Advertencia: este capítulo contiene escenas para mayores de 18 años. Si no estás acostumbrado/a a este tipo de contenido te aconsejo que pares de leer.
Aunque todos sabemos que para algo estás aquí.
*insertar carita de niña traviesa*
"Segunda sorpresa"
GAVI
Dios.
Juro que nunca me había costado tanto centrarme en un entrenamiento.
Llevaba desde las 12:30 en la Ciudad Deportiva y no paraba de cagarla una tras otra.
Hacía malos pases, se me escapaba el balón, me resbalaba al regatear, y los malditos tiros a portería se iban a todos lados menos cerca de ella.
Suspiré cansado cuando terminé de correr. El mister me había puesto a correr para centrarme, buena idea teniendo en cuenta que no creía que pudiese pasar nada dando trotes por el campo.
—Gavi, has terminado por hoy. Ve a cambiarte —dijo Xavi colocándome una mano en el hombro.
No sabía que coño me pasaba, quizás eran las ganas que tenía de volver a verla, o la rabia que tenía de tener a Ana tan cerca de ella.
Eso era lo que más inquieto me tenía.
Me cambié rápido y cogí mis cosas para salir del campo. Le mande un mensaje a Pedri para decirle que no le iba a esperar para irme con él y que me iba a ir a casa. No me apetecía estar con nadie, excepto una persona, claro.
Pedri respondió recordándome que esta noche salía nuestro vuelo a Ibiza y que tenía que estar listo a las 19:45.
Salí de allí y me subí al taxi que había pedido. Dude en darle mi dirección cuando el hombre me la pidió y decidí darle otra.
Quizá era un error pero a esas alturas me daba igual. Solo tenía ganas de ver a la única persona que últimamente me daba vitamina en la vida.
Era muy pronto para estar en casa, y tenía ganas de saber como estaba. Últimamente había estado de un humor asqueroso, lo reconocía, pero es que tener a mi ex cerca nunca era bueno. Sobre todo porque cada vez que estaba cerca hacía algunas de sus maldades para molestar.
Sobretodo tenía mucho miedo de que acabase hablando con Daniela y la molestara. Era profesional en hacer sentir mal a las personas.
Toqué el telefonillo de su edificio, aunque primero llamé al piso de Carla, su amiga, por suerte fue ella quien contestó.
—¿Quién es?
—Gavi —respondí.
—¿Buscas a Dani? —me preguntó cautelosa.
—En realidad solo quiero saber si está bien.
—Oh, si, claro. Está en casa. Te voy a abrir, anda pasa —dijo ella tan contenta.
Carla me abrió el portón y entré directo hacia el segundo piso. Nunca había estado en su casa, si había estado en su edificio y había subido a acompañarla pero nunca había llegado a entrar dentro.
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Give me your love, darling
Teen FictionLa mejor manera de hacer las cosas nunca será la correcta. Un buen ejemplo es la historia de dos almas apasionadas y muy diferentes. Ambos aman lo que hacen y ambos no entienden la pasión del otro. Pero lo que siempre a dejado claro la vida, es que...