07. Cita

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Por cuestiones de tiempo no acostumbraban a tener citas. De hecho, rara vez tuvieron "citas" como tal. A WonWoo no le gustaban las salidas románticas, él creía que eran tediosas y bastante asfixiantes; estar pegado a tu pareja-cita tal cual chicle, hablar acurrucados y ser cursi no era lo suyo, ser romántico no es lo suyo. O es que tal vez su concepto de cita era muy distinto, en especial al de JeongHan.

—Nunu~ ven aquí un rato —llamó el de cabello largo, recostado bajo la sombra de un naranjo y palmeando su lado.

—¡Voy! —respondió desde otro sitio, terminando de hacer lo que sea que esté haciendo.

JeongHan soltó un suspiro. La tarde estaba muy bonita y para no desperdiciarla quiso salir a dar un paseo, paseo que le siguió un picnic y acabó con él leyendo bajo un arbol ya que su novio salió a dar vueltas por el lugar. Desde hace un par de minutos había dejado de leer, la vista comenzó a molestarle y decidio descansar; cruzó los brazos bajo su cabeza y de un momento a otro cerró los ojos.

WonWoo pronto se encaminó hacia la pequeña colina, tomando lugar al lado del castaño. Con cuidado dejó el ramo de distintas flores que se encontró por allí.

—Siéntate, quiero trenzarte el cabello —pero JeongHan no se sentó, en cambio, abrió uno de sus ojos y le dedicó una mirada antes de volver a cerrarlo—. ¿Estás enojado porque me tardé?

—Eso es ridículo. No es una razón para estar enojado.

Frunció el ceño al escuchar la risita de WonWoo y antes de volver a hablar sintió como éste se acomodaba de tal forma que su cabeza estuviera sobre su regazo. Fue entonces cuando los abrió por completo, presenciando la sonrisa atenta del hombre de lentes.

—Lo siento, Han. ¿Puedo compensarte de algún modo?

Yoon apretó los labios pensando en una respuesta. Sus ojos se desviaron hacia el ramillo de flores; habían albas, jazmines, lunarias y un par de azaleas. Tomó una de las azaleas rosadas y la colocó sobre su rostro para apreciarla mejor; un rosa bebé pintaba el centro y los pétalos se mantenían blancos a los bordes, llena de vitalidad y tan suave como un beso en la frente.

Un arbusto de azaleas se vería fantástico en su jardín.

—Mmhm… No lo sé. El tiempo no se devuelve así de fácil —dijo, acomodando la flor sobre la oreja del azabache, cuidando de no entrecruzar el tallo con la patilla de sus anteojos. Rápidamente su mano bajó hasta la mejilla, dando caricias en la tersa piel y siguiendo por su belfo—. Aunque, podría hacer una excepción.

—Dime.

WonWoo no rechazó el tacto ni se quedo atrás. Ladeo su cabeza contra la huesuda mano del mayor y se vió besando aquél travieso pulgar que amenazaba con invadir su boca, cosa que logró a la fuerza en pocos intentos. Rodeó con sus labios la falange intrusa y a sabiendas que odiaba cuando utilizaba su lengua se dedicó a lamer y jugar con ella, atrapando al mismo con los dientes en el momento que quiso retirarse

—Maldito desgraciado. Sabes que tengo una debilidad por ti y lo usas a mi contra.

Sólo bastaron unos segundos para que JeongHan intercambiara posiciones; el de lentes tumbado sobre la manta y él sentado en su estómago, aprisionando el blanquecino cuello contrario. Todo lo que pudo hacer WonWoo fue reírse y observar al castaño desde abajo, acariciando con fuerza las piernas a sus lados.

—Quédate quieto, no me toques —ordenó, más no hizo caso, o no del todo.

En lo que JeongHan se estiraba hasta la canasta a buscar algo sus manos no se movieron ni un milímetro, quedaron reposadas sobre las caderas del otro y JeongHan podía sentir como el tacto dolía de lo pesado que era. Luego de rebuscar y rebuscar dio con la cámara de su novio, regresando a la posición original mientras prendía el aparato.

—¿Qué planeas? —pregunta curioso, pero no recibe una respuesta verbal sino una física. Vio la zurda alzarse sobre su rostro y quitar sus anteojos, dejándolos fuera de su alcance y visión—. Hey, espera. No me gusta lo que estás haciendo.

—¿No?

—No —afirma, aunque JeongHan no se detuvo.

Revolvió su cabello y ante los gentiles tactos terminó cerrando los ojos, rendido y dejando que el mayor hiciera lo que quisiera. Pudo sentir como jugaba con éste, ponía cosas y removía otras, pero por inercia no los abrió. Después de escuchar unos clicks provenientes de la cámara y unos segundos más sin movimientos alguno, los tactos regresaron y besos se repartieron por su rostro.

—Eres precioso.

WonWoo corrió su rostro cuando JeongHan quiso besarlo, alejando al hombre.

—No vuelvas a quitarme los anteojos, permitiré todo menos eso.

—No voy a devolvértelos, y te irá mejor cuando no me corras la cara cuando quiera besarte, bonito.

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