Muerte y renacimiento

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—¡¿Qué diablos acabas de decir?! —preguntó Tyler, alterado, pero en voz baja.

—Dije que estoy enamorado de ella y quiero decírselo —repetí mientras trataba de resolver el ejercicio del pizarrón.

—¡Eres un verdadero idiota! —exclamó él sin miramientos.

Las risas y murmullos de todos en el salón no se hicieron de esperar, al igual que la mirada enojada que nos lanzó nuestro profesor de trigonometría.

—Señor Pierce, ¿qué cree que está haciendo? —Se acercó caminando lentamente hacia nosotros.

—Lo siento, señor Collins. Es solo que Austin no está pensando con claridad y necesitaba hacerlo entrar en razón —respondió Ty—. ¿No es así, Ryan?

—Es cierto —afirmó él—. ¡Austin ha enloquecido, profesor! —Meneó la cabeza en señal de desaprobación.

El señor Collins se llevó las manos a la cara y tomó un profundo respiro.

—Señor Sloan, más le vale que recupere su cordura lo antes posible para que sus amigos no sigan gritando en mi clase, o de lo contrario, me veré obligado a enviarlos a la oficina del director —advirtió, levantando sus blancas cejas.

Tragué saliva.

—Está bien, profesor. —Bajé la mirada hacia el cuaderno, apenado.

—Llévenlo afuera para que tome aire —indicó el señor Collins. Se dio media vuelta y volvió al frente para seguir con la clase.

Tyler, Ryan y Jake se levantaron de sus asientos, me tomaron de los brazos y me sacaron a rastras del salón. En cuanto llegamos al pasillo, me dejaron en la pared frente a la puerta, a un lado del bebedero.

—Austin, no puedes estar enamorado de esa chica —dijo Ryan, tratando de hacerme entrar en razón.

—Sí, viejo. Después de las citas y la cena, no es posible que creas que ustedes están destinados a estar juntos.

—Olvida el que sea para ti o no. —Jake colocó su mano en mi hombro y me miró con preocupación—. La has conocido por una semana. Te estás apresurando.

—El tiempo no importa, importa lo que siento por ella —contesté, risueño.

—Olvida el estúpido tiempo también, ¡olvídalo todo! —Ty suspiró—. El problema aquí es que te enamoraste solo. Kate se está aprovechando de ti.

Quizás él tenía razón. Viendo lo visto, era obvio que Kate no estaba realmente interesada en mí, pero por algo dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver...

—¡Claro que no! —exclamé, reacio ante su declaración—. Ella siente lo mismo.

Frustrado, Jake pegó la cabeza contra la columna de la pared.

—No quería tener que llegar a esto, pero no me dejas otra opción... Ryan, la lista —ordenó Tyler, chasqueando los dedos.

Ryan sacó su móvil del bolsillo, lo desbloqueó y comenzó a buscar en sus notas.

—¿Qué está haciendo? —indagué.

—Tú cállate.

—Aquí está: Dove Williams, sexto grado; Jennifer Arias y Scarlett White, séptimo grado; Liana Ricci, octavo grado; Ana Evans, Alexis Mitchell y Dianna Lane, noveno grado —recitó Ryan.

—¿Reconoces los nombres? —me preguntó Ty—. Son todas y cada de una de las chicas que te han gustado desde que nos conocimos. ¿Necesitas que te recuerde que pasó con ellas?

Half Blood: Destiny - AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora