Capítulo 23

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"Rivales en su propio equipo"

DANIELA

De verdad que nunca pensé que volvería a pisar este sitio en mi vida. Mucho menos después de lo que pasó en esa isla.

Pero allí estaba, sentada en la parte inferior del estadio del Camp Nou. Con mi mejor amiga con la que empezó todo. La bomba detonante que hizo reventar toda esta mierda.

Era la segunda vez en mi vida que pisaba el estadio del Barcelona, y con eso daba por empezada la temporada. Delante de mí tenía el banquillo donde descansaban mis amigos.

Giré la cabeza para divisar a los chicos listos para salir al campo.

Pablo me había contado que era muy probable que Xavi lo sacara esta noche y casi grité de emoción cuando me lo contó.

Estaba muy orgullosa por él.

Después de todo lo que había pasado y de todo lo que se había esforzado se lo merecía.

No dudé en levantarme de mi asiento y acercarme a ellos. Sira y Carla me siguieron. Al primero que vi fue a Pablo y me tiré a sus brazos emocionada.

—Espero que metas muuuchos goles —dije ilusionada sin soltar su cuello.

—Dani, los centrocampistas no metemos muuuchos goles —se rió mofándose de mi falta de conocimiento.

—Lo que sea. Lo vas a hacer genial —dejé un beso en su mejilla.

Él se fue con una sonrisa en la cara.

Los jugadores iban avanzando y vi como Gavi pasaba por mi lado sin mirarme. Me pareció extraño que no me soltara ninguna pulla. Lo agarré del brazo antes de que continuase avanzando y él le dijo a Busquets que le cubriera.

—¿Qué? —preguntó sin tapujos.

Fruncí el ceño al notar el tono en su voz.

—Nada, solo quería desearte suerte.

Él no cambió para nada su expresión amarga, y comencé a morderme la mejilla.

—Bueno, suerte —intenté darle un beso en la mejilla pero él apartó la cara de mala gana.

—Déjalo, Dani.

Y con eso continuó para delante ignorando mis expresiones confusas.

¿Qué mosca le había picado?

Conforme iban transcurriendo los primeros minutos de partido lo único que se me venía a la cabeza era una mala espina. No sabía mucho sobre eso pero estaba segura que no era buena señal que estuviese a punto de de terminar la primera parte y estuviesen empatados.

Habían metido dos goles y ambos habían sido anulados. El Rayo había traspasado la defensa del Barcelona y se adentraba a la portería, por suerte el portero fue capaz de pararlo a tiempo.

A Gavi casi lo matan por una falta en la cual casi le revientan la cabeza contra el suelo.

Yo rezaba para que estuviese bien.

Cuando se acercó al banquillo a beber agua Xavi se había acercado para decirle algo. No hacía falta recalcar que parecía enfadado. Gavi asintió y continuó bebiendo.

—¡A la puta mierda! —gritó.

No fue tan fuerte como para que todos lo escucharan, pero lo suficiente como para que yo le prestara atención.

Levantó la cabeza y me vio cuando le hice un gesto con la cabeza para que se acercara. Tiró la botella al suelo y obedeció.

—¿Estás seguro que no tienes ninguna contusión? —fue lo primero que le dije.

Give me your love, darlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora