Parte III: Construcción y destrucción / Revelaciones

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Miércoles 17/02/2016

La sensación que Asuka sentía en el pecho no era nueva ni pasajera. El vacío sumado a lo que estaba empezando a entender como falta de pertenencia, poco a poco empezaba a llevarse por delante a la alemana, que la llevaba a pensar que, al menos en Japón podría volverse un ciclo interminable donde salía perdiendo cada vez. Terminando la guerra podría volver a Alemania teniendo la primera oportunidad que se le presentase e intentar comenzar de nuevo, pero el daño y estado en el que se encontraba, de forma cada vez más acentuada, le demostraban que necesitaría demasiada ayuda, y años de ella, para poder salir adelante.

¿Pero quién estaría dispuesto a aguantarla por voluntad propia durante ese tiempo? Su madrastra siempre mantuvo distancia de ella, básicamente por la misma actitud de la pelirroja, pero su padre... su propio padre no la había llamado aunque sea una vez para saber de ella. Comparaba a su padre con el de Shinji, y el suyo seguía siendo mejor que Gendo, aunque eso no era particularmente difícil. El esfuerzo que hay que poner para ser mejor padre que su Comandante es el mínimo.

También estaba el hecho de que lo que había sido su cosmovisión respecto a su vida actual se vino abajo en muy poco tiempo. Su última interacción con Kaji, una que sintió forzada por parte de su ex tutor, hizo que finalmente le diese algo de crédito a su actual tutora, a pesar de que usó la hipotética muerte de su mejor amiga para intentar lograr una actitud más responsable de la 2do Niño.

La ponía un poco alegre eso sí haber logrado encontrar un interés en común con Rei. Si bien le seguía molestando la actitud extremadamente sumisa de la albina, ahora podía compartir espacio con ella sin desearle algún tipo de mal, lo que siempre es bienvenido para la salud mental propia, aunque también era cierto que no sabía nada de ella realmente, por lo que era muy difícil lograr empatizar o entender en parte su actitud.

Con Shinji era una historia totalmente diferente, por otro lado. Con lo que le contó Misato sobre cómo Shinji se transformó en el 3er Niño, mucha de esa rabia se transformó primero en lástima hacia él. Realmente no quería pilotar, pero ahí seguía, sufriendo más secuelas por batalla que cualquiera y a su vez siendo el único imprescindible, pero cuando vio los videos de combate, la lástima hacia se transformó en más odio hacia sí misma, porque la lógica indicaba que ella, o incluso Rei debían ser la mejor piloto del equipo, no alguien obligado y extorsionado para estar ahí, y que encima se transformó en el Gran Shinji Ikari, el dominado y a su vez dominador de la bestia más temible que haya visto. Además, las bromas que hacía Hikari sobre ella y Shinji tenían un efecto que ella no quería.

También la conflictuaba la posición en la que estaba respecto a Toji. Le molestó mucho lo que hizo Gendo para lograr que pilotara nuevamente el 4to Niño. Ella no podía ayudarlo porque honestamente no sabía cómo, y al ser confidencial, no podía decirle de esto a Hikari, quién sí podría intentar algún amago de ayuda al Stooge. Eso sin contar la desesperación que hacer que en particular hayan hecho que él vuelva a NERV, con una bestia aparentemente renovada llena de armas y una armadura prácticamente impenetrable. Un equipo completo y renovado para alguien sin experiencia. Si su desempeño era bueno, podrían cambiarla a ella, y esa idea era lo que realmente le aterraba. Ser prescindible y reemplazable.

Tenía demasiadas cosas en la mente, y a esta altura no podía manejar ninguna de ellas. Misato le reconoció en la cara que no se sentía con la autoridad moral de hacer su trabajo. Era su trabajo corregirla si hacía algo mal, lo que parecía ser el caso al menos en los ojos del viejo Fuyutsuki, pero no podía, y esto es porque así funciona la Mayor. Hay cosas que ella no hará si no se siente capaz y que si las llega a hacer, las hará con la culpa carcomiéndola, y la distancia que hay entre ellas es tan grande que prefirió pedirle a alguien que a priori, ella consideraría legítimo para hacer su trabajo.

Condenados a la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora