Ni Orgullo, Ni Derecho - Frerard

Capítulo 21.

Estados unidos consta de 50 estados, en cada estado hay personas que mueven cada tráfico de sus respectivas ciudades. No es algo difícil de entender, los niños y niñas no desaparecen porque sí, hay personas que no mueren por que sí. Ajuste de cuentas es una forma de llamarlo.

Todos buscan ser quien pueda manipular todo aquel tráfico, se matan, roban y engañan entre ellos.

Es difícil encontrarte con uno de los poderosos, simplemente ellos están a otro nivel, por decirlo de una manera, son personas astutas que saben cómo manipular a pequeñas escorias, ellos se encargan de mover sus piezas mientras están ocultos detrás de la fachada de simples trabajadores.

Richard es una pequeña pieza que es engañado, se cree ser el rey del juego de ajedrez, cuando solo es un simple peón, manipulado por los grandes jugadores, personas frías, crueles, sin corazón que pasaron a tomar esto como un juego, importándoles poco el dinero, ellos solo disfrutan del poder que tienen, el poder que les da la increíble habilidad de usar a las personas.

He vivido varios años, he visto cómo cambian a las personas al poder, todos en algún momento caen por sus propias ambiciones, otros, ni siquiera llegan a cumplir lo que desean que ya han caído.

No es un mundo simple, en este vas a ser siempre cazado. Nadie te va a cuidar, nadie te va a respetar, las personas se venden y cambian de bando según su conveniencia. Estar aquí, es estar solo.

Los has visto a todos y cada uno, has visto como juegan sus fichas, como manipulan a las personas para conseguir lo suyo, mientras ellos se preocupan por no quedarse sin su cigarrillo o botella de wisky, pero nunca creíste que iba a ver a un verdadero pez gordo, a alguien con tanto poder ir por su presa, nunca creíste verlo bajar de su propio auto y caminar hacia su destino.

- Gerard Way - saludas al verlo caminar en tu dirección, erguido, con un paso elegante y arrogante, un aura fría e imponente - ha pasado un largo tiempo, estas viejo - le dices y él se quita los lentes de sol, mirándote fijamente, con aquellos ojos que podrían robarte el alma.

- Tan bajo has caído como para trabajar para el inútil de Richard - te dice con arrogancia, riéndose al decírtelo.

- Oh, tu mejor que nadie sabes que solo soy un peón que ayuda a los inútiles que son mis amos, sin discriminar - le respondes y él sonríe de lado.

- La basura como vos debería estar tres metros bajo tierra Nick - te dice, desprendiendo su chaqueta larga y negra, metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón negro.

- El muerto se asusta del degollado Gerard - le respondes y él borra su sonrisa, mirándote con asco - déjame aconsejarte Way, encapricharte con ese mocoso solo te va a traer problemas, deberías dejarlo morir - le dices y él no cambia su semblante, solo te queda mirando con frialdad.

- ¿Problemas? - te pregunta, sonriéndote de lado - mejor - te dice, caminando, al pasar por al lado tuyo golpear su hombro contra el tuyo.

Niegas con la cabeza y te quedas mirando cómo llega un auto y de los mismos salen tres hombres vestidos de negro, corriendo, pasando por al lado tuyo sin siquiera mirarte, hasta que uno baja del mismo, del lado del conducto, caminando a paso tranquilo en tu dirección, se detiene enfrente tuyo, y tal vez no recordabas que fuera más grande que vos en cuerpo y altura.

Tal vez te has achicado con los años, ya estas viejo, que puedes hacer.

- Nick - dice y sonríes de lado.

- Mark - le respondes y él te sonríe con amabilidad.

- Ha pasado tanto tiempo - te dice y asientes - debemos juntarnos a beber para ponernos al día, amigo.