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Sunghoon estaba haciendo una revisión de algunos reportes de la empresa.

De nuevo muy concentrado en su trabajo.

– Señor Park – habló si secretaria desde el altavoz del teléfono – Tiene una entrevista pendiente para el puesto de gerencia, lo están esperando.

– Hágalo pasar – responde mientras se frota el puente de la nariz con dedos, y se deja caer en el asiento agotado.

La puerta se abre dejando ver a una fémina.
                     
Una delicada y hermosa omega entro caminando altiva. Sonrió con un poco de coquetería más que amabilidad e hizo una reverencia.

– Buenas tardes señor Park, he venido a la entrevista.

Jungkook señaló el asiento frente a él. Sin mostrar una pizca de nada. Ya estaba harto de su jornada laboral, solo quería salir.

– Dígame, ¿cual es su nombre?

– Mildreth Andersson– Aparentemente americana.

– Dice aquí qué estudió administración empresarial, con tres años de experiencia en la empresa de tecnología de Seúl, ¿eso es cierto?.

– Si señor, también tome cursos avanzados en contaduría y gestión empresarial – presume con discreción. Mientras pasaba una pierna sobre la otra.

– Entiendo...  ¿Usted tiene algún problema con jornadas laborales largo.

– Estoy acostumbrado a lo largo. – Dijo mientras guiñaba un ojo.

Sunghoon ni siquiera puso atención a su insinuación. Él siguió leyendo los papeles que tenía en su mano.
                     
– Ajá, entiendo, entiendo.
                     
La mujer abrió un poco su camisa ( a manera de descuido). – A mi enserio... enserio me interesa trabajar en esta empresa, usted es el mejor en este negocio.
                     
– No soy el mejor – Sunghoon se acomoda en la silla con incomodidad.

– No sea modesto, es el mejor y además si me permite decirle es muy lindo – mordió su labio inferior.
                     
– No, no le permito halagarme disculpe.

– P-pero...

Las puertas de la oficina se abrieron de par en par desde se podía ver un joven omega con sonrisa brillante qué al llegar miró impactado a la omega.

– ¡Bebé! – gritó el mayor con mucho entusiasmo.

¡Su omega había ido a visitarlo al trabajo!.
                     
Sunoo se limitó a hacer una reverencia a la invitada en aquella silla, y se dirigió sin hablar hasta el asiento de Sunghoon. Deprisa se sentó en su regazo haciendo clara una cosa.

El es mío.
                     
– Por favor continúen – dice el omega mirando fijamente a la mujer.
                     
La omega se sintió un poco nerviosa. De pronto notó los anillos qué ambos tenían en el dedo anular. Y se atrevió a echar un vistazo a la oficina, colgado en una pared una pintura de ambos juntos.

Era obvio que eran pareja. Y una muy establecida.

– Sí, le decía que tengo mucho interés en entrar a trabajar a esta empresa, es muy buena y los horarios se acoplan muy bien – habla con fingida amabilidad.

Sunoo la ve serio.

Sunghoon estaba tomando la cintura de su omega y dejaba besos en su cuello. Poco le importaba ya la entrevista.

– Bueno... me parece excelente tu curriculum, y creo que esta todo muy bien así que...

Su omega aclarando su garganta lo distrajo.

– Hoonie no la quiero aquí – susurro en su oído – Me sentiré incomodo, mi lobo no esta tranquilo.

De inmediato asintió. Qué se la voluntad de su esposo, al fin y al cabo el siempre será su prioridad.

– Lo siento señorita Mildreth, disponemos de sus servicios.

– Pero hace un momento...

– Lo siento.

La mujer se paro enojada. Muy furiosa.

– Ah, pero lo entrevista iba bien, ¡antes de que su esposo se entrometiera!.

Sunoo se apego más a el pecho de Sunghoon.

El era muy sensible, y Sunghoon le había dicho que podía tomar decisiones en la empresa al igual que él.

Todos sabían que ambos eran los jefes, por lo que muchos respetaban a Sunoo de la misma forma o hasta más en la qué a Sunghoon.

– Acabas de ofender a el jefe y cotitular de la empresa, no es solo mi esposo, y aunque así lo fuera el simple hecho de que lo hayas hecho de menos es suficiente para correrte de mis establecimientos.

Sunoo soltó su aroma para relajar a Sunghoon, tampoco quería que se alterará.

La mujer se fue dando fuertes pisadas qué hacían sonar el tacos de los zapatos.

Al quedar totalmente solos Sunoo se disculpó.

– L-lo siento Hoonie no quería–

Sunghoon lo calló tomando sus labios entre lo suyos.

Delineó con su lengua sus belfos y se abrió  paso entre su boca. Sujetando fuertemente su cintura, el omega gimio de gusto.

– Eres todo para mi bebé.

© sugitta

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© sugitta

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