—Te lo dije. De tanto chapotear ibas a enfermarte…
—Pero no lo digas así… Tú también te divertiste.
WonWoo se había enfermado, no era una sorpresa a este punto para JeongHan. Ya sea la lluvia, el cambio de clima o el pelo de su gata, cargaba una alergia terrible y las bajas defensas de su novio no eran de ayuda.
JeongHan suspiró agotado, tirando la cabeza hacia atrás y apoyándola sobre el respaldar, siendo entonces cuando siente un peso extra en la cama.
—Oh, mi amor. ¿Viniste a verme, verdad? —WonWoo llamó a la gata y ésta de inmediato vino, parándose en medio de los dos hombres y recibiendo gustosa los mimos del menor—. Ah, sí, sí. Viniste a verme, mi dulce princesa.
Y comenzó su amasado, ronroneando tan fuerte como puede. Primero en medio sobre la colcha, luego en el brazo de WonWoo y finalmente en el muslo de JeongHan.
—¡Hey! ¡A mí no me amases! —reta queriendo alejarla, pero Pepa atrapó su mano con un gruñido—. ¡WonWoo!
—¿Qué? ¿No ves que te quiere y se siente cómoda contigo? —refunfuña, tomando las gordas patitas del animal y despegando la uña de la piel del castaño, alejándola de él.
—Que amase todo lo que quiera menos a mí, eso duele.
—Eres un amargado…
