Capítulo 47

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La vida tiene cosas mágicas, los atardeceres, el mar, el cielo, la música y algunas personas.

Pasaron muchas cosas durante los últimos días

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Pasaron muchas cosas durante los últimos días.

Pero algo pedía su atención; su madre estaba resfriada, e intentaba ayudarla en todo lo posible. 

Los resfriados eran comunes durante esa época, noviembre solía ser frío.

Era gracioso recordar que nació durante esa época, una en donde algunos sufrían y otros disfrutaban. En su caso, la disfrutaba lo mejor que podía.

Su cumpleaños estaba cerca, y esperaba pasarlo de forma amena.

—¿Necesitas algo más, mamá? —dijo, mientras levantaba la taza que anteriormente contenía té.

—No, muchas gracias, Koemi —su madre sonrió, apreciaba que su hija se preocupara por ella.

No le agradaba estar enferma, el dolor de cabeza y los estornudos eran horribles. Pero era aún más horrible hacer preocupar a sus seres queridos. 

—Lamento hacerte preocupar —Koemi giró para verla —. Mañana es tu cumpleaños, y yo estoy enferma, ese no es un buen regalo. 

Su madre intentó salir de la cama, fingiría si fuera necesario, no quería que su hija se sintiera mal por ella.  

Koemi sabía que su aparente mejoría no era verdad, necesitaba descansar. 

—No te fuerces. 

La convenció de recostarse de nuevo, aunque fue un poco difícil hacerlo. 

—¿Sabes? Hay muchas cosas materiales en el mundo que quisiera tener, pero, creo que el mejor regalo ahora, es tener una buena salud —sonrió, trataba de hacer entrar en razón a su madre —. Así que, por favor, descansa, el mundo no se acabará si te detienes por un momento. 

Su madre rio suavemente, no sabía de donde su hija sacaba ese tipo de frases. 

—Eres una buena persona, Koemi —pensó que, quizá fue el tiempo que pasó con sus abuelos. Varias veces, las personas mayores guardaban mucha sabiduría, y eran capaces de transmitirla.

—Intento serlo.

Creía que, la mejor manera de recordar a alguien era no olvidar sus enseñanzas, sus buenas enseñanzas. 

Eso era lo que trataba de hacer. Había escuchado que la vida podía ser como un café amargo, y que poco a poco puedes encontrar el sabor. 

Le parecía una linda frase.   

Cerró la habitación de sus padres, dejaría que su madre descansara. Habitualmente, solía ayudar con los quehaceres de la casa, pero esta vez, los haría todos ella sola.

Regresó a su habitación cuando terminó, estaba cansada. Debía ser difícil hacer eso todos los días. Admiraba a su madre.

Cuando su padre regresó, ambos hicieron la cena, no fue tan delicioso como lo haría su madre, pero al menos era algo decente.

𝐶𝑎𝑓𝑒í𝑛𝑎〈𝑆𝑎𝑖𝑘𝑖 𝐾𝑢𝑠𝑢𝑜〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora