12. Post-it

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—¿JeongHan?

—Dime.

—¿Me haces un favor? —preguntó cuando vió la castaña cabellera asomarse en el marco de la sala y que pronto asintió en respuesta—. En el estudio, si no me equivoco debajo de algunos libros sobre el escritorio, hay una carpeta azul. ¿Me la traes? 

—Seguro.

Volviendo sobre sus pasos se encaminó por el pasillo a dicho estudio, una habitación a la que en su vida entera ha pisado contadas veces. WonWoo asegura que no hay nada interesante, allí guarda sus libros y apuntes, además de ser su espacio de trabajo cuando escribe artículos periodísticos o investigaciones de quién sabe qué cosas. A JeongHan tampoco le interesa, si es honesto, pues ya es suficiente con oír al azabache indagar durante horas y horas sobre sus lecturas o trabajos y después leer los ensayos de los mismos.

Abrió la puerta y prendió la luz. Era una simple habitación de color oliva, un escritorio frente la ventana, un tablero de corcho del lado derecho y en el izquierdo estanterías del tamaño de la pared repletos de libros, y es que al parecer el espacio le quedaba justo, pues habían libros apilados sobre otros en los lugares libres y un par más dispersos por el suelo y escritorio. ¿En qué momento los libros se duplicaron? Cada vez que entra allí el espacio parece reducirse, hay más papeles dispersos y eso que se encuentra ordenado aún en la cordura de su novio.

Sin detenerse demasiado en analizar fue directo al escritorio, tomando con delicadeza los pesados tomos de tapa dura que parecían tener mínimo veinte años de antigüedad, separándolos de la carpeta (del mismo grosor de aquellos que sostenía en brazos) y dejando éstos al costado. La carpeta era lisa y con una pegatina vieja de un gato en uno de los bordes. Eso no se ve como algo qur haría WonWoo, suponía que JunHui o SoonYoung (o ambos) lo habían hecho. Con el objetivo en manos, se dio la vuelta dispuesto a regresar hasta que algo captó su atención.

¿Era esa una foto suya? ¿Qué diablos hacía WonWoo con esa foto? ¿Y qué estaba haciendo? Oh, maldición. Maldita sea maldición. ¿Cuándo la había sacado? ¿Por qué estaba durmiendo en esa pose tan ridícula?

Mientras más miraba, más desconcertado estaba. En realidad, no es tan malo como lo pinta, solo le sorprende lo que ve. WonWoo le ha dicho reiterada veces que le gusta sacarle fotos, amaba conservar y congelar esos momentos que con el tiempo perderían calidez. Lo que no sabía es que las imprimía y colgaba en su tablero, de eso no tenía ni la más mínima idea.

Entre las fotos, en donde se veía a sí mismo en el patio de su casa y rodeado de plantas, en la cocina recién despertado bebiendo té, o incluso en cama durmiendo, logró ver varios post-its de formas aniñadas, de esas que le regaló un día en sus visitas por la papelería. Conejos, corazones, estrellas y manzanas. En ellos habían distintas anotaciones, desde datos para investigar, lugares, fechas, hasta frases sin contexto.

Leyó con atención un par.

«11/12/21»

«you made my dawn»

«S'envoler»

«13/07»

«19/08 MoMo's …»

«Jazmín blanco, laurel y gardenia !!!»

«Si-hwa, KangMin > alumnos de jh»

«Kim HyunSeok 27/10 Lilili»

«Helecho – día por medio
Lazo de amor –  todos los días
Ficus – 1x 7
Pereskia – todos los días, no ahogar
Cactus – sumergir???? (investigar)
…»

JeongHan soltó una carcaja ante el último post-it y tan pronto recuperó la compostura sus ojos volvieron al blanco papel en forma de conejo. ¡WonWoo había anotado las veces que debía regar sus plantas! ¡Las de SU casa! Era maravilloso, increíble. Había anotado las fechas de sus citas, o las de aquellas en donde sucedieron acontecimientos importantes para la relación. Los nombres de sus alumnos, aquellos que siempre le sacaban sonrisas o sus peores riñas. Hábitos, gustos y disgustos suyos, tonterías que ni él se daba cuenta y se toma el tiempo de analizar. ¿Era de verdad lo que leía?

Salió de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja, de repente feliz por una cosa sin demasiada importancia, sintiéndose importante.

—¿Y esa sonrisa? —preguntó WonWoo cuando JeongHan le alcanzó la carpeta, apoyándola encima del libro que tenía del lado izquierdo y sin tardar en abrirla, buscando un folio en concreto—. ¿Viste algo interesante?

Una risilla hizo eco en su garganta, negando y fallando en suprimir la sonrisa.

—Ví las fotos y un par de los post-its. No sabía que los usabas, pensé que era un gasto de dinero.

—Ah… —WonWoo se contagió del buen humor—. No me gustaba usarlas, pero ya que tú me las regalas tuve que hacerlo. Casi no hay espacio en el tablero, ¿verdad?

JeongHan asintió.

—Ayúdame después a organizarlo, hay demasiadas cosas viejas.

—¿Cuál es tu favorito? ¿El corazón o el conejo? —pregunta.

—El conejo. Se parece a tí.

—A la próxima que pase compraré uno de conejo y otro de lo que encuentre. ¿Bien?

—Bien.

Depositó un cariñoso beso en la frente del azabache y regresó a la cocina, procurando de no haber quemado la cena en el horno.

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