres amigos para emprender un viaje al bosque en la víspera de su cumpleaños número diecisiete. El objetivo era sencillo: tomar fot...