—WonWoo —llamó, serio, estacionando el carro.
—¿Qué?
—¿Me amarías aún si fuera una piedra?
WonWoo, sorprendido por la seriedad en sus palabras más no por la tontería que ha dicho, afirmó.
—Claro.
—¿Y si fuera una piedra granjera?
—También.
JeongHan volvió a sentarse correctamente, con su espalda bien apoyada en el respaldar del asiento y observando la lluvia chocar contra el parabrisas.
—¿No me darías de juguete a tu gata, cierto? —volvió a preguntar.
—Pues no.
—¿No?
—No —responde simple, encogiéndose de hombros y sin entender hacia dónde se dirige la conversación, o por qué el castaño lo mantenía cautivo y cuestionando éstas dudas.
Cuando JeongHan estuvo satisfecho dejó las formalidades, sonriendo y quitando el seguro que momentos antes activó, y WonWoo sin estar seguro de cómo actuar tomó su paragüas dispuesto a salir, no sin antes despedirse con un beso esquimal.