"Las víboras usan bolsos Chanel"
(2º parte)GAVI
Creo que en todo lo que llevaba de vida todavía nadie había conseguido ponerme celoso. Ni siquiera mis padres con mi hermana, que a pesar de ser el pequeño, ella siempre era la preferida. No me afectaba mucho, nunca lo hizo. Supongo que porque para mí Aurora también era mi preterida.
Pero habían pasado un par de horas y llevaba tiempo sentado en el borde del barco con una copa en la mano, mirando como Dani y Pablo no paraban de reírse
en el agua. No lo entendía. Si hacía un par de horas estaba potando en el mar.Después de irrumpir en el camarote Dani se lo llevó a no sé dónde y a mí me dejo ahí tirado, supongo que en ese momento no me lo tomé tan mal. Al fin y al cabo mi amigo estaba fatal y alguien tenía que ayudarle.
Pero claro, Dani acababa de calentar el fuego a niveles en los que podría estar cerca de prender un incendio y Pablo fue el extintor.
El puto extintor.
Sabía que estaba muy mal que pensara así pero no podía evitarlo. Teniendo en cuenta que llevaban juntos desde que se habían marchado por esa puta puerta.
La única vez que Dani compartió el mismo espacio que yo fue antes de tirarse en bomba al océano.
—Ey, ¿qué haces? —la detuve del brazo cuando quiso pasar por mi lado. Me dedicó una mirada acompañada de una de sus tiernas sonrisas.
—Pablo y yo vamos a nadar un rato, no entiendo como con el calor que esta haciendo no estáis todos metidos.
Fruncí el ceño y ella lo notó.
—¿Qué?
—No, nada —dije restándole importancia.
—No, dime —insistió.
—Sólo pensaba, en que es un buen momento para terminar lo que empezamos allí dentro —comenté acercandome cada vez más a ella.
Lo que no me esperaba era que uno de sus dedos empujara mi pecho. Casi solté un gruñido de frustración.
Había intentado pasar tiempo con ella de todas las formas y pensaba que la
estrategia del sexo no iba a fallar. Porque, bueno, nunca había fallado con ella. Y lo había comprobado varías veces.—Vamos —me dijo—, sabes que solo intento animarlo.
Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba cabreado, me cabreaba que prefiriera estar con él en general que hacer cualquier cosa conmigo.
—Haz lo que quieras -—farfullé alejándome de ella. Fui directo a por una copa.
O dos.
La verdad es que ya había perdido la cuenta.
Y entonces sentí como alguien se sentaba a mi lado.
—No me cabrees más de la cuenta, Ana.
—Puaj, ¿quieres hacerme el favor de no compararme con esa víbora? —escuché de pronto la voz de Sira a mi lado.
Me reí.
—A mí no me hace gracia, que alguien se digne a compararme con ella es lo más bajo que podría caer.
—Perdón, dramática —bufé, revolviendole el pelo.
—Te recuerdo que soy mayor que tú, chaval. Yo soy la única aquí que puede hacerte esto —y procedió a revolverme el pelo.
Nos reímos con fuerza, pero pronto volví a tener el semblante serio. Sobretodo cuando escuché la risa de Dani.
—¿Qué haces tan solito? —me preguntó.
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Give me your love, darling
Teen FictionLa mejor manera de hacer las cosas nunca será la correcta. Un buen ejemplo es la historia de dos almas apasionadas y muy diferentes. Ambos aman lo que hacen y ambos no entienden la pasión del otro. Pero lo que siempre a dejado claro la vida, es que...