Yo admiraba a mi madre, ella había sido siempre mi mayor ejemplo, amaba con todo mi ser a la mujer que me había dado la vida. Siempre había pensado que a pesar de sus malditos errores era lo mejor que la vida me había dado.
Siempre trate de no juzgarla, pase años tratando de no hacerlo de entender todo por lo que había pasado, me convencí de que mi madre no era la culpable de nada, que a pesar de todo me amaba tanto cómo yo a ella y sin importar nada siempre seríamos madre e hija. Entender su pasado no fue fácil, ponerme en su lugar y usar la poca empatía que tenía había sido muy díficil pero lo había conseguido, la había perdonado sin necesidad de que ella se disculpara. Mamá jamás había aceptado sus errores, en su realidad ella jamás se había equivocado, ella jamás me había lastimado, jamás había hecho que su hija quisiera no existir, ella jamás me había hecho sentir miserable y la peor persona en el planeta.
Fui una adolescente rota gracias a ella, me faltó todo el amor que a ella también le faltó. Me rompió cómo la rompieron a ella, al crecer quise hacer lo mejor posible para compensar algo que no era mi culpa, trate de hacerla siempre feliz porque me encantaba tener su aprobación, amaba que sus ojos brillarán de orgullo y que yo fuera la razón, amaba tener de que charlar con ella y conseguir un poco de su atención.
Jure que siempre estaría a su lado y siempre la defendería de todos, que la protegería de quien fuera. Me obligué muchas veces a callar las voces internas que me gritaban reproches hacia ella, nunca quise lastimarla con mis palabras, la defendía de quien fuera incluso si eso me costaba mi propia paz, odie y no perdone a quien la daño, dañe a quien alguna vez lo hizo y lo intento, cobré venganzas que no me correspondían solo para quitarle pesos de encima, cubrí sus engaños y la ayude a salir de muchos, mentí por ella y traicione mis valores solo por verla feliz, me preste a herir a personas que amaba a cambio de su felicidad.
Mi madre era mi mundo, pero yo no era el mundo de ella.
-Hey, ¿No tienes sed? - al otro lado de la celda escuché la voz del imbecil 1.
No contesté, no quería y no podía, estaba agotada de todo.
-Te estoy hablando, pregunté de buena manera si no tienes sed- la amabilidad lo había abandonado, golpeó la puerta que nos separaba pero no consiguió reacción alguna, su estupidez no me causaba miedo. -Tenian razón al decir que eres una maldita zorra sin educación, te crees mejor que los demás ¿No es así?-
De no estar tan cansada me habría reído en su cara, no podía ver más que sus ojos pero estaba lleno de cólera, era tan insignificante que no notaba que mi silencio hace mucho había dejado de ser para molestarlo de alguna manera.
-Si contesto a tu maldita pregunta ¿Dejaras de comportarte cómo una jodida perra?- al parecer mi voz había regresado.
-Me estás quitando toda la diversión, no me hagas entrar y divertirme por mi cuenta.
Estaba harta de ese tipo, desde que me habían traido no había parado de hablar incoherencias, era amable y al segundo se enfadaba, me dejaba sola alrededor de 5 minutos y luego oía nuevamente sus botas arrastrarse por todo el lugar, abría la pequeña ventanilla en la puerta, podía ver sus ojos y distinguir un pequeño destello de maldad en ellos aunque su voz trataba de fingir lo contrario, era un imbécil en todo el sentido de la palabra había venido a mi con una broma entre manos, había hecho la misma pregunta desde que llegué, esperando de manera infantil que cayera en ella para luego ir con imbécil 2 e imbécil 3 y tener algo por lo que sentir que había ganado.
El tipo tenía serios problemas de autoestima y se las estaba desquitando todas conmigo, él sabía que era nadie comparado conmigo y todo lo que yo hacía le parecía un grito de superioridad, Incluso si yo no estaba haciendo nada. Lo cual era una completa estupidez, tenia la cara magullada por los golpes, apenas me podía mover sin sentir que una costilla podia perforar mis órganos, apostaba lo que sea a que me veía cómo nunca antes, habia llorado, me había quebrado y humillado, estaba siendo el ser más miserable en la tierra y él aún así se seguía sintiendo inferior a mi.
No le tenía miedo, me daba lástima.
-Tengo sed ¿Me podrías dar un poco de agua?- Estaba dispuesta a escuchar su chiste sin gracia, no quería que me viera sufrir al respirar, escuchar su chiste significaba que se iría rápido, escucharlo significaba que no tendría que fingir que no estaba muriendo por dentro
-¿Quieres beber agua?- sus ojos brillaron de ilusión, por supuesto que lo hicieron y por supuesto que se lo que dirá, "tengo una manguera aquí abajo" era la cosa más obvia del mundo. -Abre la boca que te llevaré mi manguera-
La ventanilla se cerró de golpe.
Cuándo estuche su risa y estúpidas botas arrastrarse en la lejanía, dejé salir todo el aire que estaba conteniendo, tomé una nueva bocanada de aire y me permití sollozar del dolor, no me importó hacer ruido, ellos no estaban para saber qué sus golpes habían provocado algo más que sangre. Se fue dejándome en la completa oscuridad mientras el único sonido que se escuchaba era el de una niña herida.
Lloré por el dolor, dejé que las lágrimas corrieran y saliera todo lo que llevaba años conteniendo, estar tanto tiempo en la soledad me había hecho revivir sentimientos que había enterrado, recuerdos que prefería dejar en el olvido, lloraba porque dolía cómo la mierda respirar, pero dolía mucho más las heridas internas que un día me prometí sanar. Dolía saber qué el odio seguía vivo muy dentro de mi.
Quemaba el alma saber qué jamás pude dejar ir, que seguía siendo solo una niña herida.
Tenía que dejar de llorar pero no podía parar, era cómo si alguien hubiese apretado un interruptor y todo se hubiera desmoronado dentro de mí. Sabía que tenía que controlarme o no empezaría a pensar con claridad, necesitaba relajarme para poder tener un plan y salir de aquí.
Sólo sabía que imbécil 1, 2 y 3 eran igual, no los había podido ver directamente a la cara, solo sabía cómo sonaba la voz de cada uno, sabía que imbécil 1 no podía pronunciar la R y arrastraba los pies cómo si cargará el gran peso de mil vidas, que imbécil 2 tenía un acento extraño pero lleno de autoridad, que sonaba cómo alguien alto y apuesto, cómo alguien que te gustaría escuchar por un par de noches y que imbécil 3 se escuchaba siempre cansado, cómo si pesara 250 kilos y su cuerpo le suplicará por piedad.
Estaba empezando a tener fiebre, hacía mucho frío y no había nada más que la oscuridad para envolverme. La celda tenía olor a humedad, la habían construido para volver loca a la persona que fuera, no había cama, no había ventana, no había nada. Si me concentraba en algo que no fuera mi dolor podía escuchar el murmullo de voces lejanas, pero si me desconcentraba no había nada, eramos solo mi respiración y yo.
Tenía hambre, tenía sed, tenia ganas de tomar un baño para quitarme la sangre y la vergüenza que me cubrían por completo.
Estaba sucia y sola.
Todavía no perdía por completo la noción del tiempo, las rondas de los guardias me habían ayudado a calcular que no llevaba más que horas aquí, que apenas mi tortura empezaba y no había pasado ni siquiera un día desde que me habían traído. El ir y venir de imbécil 1, me habían ayudado a saber que no se detenía a ver a otra celda, por los murmullos sabía que si alguien más hubiera gritado cómo yo lo hice las primeras horas, lo habría escuchado. Por imbécil 3 sabía que tardaba en llegar porque era el único que recorría el lugar completo, era a quien mandaban a asegurar los alrededores. Gracias a imbécil 2 sabía que tenian un lugar en el que descansar y estar cómodos, su andar siempre autoritario y nada cansado me decía que no tenía nada más que hacer que vigilarme, su visita siempre estaba acompañada de un penetrante olor a perfume y menta.
Imbécil 2 era quien estaba a cargo, imbécil 2 tenía tiempo de siempre estar limpio, su tiempo de descanso para no hacer ronda era largo porque yo era la única persona a la que vigilaban.
No estaba en una cárcel, estaba encerrada en algún lugar lejos de todo y todos, era la única encerrada en ese lugar.
No estaba en una celda, estaba en una habitación de tortura.
Estaba en una casa de seguridad.
Estaba jodida.
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Holi, ¿Es muy tarde para retomar la historia y desearles un feliz año?
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Silencio (Moonsun)
Ficção Geral-Estoy enamorada de ti, intenté olvidarte y borrar lo que vivimos pero te quedaste grabada en todo mi ser, me marcaste sin querer y ahora no te puedo soltar, júrame que no me abandonaras porque yo jamás lo haré- Sin responder nada soltaste mi mano...