25. Un abrazo. (Snapeter)

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Aviso que vamos a cambiar un poco las cosas esta vez, no se sorprendan.
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Ya no se sentía bien, tal vez antes no lo notaba pero ahora era tan claro como el agua.
Cada vez que sus amigos lo dejaban de lado, recordó todas esas veces en las que los escuchaba riendo y charlando amenamente y se callaban una vez él se hacía presente.
Tuvo que tardar casi siete años en  notarlo.
Las veces que lo interumpían y él solo callaba admirando la confianza de sus amigos.
Admirando cada azaña y la valentia de estos, la habilidad en el Quidditch y los encantamientos.
Pero empezó a abrir los ojos y los oidos escuchando a dos de ellos siempre diciendo estupideces a sus espaldas, siempre criticando y denotando los errores que según sus amigos él tenía, a consecuencia de esto decidió cambiar, tal vez ser más callado para no molestarlos, tal vez bajando de peso para que no hablaran sobre su excesivo gusto a la comida por ansiedad, tal vez dejando que solo ellos hablaran y reir de algunos chistes o bromas sin gracia, tal vez dejando de opinar sobre las crueldades que le hacían a su compañero.
¿Por qué siempre tenían que hablar mal de él? Por cualquier cosa, solo no regó a su cactus un día y ya hablaban al respecto criticando su falta de atención ambiental.
No podía con toda la ira contenida, con todo ese odio y rencor que lo desquitaba llorando en silencio y sus amigos no lo notaban porque eran demasiado egoístas y arrogantes como para notarlo, esperó un tiempo en que al menos uno lo notaría, pero no pasó aunque siquiera ese uno era amable con él, alguien que hacía de la vista gorda cuando molestaban a sus compañeros de otras casas.
Empezaba a odiarlos, algo que juró jamás hacer, no podía odiarlos, eran los únicos amigos que tenía.
—No lo soporto es tan callado, parece un fantasma.
—Estoy seguro que ni en su casa lo notan.
—Ya cállense, quiero leer en paz al menos hoy.
Eso fue lo que escuchó esa tarde después de clases de pociones, tal vez se levantó diferente ese día pero no aguantó más, no quería llorar en silencio otra vez, no quería ir a su habitación para que nadie lo notara, solo quería desaparecer un rato como habían dicho sus amigos.
Después de tantos años aún no entendía la actitud de sus amigos, aunque doliera le hubiera gustado que se lo dijeran de frente, no dolería tanto así.
Alguna vez se culpó por eso tratando de convencerse de que era su culpa que ellos hablaran así, tal vez si no los perjudicara tanto ellos...
En todo ese pensamiento y con lágrimas saliendo de sus ojos otra vez, llegó al séptimo piso, no sabía a donde ir, pasó tres malditas veces por un mismo pasillo pensando en que la torre de astronomía podría estar vacía y se abrió una puerta a su lado, no recordaba que hubiera una puerta en ese pasillo, solo cruzó la puerta, necesitaba una almohada que abrazar y muchos pañuelos, tal vez un lugar en el que por más que gritara nadie escuchara sus lamentos.
Si le hubiera dado tiempo de observar el lugar habría notado que todo aquello que necesitaba estaba ahí, muchas almohadas, cajas de pañuelos, una tetera con chocolate caliente, no lo notó siquiera cuando empezó a llorar a cantaros sin importarle que alguien no escuchara, ya había aguantado lo suficiente y no quería desquitarse con nadie más por lo que era, aunque deseara alguien que le tendiera sus brazos para abrazarlo, para consolarlo y escucharlo, lo necesitaba en serio.
—Lo siento... Lo siento... Es mi culpa...
Sollozó como no podía hacerlo en su habitación compartida, después de todo había decidido culparse por el trato hipócrita de sus amigos pensando en que algo había hecho para que lo trataran de ese modo, de algún modo era su culpa.
Y como si la habitación fuera mágica o algo sintió unos brazos rodearlo acariciando su cabeza, el abrazo que tanto había necesitado estaba ahi, de alguien que olía a menta y margaritas, no le importo quien fuera, solo estaba recibiendo el abrazo que tanto necesitaba.
—Esta bien, esta bien llorar, tienes que desquitarte o será peor después.
Esa voz... ¿Cuantas veces la había escuchado insultando a sus amigos? No pensó que le tranquilizaría escuchar esa voz.

• • •

No esperaba ser interumpido en ese lugar. En todo el tiempo que había estado en la sala de menesteres leyendo o preparando alguna poción nunca había sido interrumpido hasta ahora, notó como la sala se hacía más grande y sumaba cobijas, almohadas y pañuelos al otro lado de la habitación, era fabuloso ver como la sala cambiaba en necesidad de otra persona, pero si le extrañó ver tantos pañuelos.
Su sorpresa fue enorme al ver a un merodeador en la sala, se veía debastadó, había pensado en gritarle y decirle que se fuera pero ver esas lágrimas y el rostro cubierto con sonidos que no escuchaba... No pudo hacerlo, decidió solo darle espacio al sujeto, no quería que luego lo viera como un metiche o algo asi que solo guardó sus cosas y se dirigió a la puerta, estaba por salir cuando lo escuchó hablar.
—Lo siento... Lo siento... Es mi culpa...
No entendía esas palabras, jamás había visto al sujeto hacer algo malo más que derramar algunas pociones accidentalmente pero eso no era motivo para semejante llanto, sintió pena por supuesto y lástima también, todo eso se cambió por empatía, sabía que ese chico no había hecho nada en su vida que dañara a alguien, no tenía por que disculparse con nadie, se acercó al chico y pudo escuchar el llanto, pudo sentir el dolor con cada sollozo, el chico estaba sufriendo y no tuvo el corazón para dejarlo sufrir solo, se puso de rodillas frente a él y lo abrazo con fuerza acariciando su cabeza, tenía que desquitarse de algún modo.

—Esta bien, esta bien llorar, tienes que desquitarte o será peor después.
Solo pudo decir esas palabras para consolar a Pettigrew, este lloró más fuerte y se aferro tanto a Severus, esperando que no se aburriera rápido y le recriminara todo lo que él y sus amigos le hacían, esperaba que no dijera nada y Severus así lo hizo, solo abrazó a Peter durante toda la tarde alternando las caricias entre su cabeza y su espalda, no pediría explicaciones ni haría preguntas estúpidas o muy intimas al respecto.
Fue toda la tarde hasta que se fue el sol, el chocolate ya estaba frio y con algunos espasmos Peter había dejado de llorar, se alejó de Severus algo apenado pero tranquilo al fin, ya no le dolía tanto la cabeza al llorar, aunque sus ojos estarían hinchados.
—Gra... Gracias— dijo con poco aliento tratando de recuperarse, con esa simple palabra Severus llegó a la conclusión de que Pettigrew no era una mala persona como sus amigos.
—No agradezcas, esta bien llorar para ordenar las ideas y sentirse más tranquilo, ¿te sientes mejor?— preguntó sirviendo el chocolate ya caliente gracias a un encantamiento, Peter asintió tomando la taza que le ofrecía Severus, ninguno dijo nada hasta terminar la taza de chocolate en sus manos, pronto seria la cena y seguro... No, nadie estaría preocupado porque Peter no apareciera o porque Severus no comiera—. Sea lo que sea... No es tu culpa, a veces el mundo es una mierda y alguna gente también, así que no es tu culpa, Peter.
Esas palabras solo hicieron poner un poco triste a Pettigrew empezando nuevamente el llanto, no esperaba que alguien tan frio como Snape le dijera esas palabras, le hubiera gustado que fueran sus amigos los que lo consolaran pero a fin de cuentas se lo había dicho una persona que debía odiarlo.
Severus abrazó nuevamente al chico, aunque no quería ver triste más de la cuenta al chico pero debía decir esas palabras no solo para él sino para si mismo, ambos debían superar ese rencor, odio y tristeza que tenían enterrado en el corazón.


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Bien... Creo que quedó claro por qué estoy en el culto de Peter y por qué justifico sus crímenes aunque sinceramente... Lo haría con el gusto de Barty por las razones de Peter y no me arrepentiría ni un poco.
Eso es todo por ahora y...
Malec.900
woogyubi
gyujongie
Cualquiera, si entran publican un capítulo x y sabré que tengo que cambiar la... Ya saben, y si no saben, rayos esta bien feo eso de hablar de mil temas a la vez, uno de mis compañeros esta super triste haciéndonos escuchar las canciones mas tristes del Nodal, puto, lo odio, y aquí el por qué, cabron.
Seguro vieron por ahí que en Santa Cruz- Bolivia le arrojaron hielos en su concierto, y se lo merecía porque al cabron inició su puto concierto tres horas después de lo acordado, así que por puto, y luego canceló el concierto en La Paz y mas bien porque le hubiéramos arrojado choclos o dinamita Yaaaaa...
Mierda, me salio mi lado kolla, jajajajajajaja okno.
Perdón, eso de Nodal salió de la nada, en fin, no tengan hijos si los van a estar tratando mal o hablando a sus espaldas. Me gustaría que mi mamá lea esto, y mis hermanos, jodanse.
Eso es todo nos leemos luego.

One Shots HP Epoca merodeadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora