Una pelea a vida o muerte

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No pasó mucho tiempo hasta que desperté.

Tenía la respiración agitada y estaba rodeado por un inmenso charco de mi propia sangre; sin embargo, ya no sentía dolor. Pasé la mano buscando el zarpazo en mi pecho y el mordisco en mi costado, pero ya no estaban. Cada una de las heridas que había recibido en la batalla habían sanado.

Escuché el crepitar de las llamas de la fogata. Fijé la mirada en el fuego, perdiéndome en su intenso resplandor.

«Debería estar muerto...», me dije a mí mismo, sin entender lo que estaba pasando. Mis pensamientos se vieron interrumpidos al oír el grito de una voz familiar:

—¡A... ALÉJATE DE MÍ! —Los jadeos que escapaban de su boca eran casi tan fuertes como para opacar sus palabras; aun así, fui capaz de reconocer su voz inmediatamente...

Era Jake, seguía vivo.

Me volví en la dirección de la que procedía el grito y vi cómo mi hermano, maltrecho, intentaba escapar de Callahan. El vampiro ni siquiera se esforzaba en correr tras él. Desvalido, Jake se detuvo por un segundo. Se veía más que agotado. Llevaba tanto la cara como los brazos cubiertos de sangre, y la ropa la tenía hecha jirones. Callahan se acercó a él y lo levantó por el cuello.

—Ya es hora de partir al más allá, mocoso —dijo, tomando su brazo derecho para morderlo.

Sin pensarlo dos veces, me levanté y grité para llamar la atención del vampiro:

—¡Oye tú, idiota! —Ni siquiera sabía de dónde me había sacado la fuerza para ponerme de pie—. Deja en paz a mí hermano, ¿quieres?

Callahan ni siquiera se molestó en voltear a mirarme, simplemente se ocupó en apretar con más fuerza el cuello de Jake. Se podía escuchar con total claridad el sonido que emitía mi hermano mientras se asfixiaba.

—Ya, ya. Espera tu turno para morir —respondió en tono de broma—. No entiendo porqué estás tan desesperado por ir al otro lado.

—Suelta a mí hermano en este instante si no es que quieres acabar igual que tu estúpida mascota —le amenacé.

—¿Quieres que crea que enfrentaste a Cornelius? Estarías muerto si lo hubieras hecho, niño. ¿Cómo esperas que te crea si ni siquiera estás herido?

Sinceramente, no sabía cómo explicarle porqué ya no estaba herido (porque yo tampoco lo entendía, vaya).

—Bueno, tú no ves a tu mascota por aquí, ¿o sí? —me limité a decir.

—Oh, ¿entonces mataste a Cornelius?

—Nah, tan solo pateé su pulgoso trasero. —Me encogí de hombros y solté una carcajada—. Pero a ti... —Dejé de reír y le dirigí una mirada tan fría como el hielo— a ti sí que pretendo matarte.

—¿Estás amenazándome? —cuestionó, incrédulo—. ¿Qué acaso estás loco, niño? Soy un vampiro, y los vampiros odiamos las amenazas.

—Bla, bla, bla. ¿Vas a parlotear toda la noche, o vas a venir por mí? —pregunté de forma altanera.

—Vale, niño. Ya estoy harto. Solo por tu insolencia se acaba de adelantar tu turno en la fila para ir al más allá. —Bajó a Jake y, seguidamente, le dio un manotazo que lo mandó directo al suelo.

¡Misión cumplida! Callahan ya no estaba concentrado en Jake, aunque eso solo significaba que ahora su atención estaba centrada en mí... No estaba seguro de cómo se suponía que iba a pelear contra un vampiro, pero ya había vencido a un hombre lobo; digo, no podía ser tan difícil ahora que sabía a lo que me estaba enfrentando. Así que esta vez no iba a ir a la batalla desarmado. 

Half Blood: Destiny - AfterlifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora