20. Bloqueo creativo. (Severus y Regulus)

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Medio día, hermoso día soleado, aunque demasiado caliente para hacer jardinería pero era necesario, en su punto de vista lo era, ¿cuantos llevaba ya?
Eso no importaba nadie lo iba a saber de todas formas, pero ¿por qué hacerlo? No tenía sentido para muchos, pero no podía evitarlo, solo una persona lo sabía.
Era de gran confianza, su mejor amigo y amor de la vida, él lo sabia todo, no podía perderlo.
Pero ¿cuantas veces se dijo lo mismo?
Mejor amiga, mejor amigo.
La única persona que podía saber tus secretos porque tenían la plena confianza de contarse todo.
Cuando tenía 10 años...

Borró lo que tenía planeado escribir, por quinta vez en el día, lo odiaba demasiado, había estado todo el día pensando en un capítulo para escribir o en un nuevo libro, las ideas llegaban a su mente todas revueltas.
Era buenas ideas pero no sabia como describirlas de forma que llamara la atención de sus lectores.
Decidió cerrar un rato el portátil y descansar, tenia un libro inconcluso y muchos inicios para otros libros.
—¡Ya llegué!— anunció su editor y mejor amigo, llegaba con la cena y mucho café para preparar, solo así se dio cuenta de que estaba hambriento—. ¿Aún nada? Y si retrasas la entrega a una semana más, las editoriales no se molestarán.
Sugirió su amigo, deseaba ser tan calmado como él e incluso así llegaban ideas y se esfumaban en un segundo.
—No, debo terminar el libro y llegan mas ideas, esto es lo que tengo y no esta completo.
Dijo tomando unas cinco hojas de manuscrito, no quería ser cliché en sus libros pero no había nada que no gritara cliché.
—Bien... No esta mal, solo falta desarrollarlo un poco más, pero hay que cenar sino no comes nada, Sev —dejo de corregir algunas cosas y dejo el manuscrito en la mesa lejos de su comida.
Cenaron un rato, no estaban tranquilos para nada, escribir sobre historias de amor le daban pereza, había demasiado romance en el aire, cosas de terror no estaba mal pero incluso eso tenía clichés, sobrenaturales no había nada que no hubiera leido aunque si le interesaba profundizar algunos temas, pensar en Homero lo tenía más ansioso pues era su escritor favorito y muchas veces pensó en hacer lo que él con mitología griega, no quería que sus libros sean solo entretenidos, quería que estos enseñaran algo a sus lectores como en el libro pasado en la que básicamente enseñó a encender un auto sin llave y a pesar de que lo había escrito tal cual esperaba que no lo pusieran en práctica.
Pensó en su editor y en una serie de criminología que había visto en su infancia donde literalmente enseñaban a deshacerse de un cadáver o qué tipo de elementos usar para no dejar huellas.
No sería mala idea escribir un libro así sobre criminología pero debía terminar el que tenía en curso.
—Le hablé a la editorial, nos darán una semana más— ¿Eso cuando pasó? ¿En qué momento había llamado a la editorial?—. Así que por favor Sev, mañana nos tomaremos el día libre y haremos día de campo o algo parecido, un día entero en la naturaleza así que ve a preparar tus cosas.
Ordenó mas que un editor parecía un asistente personal y no le desagradaba salvo cuando era tan sigiloso que no se notaban sus pasos, como la llamada que hizo.
Severus no tuvo otra que aceptar limpiar la mesa e ir directo a su habitación y acomodo todo en una mochila, no necesitarían muchas cosas pues tenían planeado ir solo un día.

—¡Es hora de irnos Severus!— llamó su amigo, era de noche aún y lo despertaban a esa hora—. ¡Rápido tenemos que llegar allá a las siete!
Llamó otra vez tocando la puerta como loco, no le dio tiempo a nada mas que levantarse arreglar su cama y cambiarse de ropa, solo subió al auto sin siquiera saludar, no tomó ni un miserable café y si le preguntaban diría que estaba enojado con su amigo por levantarlo a las cuatro de la mañana.
—Llevamos aquí metidos más tiempo del calculado— reclamó Severus, estaban en el bosque perdidos y para colmo parecía que iba a llover, habían dado muchas vueltas tratando de encontrar un camino que los lleve a algún lugar
—Bueno no es como si aquí no hubiera bosque, la idea era ir a un lugar así y ver la naturaleza— dejó el auto aparcado tenía sed y necesitaba un poco de aire fresco—. Escuchas suena como a agua. Trató de calmar a su amigo que había salido con él—. ¿Qué tal si buscamos eso y te calmas un poco?, con suerte habrán peces.
Luego de diez minutos de insistencia por parte del menor salieron a buscar siguiendo el sonido del agua, estaban charlando tranquilamente sobre ideas nuevas o sobre alejarse del hormiguero que casi pisan hace rato.
—¿Recuerdas ese cuento en que dos amigos están en un bosque y los persigue un oso?
Preguntó el menor observando sin decir nada un rio a lo lejos, se veía calmado y cristalino.
—Si... El que se trepó en el árbol no fue muy inteligente porque los osos trepan bastante bien. Dijo aburrido observando las aves de aqui para allá, esperaba no estar en un área de conservación de la especie porque podrían arrestarlos.
—Que bueno que lo sepas porque nos esta siguiendo un oso.
Severus volteó para ver si era cierto y vio al oso a unos cinco metros de ellos, era un oso pardo bastante gordito, pero se veía hambriento.
—¿Desde hace cuanto nos sigue?
—Nos vio cuando bajamos del auto, por eso la insistencia de ir al rio porque puede que haya peces y empieze s cazar en lugar de comernos a nosotros, ahora sigamos yendo, tenemos que cruzar y con suerte...
No terminó de hablar pues una mariposa se posó en su nariz, no pudo evitar estornudar cuando esta se fue, llamó la atención del oso y empezó a caminar mas rápido hacia ellos, también apresuraron el paso y tuvieron que saltar sobre algunas rocas para pasar el rio.
Muy al contrario de lo que veían en las películas no siempre habían peces en el agua, en este caso era un pequeño arroyo sin peces, ¿Estaban perdidos? Si, era lo más seguro pero tenían muy a su pesar la suerte de que no fuera un oso grizzly, esos violentos osos que la humanidad se había encargado de extinguir.
Aún en el rio el oso no dejaba de seguirlos.
—Gran idea la de convivir con la naturaleza— reclamó Severus enojado y tropezando con una roca.
—Bueno. No todos los días tienes la suerte de sentir el bosque en la perspectiva de la presa— comentó Regulus tan sínico como siempre.
Después de unos minutos caminando cuesta arriba decidieron volver cruzando el rio y bajando de vuelta, el oso parecía no querer acercarse mas de lo que estaba, cinco metros estaban bien, volvieron al auto y sacaron algunas frutas que compraron en el camino, como mangos.
—¿Crees que le gusten los mangos?— preguntó Regulus terminando el suyo y enterrado las cascaras y la pepa, la naturaleza lo aprovecharía.
—¿Y si vas y le ofreces? "Amigo oso ¿quieres mango?"— trató de imitar la voz de Regulus, el oso se había quedado a cinco metros y cada diez minutos se acercaba unos centímetros más.
Regulus tomó unos cinco mangos y se acercó cautelosamente, el oso retrocedió a medida que Regulus avanzaba hacia él, dejó los mangos en el suelo y volvió junto a Severus.
El oso se acercó a la fruta olfateando, tomó uno y lo mordió, empezó a comer de los mangos y al terminar se puso más enérgico de lo que esperaban empezando a saltar y acercarse más a los humanos.
Sin duda un mamífero muy curioso, no era un oso muy grande a lo mucho mediría un metro cincuenta y se puso a jugar con los dos humanos pidiendo un poco más de fruta, no tenían idea de que los osos comieran fruta. Y se sorprendieron mucho al encontrar un puesto de fruta en el camino.
Al atardecer empezaron a armar una casa de campaña, el oso se quedó dormido de pancita después de rascarse la espalda y rascarle la espalda a los humanos.
—¿Y si lo adoptamos?— pregunto Regulus metiendo las cobijas a la casa de campaña.
—Claro, construyamos una casa aquí en el bosque porque en definitiva no vamos a sacar al oso de su habitad.
—Si aquí sería un lugar hermoso para vivir.
Por primera vez Regulus no entendió la ironía en las palabras de Severus y contestó tan animado.
Hicieron una pequeña fogata cuidando que el fuego no se saliera de control y calentaron una lata de verduras que también invitaron al oso, al que no le gustaban los espárragos al parecer.
Se habían olvidado del trabajo todo ese día desde que estaban con el oso.
A la mañana siguiente despertaron por el zumbido de algunas abejas, salieron y el oso se encontraba con un panal comiendo como si no hubieran abejas enojadas a su alrededor.
Por mas loco que fuera el oso les arrojó el panal con algo de miel, lo suficiente para ambos y disfrutaron de un picudo desayuno pues las abejas enojadas que quedaban los picaron, hubieran preferido ahorrar tantas muertes.
El oso se fue caminando hacia el rio y los dos lo siguieron con el panal en manos, estaban tristes por la perdida de tantas abejas y al oso parecía no importarle.
No tenían porque seguirlo y aun así lo hicieron, se colgó a un árbol bastante alto y les arrojó lo que parecían ser ramas gruesas y dolorosas, arrojó todas las que había cerca y al menos la mitad les llegó a la cabeza.
El oso bajó y partió por la mitad aquellas ramas sacando un algodón blanco que quería una pepa en medio, los humanos lo imitaron y el algodón era bastante dulce, decidieron llevarse los que no habían comido y aún así siguieron al oso de vuelta al auto.
Tal vez de lejos parecieran cazadores, y seguro así era porque cuando llegaron y empezaron a jugar con el oso Severus recibió un balazo en la pierna para que dejara al oso en paz.
Regulus fue de inmediato con el escritor y revisó la herida, el oso también se acercó poniéndose frente a los dos mientras uno hacía un torniquete, el oso parecía ver al atacante pues no dejaba de gruñir y levantarse en dos patas como un humano cuando lo apuntan con un arma y levanta las manos.
—Venimos en son de paz— habló Regulus después de hacer el torniquete con su camisa.
—Esta es área de protección ambiental —habló alguien con una escopeta de corto alcance y un arma de alto alcance con lo que suponían habían disparado a Severus.
—No lo sabíamos, nos perdimos desde ayer, queríamos ir a acampar a la montaña...
El oso se acercó más a Severus olfateando su pierna ensangrentada.
—Se equivocaron de camino entonces.
Un cazador de cazadores sin duda, por algo le había dispararon a Severus y no al oso, estaban admirados por su trabajo, si pero dolía mucho la pierna.
—Al parecer si, y lo lamentamos, hace un buen trabajo— comentó Severus tratando de ponerse de pie.
El oso lo ayudó por supuesto dándole un gran abrazo de oso también.
—¿Nos puede incomodar el camino?
Preguntó Regulus.
No fue muy necesario pues los bomberos guardabosques llegaron en ese momento, revisaron al oso y a los humanos y se llevaron a Severus a una camilla para retirarle la bala.
—Están infringiendo la ley de todas formas así que, aqui esta su multa.
—Saldremos de inmediato— dijo Regulus tomando la multa doscientos dólares más cien por hacer una fogata y acosar al oso— pagó con un cheque y guardó las cosas en el auto, habían informado que Severus estaría bien y que no se volviera a repetir algo así sin un permiso.
El oso les dio un abrazo a cada uno como despedida, al parecer era algo que siempre pasaba pues incluso los bomberos sonrieron por el oso, se fueron comentando que tenían suerte de no haber terminado en el lado sur de bosque.
Volvieron junto con los bomberos, el cazador se quedó resguardando el bosque y no se dijeron ni una palabra hasta llegar a la carretera.
—Que bueno trabajo el del cazador ¿no?
Preguntó Regulus, solo recibió una mirada molesta de parte de Severus, claramente se hacia la burla del disparo.
—Ojala te hubieran disparado a ti, duele, y encima les pagaste trescientos por la estúpida bala y molestar a un oso que convivía con nosotros.
Regulus no pudo evitar la risa, estuvo todo el camino de regreso con una sonrisa.
—Me hubiera gustado ser militar para luego ser un cazador de cazadores, deberías escribir algo así.
Recomendó Regulus, parecía enamorado, si, pero no del cazador, de la idea de disparar con licencia s cualquier humano idiota.
Severus le tomaría la palabra, y aunque tenía picaduras de abejas y una pierna inmovilizada, había despejado su mente y podía ordenar las ideas en su cabeza para continuar.
—Bueno, necesitaba un día libre, gracias— comentó al final sonriendo tanto como Regulus, tendrían que pasar por una farmacia para el dolor como les habían recomendado pero al menos terminaría de escribir tranquilamente su libro.

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Me dio un bloqueo creativo... Y decidí escribir sobre eso pero como verán las cosas se salieron de control, ese osito tan bonito.
ACLARO: que no tengo fuentes para asegurar que ese es el comportamiento natural de los osos, así que si ven uno, no hagan nada de lo que leyeron aquí por Favor, porque tramposo sé si los osos comen mango o pacai.
Para los que no lo saben, y seguro son todos, la fruta que parece algodón que el oso sacó del árbol es pacai, es una fruta de mi país que crece en zonas tropicales. Les dejo una foto, y es dulce si preguntan.
Luce algo así por dentro. No sé si lo conozcan por otro nombre pero eso es.

 No sé si lo conozcan por otro nombre pero eso es

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One Shots HP Epoca merodeadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora