"¿Que puede salir mal cuando se mezcla atracción con anhelo?"
DANIELA
—¿Cuantas veces te he dicho que las zapatillas de fuera las dejes en el balcón?
Dejé de mirar a la pantalla cuando escuché a mi madre gritarme desde el pasillo de las habitaciones.
Suspiré, agotada de la mismas discusiones tontas de siempre.
—A ver, ¿que cosa tan mala he hecho para que me estés gritando tan temprano? —dije con un ápice de ironía en mi tono.
—Anoche estuviste todo el día fuera, sin ni siquiera mandar un mensaje, Daniela, —soltó con su irremediable tono agudo— y para colmo sabes que no me gusta que dejes las zapatillas con las que sales a la calle dentro de casa cuando llegas.
Simplemente rodé los ojos.
Pues claro que le había mandado mensajes. Incluso se los mande a toda mi casa para que no me esperaran para comer. Me acordaba perfectamente porque recordaba el inmemorable pulgar hacia arriba que me dejó mi padre después de enviárselo.
—Y a ver si recoges un poquito la habitación, que siempre la tienes como...
Empecé a escuchar su voz cada vez más lejana en cuanto me sonó una notificación.
Era Gavi.
Gavi: "¿Tú también sigues pensando en ese beso?"
12:30 a.mSonreí como una boba cuando lo leí. Puede que porque me lo había imaginado diciéndome al oído. Con voz bajita incluida. Y me empezó a cosquillear el estómago de una manera algo incómoda.
Gavi: "Porque yo no hago otra cosa"
12:30 a.mY yo también, créeme.
Doy fe de ello.
Llevaba hablando con él desde que me había levantado. Se había despertado conmigo para ir a entrenar, y después de acabar seguía aquí. Hablando conmigo sobre tonterías sin sentido. Pero ese era el punto.
Quizá fuera esa la razón por la cual no podía dejar el móvil ni un segundo. Y era raro en mí teniendo en cuenta que yo cogía el móvil una vez al día, y si me acordaba.
Le respondí con una carita sonrojada y apague el móvil.
Mi madre se había ido, pero seguía regañando. Seguramente iba a por su segunda víctima, mi hermano pequeño.
O el major, quien sabe.Escuché como el tono de mi teléfono empezó a sonar de nuevo.
Cogí el móvil algo más rápido de lo que me hubiera gustado admitir, cuando leí su nombre en la llamaba, me decepcioné un poco al ver que simplemente era Carla.
Descolgué.
—¿Que hace mi persona favorita del mundo? —saludó alegremente.
—Escuchando a mi madre como siempre —ironicé.
—Yo también la escucho, no hace falta que pases el mal trago tu sola —resopló.
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Give me your love, darling
Teen FictionLa mejor manera de hacer las cosas nunca será la correcta. Un buen ejemplo es la historia de dos almas apasionadas y muy diferentes. Ambos aman lo que hacen y ambos no entienden la pasión del otro. Pero lo que siempre a dejado claro la vida, es que...