Capítulo 21

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"¿Friends to lovers to enemis to lovers?"

DANIELA

—¿Alguien ha cogido la crema de sol que había ahí arriba? —pregunté señalando la estantería.

Todos lo negaron. Me pareció estupido teniendo en cuenta que sabía perfectamente que lo había dejado ahí y que yo no la tenía.

Siempre había tenido problemas para compartir, no era el simple hecho de dejarle algo a alguien. Era el hecho de controlarlo todo.

Y muchas reuniones familiares eran testigos de aquello. Recuerdo la temporada en la que odiaba a mi hermano mayor por coger mi varita de hadas y usarla como espada cuando jugaba con mis primos.

Es que, bueno, no era para eso.

—¿Por qué no le preguntas a Gavi? Creo que se había ido a la bahía —dijo Ferran. Lo odié por eso.

Solté un suspiro en voz alta y tiré mi cabeza hacia atrás moviéndome hacia el exterior.

La verdad es que estos últimos días habían sido un tanto tensos para nuestros amigos. Cada vez que yo le soltaba algún comentario hiriente a Gavi él me lo replicaba y me volvía loca.

Me había dado cuenta de muchas cosas, de que a ambos necesitábamos tener la última palabra en cualquier discusión por muy absurda que fuera.

Que tenía muy poca paciencia y que él era un pesado incomparable.

Y que en algunos momentos, cuando no me miraba nadie, aprovechaba para mirarle el culo cuando se iba.

Porque había descubierto que el Gavi desafiante era el método menos anticonceptivo del mundo.

Y eso lo odiaba.

Lo vi en la orilla dando toques con la pelota. Me quedé un rato observando cada toque, cada expresión de concentración y como fruncía el ceño y sacaba un poco la lengua para procurar que la pelota no tocase el suelo.

Paré cuando sentí que era muy raro mirarlo tanto tiempo seguido y me acerqué a él. Me debió ver a lo lejos porque se bajó el balón de la cabeza y lo colocó debajo de su brazo. 

—¿Te apetece dar unos toques? —dijo con una sonrisa socarrona.

Cogí el bote de protector solar que estaba en la arena y se lo indiqué.

—No, gracias, ¿podrías avisar de que lo habías cogido tú? —le dije cruzándome de brazos.

—¿Para que me mordieras con tu rabia de sabuesa? No gracias.

—Yo no-, da igual, no pienso entrar en tu juego —sentencié ignorándolo.

—Disfrutarías un poco más de todo esto si dejases por un segundo de ser tan controladora —dijo a mi espalda. Y creo que fue lo único que me hizo pararme en seco y girarme.

¿Se había atrevido a llamarme controladora? ¿Me había dado un consejo de vida él a mí? ¿ÉL A MÍ?

¿Xavi nos haría algo si matases a su mejor futbolista a principios de temporada?

Give me your love, darlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora