Condenados a la felicidad

Promesas que cumplir

Temprano a la mañana siguiente, Asuka marchaba furiosamente por el vertedero que era la habitación de Misato, las nubes salían de sus oídos mientras se dirigía al armario de la Mayor. "¡No puedo creer esta schisse!" gruñó la ardiente pelirroja mientras abría la puerta y miraba fijamente a través del surtido de ropa de Misato, pensando en el llamado que acababa de recibir de la Dra. Akagi. "¡¿Por qué tengo que llevar algo de ropa nueva para la puta?!" escupió mientras hurgaba en la selección. "¡Déjenla hacer cabriolas aquí medio desnuda! ¡Es lo que hace la mitad del tiempo de todos modos!"

Asuka sintió que se estaba cayendo a pedazos por las costuras. Poco después de haber dejado la habitación del hospital de Shinji ayer, se había encontrado con Maya, quien le había contado más sobre la vida de Misato. Esto, junto con la forma en que Misato había besado a Shinji...

Asuka frunció el ceño y pensó en cómo Hikari solía afirmar que la pelirroja en realidad amaba a al pequeño baka, cuando la verdad era que Shinji la enfurecía. Había trabajado mucho y duro, abriéndose camino en la universidad, esforzándose por ser la mejor. Por eso había sido elegida para ser piloto de Evangelion Unidad 02; porque ella era la mejor. Y, en última instancia, había superado a todos en su entrenamiento, e incluso había logrado una sincronización constante con su Eva en el rango del percentil setenta. Sabía que era la mejor cuando la traían a Japón en el Over the Rainbow, incluso cuando se preparaba para la batalla por primera vez.

Y sin embargo, desde ese momento, Asuka se había encontrado constantemente superada por un patético idiota que nunca había tenido ni una pizca de entrenamiento antes de pilotar un Eva, cuyas únicas habilidades notables eran cocinar, limpiar y tocar el violonchelo. Una persona cuyo poder casi podía respetar, porque lo hacía superior a la mayoría de los patéticos idiotas que infestaban el planeta y, sin embargo, se negaba a actuar como superior. En cambio, se intimidó ante prácticamente todo el mundo, disculpándose por todo lo que sucedió, fuera su culpa o no. Quien ni siquiera quería ser piloto, pero también lo necesitaba.

Temblando, Asuka recordó la última batalla y posiblemente la experiencia más humillante de su vida. Lo que debería haber sido una victoria para ella, la oportunidad de demostrar que no necesitaba la ayuda de nadie se había convertido en cenizas en un instante. No solo se había visto obligada una vez más a confiar en el Invencible baka Shinji para salvar el día por enésima vez, sino que Misato había tenido el descaro de ordenar a Asuka que se alejara de la batalla, solo para llevar a Shinji a su Eva y ayudarlo a convertirse en el héroe una vez más.

Luchando contra su rabia y frustración, Asuka no quería nada más que destrozar todo el apartamento. Mientras sus propias pérdidas aumentaban sin un final cercano a la vista, su relación de sincronización ganada con tanto esfuerzo disminuía constantemente, mientras Shinji continuó creciendo hasta convertirse en un piloto más fuerte, superando a la pelirroja en cada paso. No solo había destruido al Ángel, sino que había salvado a Misato, restaurado su cuerpo y su juventud, y según Maya, también había obtenido un cuerpo nuevo y mejorado en el proceso.

"¿¡Qué sigue, Tercero!?" Asuka resopló mientras seleccionaba el peor conjunto de ropa que podía imaginar para Misato. "¡¿Vas a poner fin al Segundo Impacto mientras estás en ello?! ¡¿Traer de vuelta a todos los que murieron y hacer del mundo el lugar que era antes?"

Furiosa por la indignidad de ser una vez más reducida a una chica de los recados, Asuka tomó el paquete de ropa y retrocedió, chocando contra una pequeña mesa en la esquina de la habitación de Misato en el proceso. Cuando la alemana soltó unas cuantas maldiciones en su lengua materna, no se dio cuenta de que una pequeña cápsula caía al suelo, sacudida por el impacto.

Cuando Asuka Langley-Sohryu salió de la habitación de Misato, con pensamientos de ira hirviendo en su mente, el último regalo de Kaji para Misato fue rodando en una pila de ropa sucia en el piso, desapareciendo de la vista de aquellos ojos que no se interesaran en las prendas.