Capitulo 2O.

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Caminas lentamente detrás de Nick, acariciando tus muñecas con la palma de tus manos un rato cada una, con delicadeza, tratando de apaciguar el dolor en las mismas, no funciona, pero por lo menos los brazos ya no te hormiguean como antes y puedes estirar tu espalda.

- ¿Por qué el traje? – le preguntas, para cortar aquel silencio tan incómodo.

- Vengo de un funeral – te responde directamente, girando su rostro y sonriéndote de lado por medio segundo, volviendo a mirar al frente – las cosas se le están complicando a Richard, pero creo que él no se ha dado cuenta aun – te dice, pero antes de que puedas seguir preguntando él se detiene enfrente de una puerta – llegamos – te anuncia y abre la puerta.

- ¿Qué es esto? – preguntas, un par de pasos lejos de él, con miedo.

- Un baño – y tras decir eso te acercas, comprobando que realmente lo era.

No era como cualquier baño, a pesar de todo, tenía un balde con agujeros, una manguera que estaba conectada a una canilla dentro del mismo. El cuarto era pequeño, aún más que donde estabas, los azulejos del suelo estaban rotos y negros y las paredes se descascaraban por solo ser observadas. Una pequeña ventana del tamaño de un cuadro de foto normal adornaba el lugar, sucia, y había un agujero debajo de donde estaba el balde.

- Supongo que no tengo agua caliente – dices en forma de broma y Nick se ríe.

- Alégrate de que al menos tienes jabón – te dice, sacando un pequeño jabón desgastado del bolsillo, tendiéndotelo – entra y cuando termines, toca la puerta – te dice y asientes con la cabeza, agarrando el jabón y entrando al cuarto, escuchando la puerta ser cerrada detrás de ti y suspirando.

Giraste la llave de agua con la palma de tu mano y te metiste debajo del balde una vez te desnudaste por completo, dejando tu ropa en una esquina tirada, el agua golpeando tu cabeza y escurriéndose por tu cuerpo, temblando al primer contacto, castañeando tus dientes y abrazándote a ti mismo, la pequeña luz que entraba por la ventana siendo tu única iluminación.

Era aliviante sentir el agua, sentir que te estabas limpiando, ya que hacia bastante que no lo hacías, pero el cuarto era un frízer a causa del clima en que se encontraban y el agua fría te estaba haciendo pedazos. No podías acostumbrarte al frio, pero al menos no te sentías tan sucio y el ardor de tus muñecas pasaba a un segundo plano.

Usar el jabón era otro tema, dolía, querías gritar cada vez que lo agarrabas con tus dedos hinchados mientras lo pasabas por tu cuerpo. Sentías tus dedos palpitar del dolor, tus manos temblaban y tus labios sangraban por lo fuerte que te los mordiste para no romperte la garganta.

Y ahora que lo piensas, matarte no hubiera sido tan malo como creías.




*




Nick entra al cuarto, una toalla en manos y te la tira sobre el rostro. La atrapas antes de que impacte contra el suelo y gimes de dolor, mirando a aquel hombre que conoces hace tanto tiempo, a la vez no conoces, con cara de cachorro abandonado.

- ¿Me ayudas? – le preguntas, haciendo un pequeño puchero con tus labios y mirándolo a los ojos, sabes que te queda bien esa cara, para que vas a mentir.

- Pfff.... No – te respondió, girando sus ojos para luego mirarte y sonreírte con soberbia.

- No perdía nada intentándolo ¿No? – le preguntaste y él solo negó con la cabeza, mientras con dificultad pasabas la toalla por tu cuerpo - ¿A qué te referías cuando decías que las cosas se estaban complicando? – le preguntaste, mirándolo de reojo.

Ni Orgullo, Ni Derecho - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora