Ni Orgullo, Ni Derecho - Frerard

Capítulo 19. Parte III.

Hace dos días que solo has visto a una que otra persona que te han llevado comida (nada de saludos, ni nada por el estilo, aunque vos siempre lo hacías), más a Richard no lo has visto (y es un alivio, aunque solo un poco), y la última persona con la que hablaste más de dos palabras fue con Nick, así que estas aburrido, adolorido, y tal vez asustado, algo arrepentido también, en realidad, has tenido tanto tiempo a solas que crees que estas haces semanas allí, pero si en algo has quedado en completo acuerdo con Nick en estos días que has estado solo, vos y tu alma, es que te consideras un idiota, lo cual es genial, porque ahora por lo menos, cuando vuelvas a ver a Nick (que esperas que sea pronto, porque si sigues hablando contigo mismo, vas a probar cortarte las muñecas con las esposas y ver si te morís desangrado, lo cual es obvio no vas a hacer, porque eres un cobarde, pero bueno) sus palabras no te van a herir tanto como la última vez (o como siempre, Nick siempre fue así).

Pero bueno, volviendo al tiempo que estuviste solo con tu alma, y has de admitir que nunca te has sentido tan solo como ahora, ya que estas encerrado en un cuarto y puedes pensar con claridad (mas, después de hablar con Nick) en todo lo que te ha pasado a lo largo de tu corta y desafortunada vida (no quieres dar lastima, pero no has tenido una vida de oro), y luego, de valga la redundancia, pensar con claridad, has llegado a varias hipótesis, siendo la primera echarle la culpa a tu madre.

Te has enojado con ella, pero no te duro mucho (casi nada en realidad), ya que después de pensarlo con más frialdad, has llegado a darte cuenta que ella no te obligo a volver, mucho menos alguna vez te hizo creer que te quería o que anhelaba tu bienestar, así que técnicamente, no puedes culpar a alguien que desde que tienes uso de razón no ha hecho más que despreciarte, por lo tanto, no pudiste culparla.

Te sentiste un hipócrita cuando te diste cuenta que en un momento llegaste a odiarla a ella, cuando la verdad, y vos sabes, es tuya y completamente tuya la culpa (inclusive seguir queriéndola a pesar de que ella dejo más que en claro, en varias ocasiones que no eras más que una mierda en su vida).

En fin, volviendo a tu momento de soledad, también llegaste a echarle la culpa a tu ex dueño, es decir, te enojaste con Gerard, por no encerrarte a su lado y haberte dejado huir, obviamente, después te sentiste aún más idiota, así que lo desechaste tan rápido que ni te diste tiempo en explayarte en ese tema.

Seguiste buscando culpables, hasta que después de darle tantas vueltas al asunto, llegaste a una simple y única conclusión, y ahí fue cuando te enojaste contigo mismo, por no haberte ido aquella vez antes, tal vez ahora estuvieras en el campo, al aire libre y con tus ropas limpias. Tal vez hubieras encontrado el valor que no creías tener, y hubieras tomado tu ansiada libertad.

De a momentos es frustrante, quieres llorar, pero te niegas a hacerlo, quieres gritar, pero no quieres que nadie te oiga, quieres dormir, pero no puedes, y cuando lo has hecho (que no estás seguro si ha sucedido) solo te has sentido peor, ya que darte cuenta que lo que estás viviendo no es más que la realidad es algo doloroso y cruel.

Solo después de haber llegado a la desesperación absoluta, es que te has podido perdonar a ti mismo, y bueno, ahora estas un poco más aliviado, te sientes un poco mejor contigo mismo, pero de igual forma, el miedo esta tan metido en tu piel que crees que nunca vas a poder volver a ser el mismo.

Hubo un momento en el que realmente te odiaste, ese fue el momento en que llegaste a pensar que nunca tuviste que haberte ido, que si no lo hubieras hecho, jamás hubieras conocido a Gerard, jamás hubieran golpeado a tu madre, y ahora, por lo menos no estarías esposado sobre tus desechos en un cuarto de 4x4 deseando estar más muerto que vivo.

Realmente te odiaste por pensar en ello, porque solo ahí te diste cuenta que te hubieras engañado realmente a ti mismo.

- Hola niño - escuchas y levantas tu rostro, viendo a Nick con un cigarrillo apagado entre sus labios y el encendedor en su mano derecha, mientras cierra la puerta con la izquierda, y suspiras aliviado.