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Trabajar en este lugar me transmitía mucha paz, luego de haber tenido días difíciles me doy cuenta que este es mi lugar.

Al entrar al aula pude ver la sorpresa y alegría sincera en el rostro de mis alumnos, uno por uno cómo niños pequeños se iban acercando para asegurarse de que todo estuviera bien.

Con una sonrisa trataba de tranquilizarlos y explicar que aunque no había estado bien todo este tiempo, tampoco había estado tan mal. Desde luego que no les dije que mi enfermedad habia sido un corazón roto.

Al escuchar que solo había sido un gran resfriado se quedaron tranquilos, no culpó su curiosidad y la aparente preocupación que mostraban, en todos los años que llevo trabajando con ellos nunca había faltado ni un solo día. Ademas en mis años de estudiante yo también era curiosa y si mi profesor favorito faltaba, siempre quería todos los detalles.

-Bueno chicas y chicos, espero tengan listos los trabajos que teníamos pendiente. Estuve enferma pero no perdí la memoria-  y así empecé mi clase, con una sonrisa en medio de murmullos en desacuerdo, mientras sentía que otra vez mi vida tenia un poco de sentido.

* * *

-Es mi cumpleaños no puedes no venir-  El día de trabajo había terminado y por más que traté de evitarla en toda la tarde, a la salida no pude no topármela.

-Wheein, tengo mucho trabajo acumulado y lo sabes, mientras más me entretengas aquí más trabajo se me acumula-

-Vamos solecito no puedes negarme tu compañía en un día tan especial- dice con un intento de voz tierna mientras pone cara de cachorro lastimado -aún falta mucho tiempo para mi cumpleaños, el trabajo no puede ser excusa.

Suspiró tratando de buscar una salida, pero sus gestos me tienen completamente derretida, ella sabe que nunca podría decirle que no. -Y eso es justo lo que no entiendo, tu lo has dicho, falta media vida para tu cumpleaños y aun así no me dejas y sigues insistiendo cómo si fuera mañana-

-Insisto desde hoy porque sé cómo eres, se te olvidará o algo por el estilo-

Solo ella se creía esa mentira, no insistía por otra cosa que no fuera que las semanas anteriores había sido una jodida idiota conmigo y temía que yo, su tonta favorita ya no estuviera cómo perro faldero tras ella. un miedo muy tonto a decir verdad, si ella viera mas allá de su propio reflejo, sabría con seguridad que daría todo lo que no tengo a cambio de un poco de su atención.

O quizás lo sabia.

-Deja de preocuparte, nunca te he dejado sola y esta no será la excepción, pase lo que pase sabes que estaré para ti y si me quieres en tu cumpleaños, pues lo estaré-  Le dije tratando de mantenerme serena y no mostrar que moría por estar más cerca de ella. Sin previo aviso se lanzó a mis brazos para luego llenarme la cara de besos, cómo pude le correspondí.

Mentiría si digo que su risa no me movió muchas cosas por dentro y me hizo sentir mejor, ella sabía que tenía ese poder sobre mi. Wheein sabía que con una simple sonrisa yo estaba a sus pies, que con una sola mirada mi mundo se cambiaba. Wheein sabía que sus besos eran el mejor remedio.

Wheein era la mujer perfecta, era todo lo que yo deseaba en la vida, todo lo que le había pedido a la vida. Wheein era el amor de mi vida pero tenía un gran defecto. Yo no estaba ni cerca de ser el suyo.

  * * *

Llegando a mi apartamento pude notar que Moonbyul había estado aquí, sonreí con solo el recuerdo de ella siendo una jodida abusiva. Siempre entraba por las tardes cuándo yo no estaba, actuaba cómo si esta fuera su casa. No me molestaba que lo hiciera, este era su hogar y las dos lo sabíamos.

La pálida mujer de ojos bonitos con una actitud que molestaba igual que un grano en el culo, había sido la que siempre me habia acompañado en mis mejores y peores momentos, sin ella a mi lado la vida seria mucho más aburrida. Moonbyul era mi mejor amiga, yo no lo había deseado asi pero era lo que debía ser, era lo que teníamos que ser.

"Te deje comida en el refri, aprovechando que estaba cerca de tu casa, me prepare algo para mí y las sobras para ti, así me quedó más tranquila de que comas algo decente, duerme bien  y si necesitas algo llámame, no responderé pero llámame. Con un poco pero muy poco de cariño, Tú Moon "

Había dejado una de sus características notas sobre mi mesa y no pude evitar soltar una risa por lo cínica que puede ser, en unas cuántas palabras sobre un trozo de papel puede dejar marcada su abusiva personalidad.

Hago mi típico camino hacia mi habitación pero sintiendo una sonrisa extenderse por todo mi rostro junto a una rara sensación en el pecho que no puedo quitarme. Observo mis manos queriendo que la electricidad desaparezca de ellas, mi sonrisa se convierte en una nerviosa al no saber de donde viene todo esto.

Voy directo a mi clóset y mientras busco algo de ropa para dormir me doy cuenta que, posiblemente ese ser abusivo rebusco en mi clóset solo para llevarse otra prenda que jamás regresara a mis manos. Pienso en llamarla para reclamarle y pelearnos antes de irme a dormir, pero se que es en vano porque no me contestara la llamada, asi que no me queda de otra que dejar pasar su atrevimiento, no tiene sentido enojarme y gastar energías, si ella no esta para soportarme.

Ya en mi cama no pasa ni un segundo cuando siento su perfume impregnado en todo el lugar, sábanas y almohadas huelen a ella, sin querer otra sonrisa vuelve a aparecer en mi rostro, de a poco mis ojos se van cerrando, me siento tranquila. Me siento en casa.

Con su olor entrando por mis fosas nasales lo ultimo que mi mente visualiza antes de caer en un profundo sueño, es la imagen de Moonbyul sonriéndome.

Silencio (Moonsun) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora