Cuando WonWoo se emborracha es probablemente la persona más impredecible que existe. JeongHan nunca sabe qué es lo que dirá o hará a continuación, sus respuestas son aleatorias y cambios de ánimo drásticos. A veces es gracioso verlo ebrio, en esas contadas ocasiones que se permite hacerlo, y otras lamentable.
—JeongHan, escúchame —dijo un lloroso azabache, sin sus anteojos puestos ya que por las lágrimas se empañaban—. Tú sabes que yo te quiero mucho, ¿verdad?
El castaño, sentado en el suelo y apoyado sobre la pared asintió, acariciando la cabellera del hombre que tenía recostado en su regazo.
—Eres la persona más importante en mi vida, no sé qué es lo que haría sin tí.
—Seguirías viviendo, eres fuerte —respondió, sacando de quién sabe dónde la panciencia para tratarlo—. Si pudiste con todo lo demás podrías seguir sin mí.
—N-no, pero, de verdad —insistió, tomando la mano que el mayor tenía apoyada en su pecho—. Nunca me sentí así por alguien. Eres… Más que el amor de mi vida, más.
—¿Más que el amor de tu vida? —pregunta, alzando una ceja y WonWoo asiente, sorbiendo su nariz—. ¿Cómo es eso?
—Muchísimo más. Yo… —hizo silencio, meditando sus palabras—. No lo sé, eres la primera persona que me incentiva a vivir y a mejorar. Qu-quiero ser alguien digno para tí, para que nadie de tu familia vuelva a dañarte, ni tu familia ni nadie… Te lo juro con mi vida entera, JeongHan. No sé qué es lo que haría si no te tengo conmigo, mi vida perdería sentido.
Dio un suspiro, soltando una risita en el proceso y negando. Sabía que no debía conmoverse por las palabras que uno suelta estando ebrio, pero vió en la mirada de WonWoo que estaba hablando totalmente en serio.
—Y tú… Eres la persona más chistosa que conocí nunca —dijo, sin aguantar un segundo más el ambiente tan serio que el azabache creó—. Es como estar con Boo SeungKwan.
—¿Qué…? ¿Chistosa? —vio en su mirada como el brillo que estaba antes se desvanecía, y volvía con más fuerza anunciando las lágrimas—. ¿Crees que soy chistoso? —y su voz se quebró, viéndose al instante cubriendo su rostro ante tal comparación con dicho comediante.
—Sí —aseguró, tomando sus manos con delicadeza, rindiéndose—. Te adoro, WonWoo, te quiero tanto como tú me quieres.
—No importa si no lo haces —convence, pues el menor en ese fatídico estado creía que JeongHan no lo aprecia como un compañero o amante, sólo como alguien con quien matar el tiempo—; te amo, y lo haré por siempre.
—Si juras, yo también juraré.
La mirada de WonWoo lo dejó devastado, mucho más cuando cerró los ojos cansado, dejándose mimar.
—No puedo creer que me hayas comparado con Boo SeungKwan —rompió el silencio después de unos minutos de procesar la conversación—. No soy ni el doble de gracioso, digo tonteras sin pensarlo.
El castaño dio un par de palmadas en el pecho del otro.
—Lo eres. Anda, levántate, se ha puesto frío y no siento las piernas.
A la mañana siguiente JeongHan no le comentaría sobre la cantidad de palabras sin sentido que salieron de su boca, WonWoo no se dignaría a verlo a los ojos.
