Capitulo O7.

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"Titanium" había quedado completamente vacío.

Solo quedaban los que limpiaban, Matt terminando de acomodar las botellas y las copas detrás de la barra junto a otra chica, en la puerta, adentro, cuidando el local aquel hombre de seguridad con el que habías hablado y Ryan, quien no sabías donde estaba.

A Gerard no lo habías visto desde aquella extraña situación con Bert. En cambio al de cabellos largos lo habías visto pasar un par de veces.

Estabas recostado en uno de los sillones, mirando el techo, tu mano derecha dentro del bolsillo de tu pantalón, apretando el celular que Matt te había dado, mientras que la izquierda colgaba, cayendo de costado, tocando el suelo, pensando.

- Yo ya me voy Frankie ¿quieres que te lleve? – te pregunto Matt, por lo que inclinaste un poco tu rostro, viéndolo a los ojos y sonriéndole.

- No es necesario, pero gracias – le respondiste y él asintió, sin insistir.

- Cualquier cosa, te deje mi número anotado en un papel dentro del celular, donde está la batería – te dijo, acercándose a donde estabas y acariciándote la cabeza, por lo que le guiñaste un ojo, viendo cómo se reía y se iba caminando.

Te refregaste los ojos con las palmas de tu mano cuando lo escuchaste despedirse de las pocas personas que aún quedaban y casi al instante te sentaste en el sillón y cubriste tu boca con una mano, escondiendo el evidente bostezo.

Miraste a un costado y viste que Mark te observaba, por lo que le sonreíste y el saco su atado de cigarrillos, tendiéndolo enfrente suyo, ofreciéndote, pero negaste con el rostro y te levantaste del sillón.

¿Dónde mierda se había metido Gerard? Te preguntaste, mirando hacia donde sabias estaba su pequeña oficina, rascándote la nuca y caminando en dirección a la misma.

Tal vez se había quedado dormido.

Te acercaste a paso lento, y tuviste una extraña sensación, como si algo te dijera que no te acercaras, mas, no le prestaste atención y seguiste caminando, acercándote a la puerta, estirando tu mano hasta la perilla, escuchando un pequeño murmullo dentro de la habitación.

Inclinaste tu cabeza con duda, y la curiosidad fue más fuerte, por lo que giraste la perilla, lento y abriste la puerta de la misma manera, para que no hiciera ruido. Asomaste tu rostro y te quedaste mirando al frente donde estaba la mesa, de donde prevenían sonidos de gemidos ahogados.

Abriste un poco más la puerta y viste la espalda de Gerard desnuda y brillosa a causa de las gotas de transpiración que bañaba su cuerpo, todo Gerard estaba desnudo, y sobre la mesa Ryan, con la cabeza inclinada a un costado y su pecho sobre aquel mueble, dándole la espalda al de ojos verdes. Sus brazos, usándolos como si fueran almohadones, gimiendo, mientras Gerard lo agarraba desde la cadera con ambas manos y lo penetraba.

Y no sabes que fue lo más extraño, que tu cuerpo no se moviera y tus ojos se hubieran abierto, o que no sentiste nada.

Tal vez estabas equivocado, tal vez Gerard no te gustaba, solo te atraía.

Pero a diferencia de lo que pensabas, tu cuerpo temblaba y cuando te diste cuenta, ya habías retrocedido un par de pasos.

- ¿Frank? – escuchaste detrás de ti y giraste tu rostro, mirando a Bert, quien se veía confundido, hasta que sus ojos fueron a parar donde hace unos instantes mirabas, y suspiraba, como con tristeza - ¿quieres que te lleve? Tengo copia de la llave del departamento de Gerard – y no sabes porque accediste.

Tal vez era por la forma en que Bert te miraba, como si comprendiera algo, como si te tuviera lastima, como te miran los padres, en esas propagandas que viste alguna vez en la televisión, cuando sus hijos rompían algo o se ensuciaban, y los miraban con tristeza, pero a su vez, un deje de comprensión.

Ni Orgullo, Ni Derecho - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora