26. Felino. (Snupin)

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Amaba llegar a casa a pesar de que esa bola de pelos era muy inquieta y juguetona y no lo dejaba trabajar.
Bien no era completamente una bola de pelos pero aún así molestaba como una a la hora de jugar en las noches y era aún peor cuando venían visitas ya que se ponía con una actitud fiera y arisca definitivamente ser un híbrido no le funcionaba y no cualquier híbrido, en este nuevo mundo habían distintos tipos de híbridos salvo que solo un 2% de la población mundial contaba con esa hibridación y Severus era uno de ellos ya que había nacido con cuerpo humano pero con orejitas y cola de gato. Su parte gatuna siempre estaba activa y eso era algo que le molestaba de verdad a Remus.
Este último no había heredado está hibridación en aquel mundo y estaba tranquilo con eso no estaría vagando por las calles rogando por comida como encontró a Severus.
Ya que esa minoría de población nacía así, sus padres no sabían que hacer con ellos, eran muy raros los refugios para estos individuos y como eran tan pocos según los gobiernos no vieron la necesidad de crear leyes para estos o alguna orden para que los padres no los abandonaran. Claro, para qué crear algo así o hacer algo al respecto si era muy raro encontrarlos por las calles.
Bueno Remus había tenido la mala suerte o buena suerte, el felinumano estaba escondido en un callejón algo desnutrido no pensó bien al momento de ser amable y ofrecerle algo de comida al verlo, pensaba dejarlo ahí pero no pudo, no por su gran corazón ni nada pero el felino lo había seguido y cada vez que intentaba alejarlo este se acercaba más hasta que se rindió y el felino aprovechó en colgarse de su nuevo amo.
Lo bañó esa misma noche, el felino se resistió al principio le había rascado los brazos para salir de esa estúpida tina y se rindió minutos después de que el humano no lo dejara salir, le dio su ropa esa semana hasta comprar ropa más cómoda para el felino, algo que fue inútil pues el híbrido se había acostumbrado a usar las grandes camisas o remeras de Remus.
Tenía que investigar más a esas criaturas y lo hizo casi de inmediato al no poder quitarse al felino de encima cuando intentaba trabajar.
Los híbridos tenían distintas formas los felinos eran los más caprichosos pues como los caracterizaba eran una versión humana de los gatos, los caninos de igual forma solo que solían controlarse más, los ositos eran más independientes y no les gustaba estar encerrados por tiempos prolongados como esos habían muchas especies más, algo que tenían todos en común es que era su apego por las personas que los cuidaban llegando a desarrollar un tipo de monogamia si eran personas ajenas a su familia sanguínea, a estos se les podía enseñar como a cualquier humano pero los abandonos eran tan frecuentes que no se esperaba que aprendieran a leer o escribir.
Remus empezó a trabajar con eso, su meta era enseñarle a leer, escribir y a comunicarse correctamente pues cuando le preguntó por su nombre este apenas hablaba y casi no pudo pronunciarlo, seguramente había sido abandonado antes de aprender a hablar aunque entendía bien lo que se le decía.
Paso al menos tres meses enseñándole, estaba agradecido por su aprendizaje elevado, no le costó mucho.
Lo peor empezó en sus primeras visitas desde que el felino vive con él, para empezar lo encerró en su habitación con comida y todo lo necesario, no contaba con que el felino golpeara la puerta de su habitación como loco queriendo salir sus amigos preguntaron si había secuestrado a alguien o algo parecido, casi llamaban la policía cuando empezó a gritar para poder salir, Remus no tuvo más remedio que sacarlo y el felino se lanzó a sus brazos rodeando la cintura de Lupin con sus piernas, algo que hacía siempre cuando el humano llegaba a casa, los amigos de este lo vieron con extrañeza y se sorprendieron también por ver a un híbrido felino tan apegado a un humano, tenían curiosidad incluso querían acercarse para observar mejor al híbrido pero este les gruñó cual gato huraño, no quería soltar al humano por nada del mundo y les gruñía también cuando James, Peter y Sirius se acercaban demasiado a Lupin, era una pesadilla en las reuniones con amigos, afortunadamente estos no habían comentado nada al respecto ni hicieron bromas al respecto, estaban casi felices de que su amigo consiguiera a alguien para hacerle compañía.
Otra vez llegaba a casa y extrañamente el felino no lo había recibido casi tumbándolo al suelo, nunca solía faltar a sus muestras de afecto como quedarse dormido con la cabeza en las piernas de Remus cuando tenía trabajo y terminaba hasta muy tarde, definitivamente ya se había acostumbrado a ese huraño felino gruñón.
—¿Severus?— preguntó al no verlo ni en la sala o la cocina, fue directo a su habitación encontrándolo echado en la cama moviendo la colita como el segundero en un reloj pendular, el felino estaba desanimado al parecer—. ¿Severus te encuentras bien?
El humano se sentó en la cama observando al felino, se veía extraño abrazando una almohada con su remera favorita, el felino solo negó tratando de alejarse de Remus.
—No... Mi celo esta cerca.
Eso era peligroso, según había leido, efectivamente esas criaturas tenían un periodo de celo como su parte salvaje, solían controlarse muy poco en esos días y molestar mucho, era más fácil para los que tenian pareja pero Severus era demasiado diferente, es decir no hablaba, maullaba o ronroneaba solo para no molestar a Remus y tenía miedo de perder el control o llegar a suplicar, cuando vivía en las calles no tenía ese problema pues solo soportaba el dolor y ya pero ahora no quería molestar a Remus, podría echarlo de su casa si lo hacía.
Remus había leido sobre el tema y estaba tan asustado como Severus, lo había pensado mil veces y aún así no sabía que hacer en esas circunstancias, no quería llamar a sus amigos pues el felino estaría a la defensiva, tal vez llamando al doctor...
Dejó de pensar en cuanto el felino soltó un ronroneo combinado con un maullido, al parecer el celo esta mucho más cerca de lo esperado.
El felino se acercó al humano llegando a abrazar uno de sus brazos, ese calor lo mantendría tranquilo un rato, recostó su cabeza en el hombro de este moviendo las orejitas cuando sentía los cabellos de Remus demasiado cerca.
Al fin se permitió ronronear para olvidar un poco el dolor, a Remus no parecía molestarle el ruido y el felino se sorprendió mucho cuando el humano lo acercó un poco más para abrazarlo, pudo sentir las manos de Remus acariciar su cabeza, admitía que esas atenciones le gustaban demasiado.
—Traje la cena, vamos a comer primero— avisó Remus separándose un poco, el felino se levantó de la cama y siguió al otro hasta la cocina, sirvió en dos platos y a diferencia de otras veces el felino decidió sentarse en otra silla en lugar de sentarse en el regazo de Remus como hacía la mayoría de las veces.
Comieron en silencio y rápido, Severus quería descansar, dormir para olvidar ese calor que se hacía más intenso.
—¿Puedo dormir en la habitación de invitados?— preguntó el felino al terminar y lavar su plato, el agua siquiera calmó un poco el calor.
—Si así lo prefieres no hay problema.
El felino asintió y echó a correr a la habitación del humano, sacó la almohada que estaba y se metió en la habitación.
Remus lavó su plato y fue a cambiarse para dormir, aquella noche ninguno pudo dormir,Severus no dejaba de maullar de dolor y calor toda la noche, no dejó dormir a Remus.
A la mañana siguiente Remus se despertó y empezó a hacer el desayuno para el felino dejó una bandeja de comida en la entrada de su puerta y se despidió yendo a trabajar, como cada sábado tendría trabajo hasta mediodía, el felino escucho todo por supuesto esperó a que el humano saliera del apartamento para salir a recibir la comida. Comió con calma aunque con incomodidad el calor era demasiado, sentía que no podría aguantar dos días más no sin alguna atención.
Cómo la mayoría de los sábados se quedó esperando al humano aunque le dio tiempo de preparar algo para el almuerzo, algo simple estaría bien, puré de papas con pollo al horno como muestra de gratitud por no hacer nada la noche anterior, almorzó solo ese día y se metió nuevamente a la habitación de invitados dejando una nota en el refrigerador indicando donde se hallaba el almuerzo o cena de del humano para cuándo llegará.
Tardó demasiado en llegar estaba a la hora de la cena en su apartamento y Severus estaba con una taza de té en la mano, se quedó quieto y tenso al tener al humano cerca.
—Hola Severus— saludó como siempre—. ¿Te sientes mejor?— el felino negó, no se creía capaz de decir alguna palabra, tenía los nervios de punta—. Traje un poco de medicina por si el dolor no para en la noche, y unas pastillas para dormir, no tomes más de dos.
Estaba por salir de la cocina luego de dejar la medicina fue directo a su habitación tratando de evitar al felino.
—Espera... Hay... Hay comida en el refrigerador...— murmuró algo tímido tomando una de las pastillas para el dolor, aún no tenía ganas de dormir.
—Gracias, comeré más tarde— no le gustó la idea al felino pero no dijo nada al respecto, terminó su té y se fue a la habitación de invitados nuevamente pensando sobre muchas cosas torturosas, tal vez Remus se había aburrido de él, si tomaba las pastillas para dormir tal vez aparecería en la calle nuevamente, aunque Remus era amable, no lo abandonaría ¿o si?
Dejó de pensar en cuanto escucho el pitido del microondas y asomó la cabeza por la puerta observando al humano comer, parecía que lo disfrutaba y eso le ponía contento.
No supo en que momento se acercó los cinco metros que los separaban, solo sabia que estaba a los pies del humano recostando su cabeza en su regazo para que acariciara su cabello, ¿había asustado al humano al acercarse tan silenciosamente? Por supuesto, incluso soltó una grosería cuando tomó sus pies, lo había agarrado desprevenido y después del susto empezo a acariciar su cabeza, no le importó molestar a Remus con sus ronroneos así que solo siguió.
—Remus, tu no vas a abandonarme ¿verdad?
Al fin había hecho la pregunta que le rondaba por la cabeza desde la noche anterior no quería irse, el tiempo con el humano fue considerado como los mejores meses de su vida y no quería perderlo.
—No eres mi mascota, Severus.
—Pero tampoco soy tu amigo, no soy como tus otros amigos...
Remus observó con tristeza al felino e hizo que se levantara del suelo para sentarlo en su regazo, seguramente el felino recordaba su abandono.
—Cierto, no eres como ellos pero eres mi compañero de habitación, se le dice roomie creo, y me gusta tenerte cerca— esas palabras pusieron feliz al felino y empezo a ronronear sin motivo apegándose mas al humano y besando su mejilla—. Vamos a dormir, es tarde.
El felino asintió ante las palabras y se tomó una pastilla para dormir, no quería molestar al humano como la noche anterior, no sabiendo que al humano le gustaba tenerlo cerca.
Luego de eso no se alejo de Remus ni un segundo,ni para lavarse los dientes y estuvo mas pegado a él al momento de meterse a la cama, no quería dormir en la habitación de invitados así que se acurrucó con el humano hasta que sintió algo de sueño, estaba con la cabeza recostada el el pecho ajeno mientras ronroneaba y novia un poco la colita, sentía que la pastilla no estaba haciendo efecto pues solo había bajado un poco el calor.
En media hora esperando por dormirse no sintió nada mas que calor y Remus esperaba a que este durmiera, ni las caricias en su cabeza parecieron funcionar una vez que Severus estuvo por completo en el regaño de Remus, sentía calor y solo había una forma de bajar este, empezó a mover las caderas en un suave vaivén sintiendo algo de calma al hacerlo, estaba mucho mas tranquilo así y no dolía tanto pero quería más, Remus parecía disfrutarlo tanto como él así que solo continuó besando su cuello y dejando algunas marcas, siguieron ese patrón por unos minutos con la sensibilidad de Severus al flor de piel.
—Mmhh Remus...— gimoteó su nombre sin detener los movimientos hasta llegar al orgasmo, era el primer celo en el que podía satisfacerse aún sin penetración, cayó rendido sobre el humano y al fin sentía que las pastillas hacian efecto para dormir pues estaba algo casando y no se levantó ni un poco para paneras a un lado del humano en lugar de dormir sobre él.
En cuanto a este no había terminado igual que el felino pero no tenía intenciones de hacer algo más, cuando el azabache estuvo profundamente dormido se levantó a darse una ducha helada, al menos así sabría como serían los siguientes celos del felino y estaría preparado, por lo pronto solo se recostó junto a este para dormir abrazados, pudieron dormir en paz y Remus solo podía pensar en que a Severus le faltaba un día más y había leído que el último solía ser el peor pues la necesidad de fecundar o ser fecundado era más elevada.

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Rayas, tengo sueño, y... No se droguen, pega fuerte, saben... Me puse a pensar en que a mi hermana no le pega tanto la marihuana porque tiene la idea de que esta no es considerada completamente una droga y opino lo mismo porque no son como las crack o l heroína, esas no se usan para la medicina en cambio la marihuana si, así que sería algo así como... No alucinógeno, porque depende de cuanto consumas, me da curiosidad probar los Brownies, si alguien los probó que nos explique qué tal fue, por otro lado el fumarlo, no pega tanto, no como el whisky puro. Eso es todo, todo con responsabilidad ya saben, prefiero que terminen mal en casa que en lugares ajenos, siquiera sabrán donde se encuentran los cuchillos por siempre alguien quiere hacerles algo. Y si matan por defensa propia ni se sientan mal, hicieron lo correcto, una cucaracha menos en el mundo es mejor que una persona inocente menos, que no les dé pena, aunque si debería si no esconden bien el cadáver o dejan testigos. En fin, disfrutenlo, el capitulo, no matar.
Si les salió hace dos días que publiqué esto, si lo hice, es que estaba escribiendo en la noche y a las tres de la mañana me dio sueño y en lugar de apretar: guardar, apreté: publicar. Así que mil disculpas.

One Shots HP Epoca merodeadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora