Resentimiento y heroísmo

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Creo que no es necesario decir lo que estaba pasando, aunque voy a hacerlo de todas maneras; ya saben, en caso de que alguno todavía no se haya enterado: ¡estábamos a punto de ser asesinados por un vampiro y su buen amigo, el hombre lobo!

Nos encontrábamos en un claro mágico en las profundidades del bosque y acabábamos de recibir lo que se podría interpretar como una clarísima amenaza de muerte. Cualquier persona en su sano juicio hubiese salido despavorida de haberse encontrado en aquella situación, pero ¿nosotros ¡Nosotros nos quedamos completamente petrificados!

Mientras mi capacidad para respirar continuaba disminuyendo con cada segundo que pasaba, los latidos de mi pobre corazón se aceleraban cual Ferrari recién sacado del concesionario.

Veíamos cómo el vampiro examinaba a cada uno de arriba abajo mientras el lobo empezaba a rondar lentamente a nuestro alrededor.

Quería correr, pero mis piernas no respondían.

—¡Oh, vamos! No va a ser divertido si solo están ahí quietos —dijo el vampiro, incitándonos a movernos—. Se supone que sea una súper emocionante cacería por el bosque, una lucha por la supervivencia. Aunque, seamos honestos, ninguno tiene ni la más mínima oportunidad de sobrevivir. —Soltó una carcajada.

Miré de reojo a mis amigos, quienes permanecían inmóviles. Si alguno tenía un plan o intención de hacer algo, no lo demostraba en lo absoluto.

—Bien. Si ninguno va a correr, supongo que tendré que matarlos sin más... A estos jóvenes de ahora ya no los hacen como los de antes. —Suspiró, decepcionado. El vampiro avanzó hasta estar frente a mí—. Tú... Ya te tenía el ojo puesto desde el observatorio, así que empezaré contigo. —Me cogió por el cuello y me levantó. A continuación, empezó a olisquearme como si fuese un delicioso filete recién cocinado.

¿Existe algo capaz de generar reacciones tan opuestas como paralizarnos e impulsarnos? Por extraño que esto pueda sonar, la respuesta es sí. El miedo es una de las emociones más poderosas y difíciles de controlar. En algunos casos, se entierra en el corazón y te destruye silenciosamente; y en otros, despierta el coraje en tu interior y te otorga fuerzas para luchar.

Si bien es cierto que no todos reaccionamos de la misma forma ante esta singular emoción, hay algo en lo que todos podemos estar de acuerdo, y es que el miedo nos hace sentir vivos.

Créanlo o no, la muerte en sí no es ni de cerca la cosa más aterradora del mundo... Los momentos antes de esta lo son. Tensión, desesperación, vulnerabilidad; es todo lo que sentimos previo a la llegada de nuestra hora final lo que realmente nos hace valorar nuestra vida y pensar en cuán desesperadamente queremos que nuestro corazón siga latiendo. ¿Y todo por qué?, ¿porque en serio queremos seguir viviendo, o porque nos aterra la idea de descubrir lo que hay más allá de la muerte?

El pánico se apoderaba de cada centímetro de mi cuerpo. Sabía que, si no hacía algo, ese iba a ser mi fin.

Cerré los ojos y me dije a mi mismo: «No es momento de estar asustado. No quiero morir... Y si lo hago, no quiero que sea teniendo miedo».

Un recuerdo fugaz se cruzó por mi mente, tornándose al instante en la chispa de una idea casi demasiado temeraria. Metí la mano en el bolsillo de la chaqueta tan rápido come pude y tomé la navaja que aún conservaba ahí. Intenté desesperadamente abrirla con una sola mano, cosa que se me complicó más de lo que me hubiese gustado. Después de lo que se sintió como una eternidad para mí (seguro no fueron más de un par de segundos), por fin logré hacerlo.

Tomé aire y me mentalicé. Existía una gran posibilidad de que esa fuese la última cosa que hiciera en la vida; sin embargo, tenía que intentarlo, pues quizás era mi única oportunidad de salir vivo de aquel bosque.

Half Blood: Destiny - AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora