27.

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Yongsun POV :

-Por favor, Sunnie-

Estaba cansada, el vuelo hasta aquí había acabado conmigo. No tenía ganas de seguir alargando esta situación.

-¿Quiere hacer algo más o...?

-Yo no quería hacerlo, te juro que no quería, pero ustedes me la quitaron, me quitaron a mi bebé y pensé que era lo justo- Carlos estaba irreconocible, su voz estaba tan quebrada cómo todo su ser.

El sucio cuarto apestaba a muerte, todas sus heridas estaban en un estado de putrefacción, había pasado meses entre su propio excremento, revolcándose entre orines y toda la suciedad que su cuerpo expulsaba, retorciéndose en la miseria.

Su barba había crecido al igual que su cabello, lo que aun le quedaba de pómulos resaltaban en aquella cara paliducha exhausta de la mala vida y desdicha. Sus ojos parecían querer salirse, tenía círculos morados debajo de estos, sus labios secos ensangrentados por la falta de hidratación. Cada palabra que decía era una tortura más para el, sus labios estaban casi pegados.

Era una pena que alguien cómo el terminara en esta situación, jamás imaginé tener que torturar a alguien que había amado.

-¿Por qué no me matas ya?

Era raro cómo está vez si lloraba lágrimas de sangre.

-Si me dices que le hizo a mi niña te digo que es lo que nuestra hermana dijo antes de irse-

Un sonido seco sonó en toda la habitación, el hombre que nos acompañaba no se movió ni un centímetro, a diferencia de Carlos que se retorció cómo el gusano que era.

Una de las cadenas que estaba suelta había impactado en su espalda, una y otra vez.

-Lo matará- me dijo aquel hombre mientras valientemente tomaba la cadena entre sus manos, así deteniendo mi inesperado castigo.

-Vuelves a decir otra tontería cómo esa y te juro que lo que has sufrido hasta hoy, será solo el paraíso-

Sentía mi cuerpo entero temblar, por un segundo sentí todo dar vueltas, sin esperar mucho regrese a mi posición inicial. Con un pequeño salto quedé sentada en una mesa de hierro que hace mucho habíamos guardado aquí en la cabaña.

Si mal no recuerdo está mesa papá la había hecho el mismo, por esa razón estaba tan mal estructurada, una de sus patas era más larga que las demás y varias imperfecciones sobresalían de ella. No quedaba rastro alguno de lo que un día fue, no quedaba rastro de aquella mesa que un dia sirvió para reparar mis juguetes favoritos. Ahora estaba oxidada al igual que las manchas de lo que suponía era sangre.

-¿Quien más a estado sobre esta mesa?

-Solo las personas que usted a traído.

-¿Y está sangre es de ellos?

-No lo creo, tengo entendido que la limpian cada cierto tiempo, creería que la que ha visto es solo la de este bastardo-

-¿Tienes VIH o alguna enfermedad así?- esta vez me dirige a Carlos.

-No ¿por qué? ¿Me quieres coger?

-¿Seguro?

-Muy seguro ¿por quién me tomas? Puedo ser lo que sea, menos alguien que permita contraer una pendejada de esas-

-Pero que imbécil- No pregunte nada más deseando que fuera verdad, ya que de lo contrario iba a estar muy jodida. Por estar queriendo ser melancólica había pasado mi dedo índice en una de las esquinas de la mesa, esta tenia sangre seca y justamente me había herido con esa área

Silencio (Moonsun) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora