Capitulo O3.

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Vas manejando en tu amado mercedes Benz con tu mascota sentado al lado tuyo, en el asiento de copiloto.

Aun estas a unos cuantos minutos de tu destino y tu cigarrillo ya se encuentra consumido, por lo que tiras el filtro por la ventana del conductor.

- Escucha atentamente Frank - le dices, mirándolo de reojo para luego volver tu vista al frente cuando comprobaste que habías llamado su atención y te miraba - esta noche quiero que seas educado, ya que vas a tener que trabajar como acompañante - le dices, frenando en un semáforo y mirándolo fijamente, por lo que tu mascota solo levanta una ceja.

- En otras palabras, ¿voy a ser un prostituto?

- Dije acompañante - le contestaste, un poco molesto - a ver, te lo voy a explicar, vas a ir al bar, vas a seducir a toda persona que solicite tu servicio, pero no vas a tener sexo, ni mucho menos vas a beber alcohol, en otras palabras, tu único trabajo es enamorarlos lo suficiente para que gasten todo su sueldo en bebidas y en pasar unas horas contigo - le explicaste, volviendo a mirar al frente y conduciendo.

- Parece divertido - escuchaste que susurro, mas no dijiste nada, solo miraste al frente, acelerando para llegar de una buena vez.

Cuando viste el cartel negro con letras rojas que decía "Titanium" no pudiste evitar que un suspiro de alivio se escapar de tus labios, aparcaste al frente y pudiste ver a tu amigo de pie contra las puertas de vidrio negras.

- Quédate adentro - le advertiste a tu mascota para luego bajarte del auto sin esperar una respuesta de su parte.

Caminaste a paso apurado a tu amigo y lo saludaste solo con un asentimiento de cabeza.

- ¿Y el chico? - te pregunto Bert, por lo que señalaste con tu cabeza hacia donde estaba aparcado tu auto - ¿y qué esperas para traerlo? - te pregunto, molesto, por lo que sonreíste de lado.

- Si quieres - le contestaste, con una gran sonrisa, por lo que diste media vuelta y volviste al auto, abriendo la puerta del copiloto - sal del auto - le ordenaste y Frank te miro, ojos brillosos por el cansancio, pero de igual manera te sonrió, bajando del auto, quedando de pie a un lado tuyo, sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón - ¿Qué esperas? Camina - le dijiste cuando cerraste la puerta y él no se movió de donde estaba.

- Esperaba que me dejaras hacerlo - te respondió y aunque tu rostro no lo demostró, te gusto oír eso.

Agarraste a tu mascota de la cintura, caminando al lado de él, hasta que llegaste a donde estaba Bert, quien miraba a tu mascota sorprendido.

- ¿De dónde lo sacaste? - te pregunto, sin dejar de observar a Frank por un momento, pero a él pareció que ni siquiera le molestaba ser escaneado de pies a cabeza por el mayor.

- ¿Recuerdas el perro que te conté que estoy cuidando? - le preguntaste y tu amigo asintió, aun confundido - bueno, este es Frank, mi mascota - le dijiste y tu amigo abrió los ojos sorprendido, mirándote para luego mirar al chico al lado tuyo y volver a mirarte.

- ¿Es una broma? - te pregunto, por lo que acercaste aún más a Frank a tu cuerpo y sonreíste de lado, con arrogancia.

- ¿Desde cuándo hago bromas? - le preguntaste y tu amigo solo te miro, para luego comenzar a reírse a carcajadas.

- Pero qué hijo de puta - dijo Bert, riéndose tan fuerte que más de una mirada paso a estar sobre ustedes - Frank ¿cierto? - le pregunto a tu mascota, por lo que miraste de reojo al menor, pero este no le respondió, ni siquiera lo miro, ya que sus ojos estaban fijos en el suelo - ¿Qué le pasa? No sabe hablar - bromeo tu amigo, pero solo sonreíste de lado.

Ni Orgullo, Ni Derecho - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora