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Toda la vida le habían dicho lo mismo a Park Sunghoon

Que tenía mal carácter, le dijeron que debía de limitarse cuando en el jardín de niños rompía los juguetes y crayolas de los niños que sabían dibujas bonito, pues él no tenía esa habilidad.

Le dijeron que era un amargado cuando no quería hacer las ridículas presentaciones de los bailes de primaria y en vez de ello se burlaba de todos. Lo que no sabían las personas es que Sunghoon tenía dos pies izquierdos.

Le dijeron que era un aromático cuando rechazaba y tiraba a la basura cada una de las cartas, regalos y flores que otros omegas le daban en la secundaria para conquistarlo. Pero a él no le interesaban.

Y tampoco le importaba aplastar sus sentimientos.

Hasta que conoció a Sunoo

El Omega que brillaba como una estrella, no juzgaba a nadie y hacía sonreír a cualquiera. El Omega que en su primera cita le enseño a dibujar y halago su dibujo cuál obra de arte.

Aquel Omega con quién paso su noche de luna de miel, bailando toda la noche a un ritmo lento, Sunoo le había enseñado a bailar con paciencia y amor, mientras le susurraba al oído lo buen bailarín que era.

Y fueron los sentimientos de Sunoo los que decidió cuidar, el omega que cuando temblorosamente extendió una carta de amor hacia él, la recibió y la leyó atentamente. La guardo y aún preserva cómo su recuerdo más preciado.

Siempre ha sido Sunoo. Solo él.

Entonces esa mañana cuando se levantó decidió que haría un cambio en él. Trataría de ser menos amargado menos frío menos odioso. Sí, sería un mejor alfa.

No quería que la gente viera a. Sunoo y pensaran por qué ese lindo Omega estaba con un alfa tan desagradable como él.

Yendo por el elevador hacia su oficina decidió que hoy saludaría a los empleados de su piso. No solamente pasaría como el jefe que es. Las puertas del elevador se abrieron y antes de que Sunghoon pudiese decir tan siquiera una palabra, al poner un pie afuera de su elevador. Sintió como escurría por su camisa un líquido café y caliente.

Pues al mismo tiempo que se abrió el elevador su secretaria quiso entrar con un café en la mano. Preparado claro, exclusivamente para él. Sintió la rabia llegar a su cabeza en un instante su rostro se torno rojo.

— Jodida mier— NO, ESO NO ERA LO ACORDADO.

El cambio, recuerda el cambio, debía ser un alfa bueno, y lindo.

— Jefe perdone, disculpeme, sucede que llegó temprano y no sabía que había alguien en el elevador, porfavor rebaje mi sueldo o pongame horas extras pero no me despida se lo pido, tengo dos hijos, soy una mamá soltera y es muy difícil que me contraten, mi pequeña Solar está apenas de 6 meses y no podré pagar una guardería si— Fue interrumpida por la mano en el hombro que Park puso para que se callara.

— Conozco tu expediente, Mina no serás despedida los accidentes pasan ¿no? — Trató de respirar profundamente para evitar que su enojo se extendiera. Con su mano alejó su camisa de su piel ya que le quemaba.

Siguió caminando por el corredor hasta llegar a la oficina.

Había llegado temprano así que tendría tiempo suficiente para hacer sus pendientes e irse temprano con su familia. Abrió su laptop y estuvo varias otras trabajando hasta que escuchó la puerta ser tocada. Era uno de su trabajadores, y parecía tener malas noticias.

SUnghoon sintió como su respiración se aceleraba cuando lo vió temblando en la puerta y con una carpeta contra su pecho.

— Al parecer hubo u-una equivocación con los números de la inversión de la nueva compañía, ya que hay una anomalía en l-los gastos d-de —

Sunghoon golpeó el escritorio con su mano abierta. — Habla claro, maldición.

— Señor, parece que se gastará más dinero de lo previsto — Habló con temor mientras se ocultaba en la carpeta.

— ¿Y de dónde saco ese dinero eh? Quien pagará por ese error? ¿Recortare nominas?— La voz de Sunghoon sonaba cada vez más fuerte.

— No creo que sea necesario pero si quiere sacar ganancias me parece que será en un lapso de tiempo más tardado.

Sunghoon suspiro y antes de soltar una maldición y despedir al primero que se le pusiera en frente solamente le dijo que se fuera con la mano. Y prosiguió con su trabajo.

No pasaron más de dos minutos cuando entro heeseung, el esposo de Jake quien era amigo suyo desde hace años, era vicepresidente de la empresa por lo que cada que se aparecía en la oficina sin avisar era por qué traía noticias que no quería.

¿Hoy era el día de las tempestades? ¿Justo hoy que se había declarado como un hombre nuevo?

— Sunghoon, nos demandaron. — Soltó heeseung quien ya sabía cómo se pondría ante esa noticia. La última vez casi derrumba el edificio y el no se quedaría a recoger los platos rotos. — Aquí está el informe, adiós — Le lanzó una carpeta grande con datos y adjunto de una vez los nombres de los abogados, las conjeturas del caso y otras cosas.

Los demandaban por mucho dinero, todo por una estúpida marca que había salido en un comercial.

¡Al carajo eso de ser mejor alfa!

Llevaba menos de medio día y estaba harto.

Y justo cuando pensó que todo iba a explotar, la puerta de su oficina se abrió dejando ver a dos personas que de inmediato lograron bajarle el mal humor en un segundo.

Sunoo estaba en la puerta con su cachorro en brazos y una gran pañalera haciendo que se incline un poco de lado por el peso. Sunghoon en un segundo fue hasta el y le ayudó con la pañalera y cargo a su cachorro en brazos llenando de besos a ambos.

— ¡Amor, no me dijiste que vendrías! — Dijo el alfa azabache mientras ronroneaba prácticamente sobre su Omega.

— Es que bebé quería verte y yo también — Habló con las mejillas rojas.

El aroma de su Omega y combinado con el olor a leche que desprendía su bebé le daban tranquilidad y armonía. Olia a hogar.

— Y yo también los extrañaba — Susurro Sunghoon mientras los sentaba en el sillón con Sunoo sentado en una pierna y el bebé entre los brazos del Omega. — Sunoo no sabes el bien que me haces.

— Por que dices eso tan derrepente yo no he hecho nada — Confesó con una linda voz que llenó los oídos del azabache como un canto celestial.

mi sunnie ᎓ sungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora