"Una innumerable serie de estúpidas decisiones"
DANIELA
Vale, el titulo ya era bastante esclarecedor, pero quería pensar que no todo había salido tan mal.
Eran las diez y media de la noche, llevábamos esperando por lo menos cuatro horas para entrar en el estadio del Camp Nou. Y cada hora se había hecho mas eterna que la anterior.
La cosa era que me había dejado llevar por mi querida amiga, Carla, que era super fan del Barcelona y cada vez que este jugaba en la ciudad ella no se perdía la oportunidad de ir. Siempre había ido con su familia, con su padre o su hermano Lucas, pero en cuanto dejé caer un día que no me interesaba mucho el fútbol la cosa empezó a cambiar. Carla me había llevado a su terreno y ahora estaba sentada en los asientos más cercanos al campo, junto a su hermano.
Gracias a Dios que se lo había traido porque así iba a ser mas fácil escaquearme al baño cada vez que pueda.
Miré el móvil por enésima vez ese día. Estábamos a principios de verano, fecha perfecta para recibir emails de universidades y optativas académicas. Y me tenía de los nervios.
—¡Mira, por ahí salen! —gritó Carla a mi lado.
Para Carla era toda un poco más fácil. Ella estudiaba bellas artes, una carrera un poco peculiar para cualquier persona que quiere tener una vida normal. No es que el arte no fuera una carrera como cualquier otra, pero sí que era un poco más accesible en todos los aspectos.
Yo en cambio me inclinaba más por la rama de medicina. Una de las carreras más difíciles y menos accesibles que existen.
Puede que así se entienda mejor mis nervios.
Entonces todos los presentes empezaron a gritar, aplaudir y vitorear como locos. Lucas no era uno menos y por su grito casi se me cayó el móvil al campo.
—Por favor, que guapos todos. ¡Más guapo y no naces Pedri! —vitoreó Carla, y así de tranquila se quedó.
—¿Pero tu te estás oyendo? Que vergüenza tía —solté avergonzada.
—Pero si la mayoría están diciendo cosas peores, anda disfruta un poco.
—Creía que te gustaba el equipo por su estatus y estas cosas.
—Y por sus estrategia, sí, pero si encima le añades a un puñado de tíos buenos pues mejor que mejor, ¿no?
Madre mía.
Cuando por fin decidí fijar mis ojos en el campo pude ver a un chico un tanto peculiar. Todos los del Barcelona estaban sonriendo y divirtiéndose mientras charlaban y saludaban al equipo rival, mientras que él estaba serio y tenso. Yo estaba un poco lejos como para analizarlo pero lo suficientemente cerca como para notar que algo no iba bien en él.
—Ese es uno de los mejores —me dijo Lucas a mi espalda mirando hacia el mismo sitio donde estaba mirando yo—, es Gavi y es un puto maquina en el campo. No hay ningún ángulo que se le escape y es tan ágil que puedes colocarle en la posición que sea que se va defender de puta madre. Es un puto prodigio.
—También es uno de los más guapos —añadió Carla—, y la verdad es que para tener diecisiete es bastante bueno. En todos los sentidos de la palabra claro.
—Que pervertida estás, joder —le dijo su hermano.
Yo me quedé mirándolo un rato.
—Espera, ¿tiene diecisiete? —pregunté sorprendida.
—Casi dieciocho, sí.
Aparté la vista en cuanto él levantó la cabeza y creí que me plantaba una mirada extraña.
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Give me your love, darling
Teen FictionLa mejor manera de hacer las cosas nunca será la correcta. Un buen ejemplo es la historia de dos almas apasionadas y muy diferentes. Ambos aman lo que hacen y ambos no entienden la pasión del otro. Pero lo que siempre a dejado claro la vida, es que...