Capítulo 5

387 33 0
                                    


5| PERDER POR PRIMERA VEZ

Los siguientes tres días son exactamente iguales.

Me levantaba cuando Eros corría las cortinas, desayunaba con él en el comedor, saludaba al maestro de los principiantes con una sonrisa, combatía con Kaia hasta el mediodía, comía con ella mientras miraba disimuladamente al pequeño grupo del vigilante, volvía con los novatos a analizar al renacuajo, veía a Eli abrir la puerta a las ocho en punto, visitaba a Rita antes de cenar y volvía a la habitación, donde el silencio me arropaba.

—¿Estamos haciendo algo mal, Eli? —Kaia baja los puños y observa al mayor por encima de mis hombros.

—No. De hecho, venía a proponeros algo —doy media vuelta y me encuentro con el guardián instructor parado detrás de mí con los dos opacos a su lado mirándonos con desinterés—. Me he fijado en que habéis estado trabajando duro y os estáis empezando a acostumbrar la una a la otra. Me gustaría que cambiarais un poco de aires. A ellos dos les pasa lo mismo, por eso he pensado que sería maravilloso poder hacer un cambio de parejas.

—Está bien —acepto.

No sé si seré capaz de seguir fingiendo con ellos dos. Pero, cuanto antes destruya esas sospechas que me siguen a todas partes, antes podré llegar a Fénix y conseguir todo lo que quiero de él. La aprobación de Eli puede ser un impulso importante para alcanzarlo, así que no voy a dejar que se escape.

—Kaia con Deo y Xena con Cyran, entonces. Luego me contáis qué os ha parecido.

Cyran y yo ocupamos el espacio que compartía con Kaia anteriormente y nos colocamos uno delante del otro en posición de ataque. El chico aprovecha que Eli ya no está cerca para repasarme con la mirada y sonreír de forma arrogante, como si diera por hecho que no iba a tocarle un pelo por mucho que me esforzara. Sonrío de la misma forma. Un novato como él, por muy alto que fuese, no tenía nada que hacer contra una guardiana del agua. Y es justo ahí donde está el problema: no debe saber que lo soy.

Empiezo la ronda escondiendo mi muñeca herida a mi espalda, por precaución, y me centro en reforzar la parte inferior de mi cuerpo doblando ligeramente las rodillas. Dada la diferencia de altura, es evidente que lo primero que querrá hacer conmigo es intentar desestabilizarme. A pesar de haberse dado cuenta de que he leído sus intenciones, da un toque a una de mis rodillas de todos modos antes de levantar el puño derecho. Lanzo una patada a su abdomen que le obliga a retroceder. El grandullón está demasiado relajado.

—¿Eso es lo mejor que tienes? —se masajea la zona con una mano antes de volver a su posición.

El siguiente golpe llega de una forma tan inesperada como los planes que papá tenía para mí. Mientras me coloco en posición y vuelvo a esconder la muñeca herida, él alza mi mano buena y hunde su puño en mi estómago.

—Cero distracciones. Sigo estando aquí.

Cyran alza su puño de nuevo y, cuando hago el amago de bloquearlo, esquiva mi defensa y vuelve a hundirlo en mi abdomen tres veces más antes de dar el crítico. A pesar de haber identificado varios de los huecos que se forman durante su ataque, después de observar su amplia sonrisa de suficiencia desde el suelo, no soy capaz de contraatacar ni una sola vez en lo que resta del entrenamiento. El novato ha roto mi seguridad y me ha visto caer en el hoyo más aterrador, el que no tiene salida.

No le he dejado ganar. No he tenido que fingir nada. No he necesitado recordarme la mentira a la que tengo que aferrarme si quiero volver a mi hogar antes de terminar el año. He perdido un combate de verdad por primera vez en toda mi vida y he permitido que mi rival me lo repita tantas veces como desee.

IgnisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora