Capítulo 15.

52 7 0
                                    


Lindsey duerme, mientras que vos no podes conciliar el sueño.

No hace más de media hora que ella duerme, pero vos no podes, es como que sintieras tu cuerpo sucio, como si no soportaras sentir tu sudor, necesitas ir a bañarte, no sabes porque, o no quieres admitirlo, que es distinto, así que te levantas de la cama, como Dios te trajo al mundo, saliendo de la habitación y entrando al baño, metiéndote debajo de la lluvia, dejando que la misma te limpiara.

Dejas tu cabeza caer entre tu cuello, la lluvia golpeando tu nuca, una de tus manos ahora sobre tu frente, los recuerdos de hace solo media hora invadiendo tu mente.

¿Qué cuando cerraste tus ojos en pleno acto no pensaste en la persona que tenías debajo?

Eso era cierto.

¿Qué casi gimes otro nombre?

Eso es aún más cierto.

Porque cuando cerraste tus ojos pensaste en unos ojos avellanas, y agradeces nunca haber sido muy ruidoso cuando de sexo se trataba, porque si no se hubiera enterado medio edificio que estabas pensando en aquel mocoso.

No sabes en que momento sucedió, solo sabes que de un momento a otro comenzaste a verlo de diferente manera. Ya no era más aquel mocoso al que habías juntado y adoptado como mascota por un simple juego, no, ahora era diferente.

Una parte tuya se arrepiente de haberle dicho aquellas palabras, aquel "Convénceme" que no pensaste que iba a tomar de esa manera, porque es la verdad, porque habías pensado que iba a suplicar o a darte motivos, aunque estaba más que claro que la respuesta iba a ser "No".

¿Por qué dices que iba a ser "no"?

Porque odiabas a Cortez, porque veías como él lo miraba con ojos diferentes y como a tu mascota le gustaba seguirle el juego.

Y si no lo habías echado a la mierda hace ya bastante tiempo (exactamente desde que Frank comenzó a ir al local) era porque Bert te lo tenía prohibido, porque "Es un buen bartman, es de confianza y no vamos a conseguir a nadie mejor Gerard, no seas un idiota impulsivo" en un resumen de lo que te había dicho tu amigo y socio.

"¿Celoso?" fue la pregunta que te hizo antes de que te fueras con Lindsey a comer y luego terminaran en tu cama.

- Mierda... - te quejaste, golpeando la pared con tu puño cerrado y cerraste la llave de agua, saliendo y tomando la toalla, secándote y dejándola colgada en la puerta del baño, para luego ir hasta tu cuarto y vestirte, sin hacer ruido.

Un pantalón pijama negro, una remera mangas cortas de un color gris, tu atado de cigarrillo y encendedor acompañándote hasta el living, tomando tu botella de wisky de camino y sentándote en el sillón individual, abriendo la botella y empinándola, porque no tenías ganas de buscarte un vaso. Estás en tu casa, y si quieres tomar de pico como vagabundo lo ibas a hacer, es simple.

Suspiras, bebiendo un gran trago que te quema por dentro, haciendo que cerraras tu ojos, inspirando aire por la nariz, disfrutando del silencio y la oscuridad de tu departamento, siendo iluminado solamente por la luz de la luna que entra por la puerta que da al balcón.

Para cuando te das cuenta, el cielo tiene otro color, en tu cenicero no entra más de una colilla, tu Wisky está casi vacío y tal vez no fue buena idea quedarte bebiendo, porque no estás pensando con claridad y tu saco esta sobre el sillón de dos plazas, y cuando te levantas casi te caes al suelo y le das un beso con toda la cara.

Estas mareado, pero llegas al sillón, tomando tu abrigo y sacando tu celular del mismo, y que quede en claro que si haces algo estúpido es porque no estas realmente consiente.

Ni Orgullo, Ni Derecho - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora