“Sebastián”
⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯Había estado yendo al orfanatorio durante todo la semana, me sentía útil y me olvidaba de mi pena. Jugaba con los niños que estaban ahi, habían niños y niñas de recién nacidos hasta los 12 años.
Done medio millón de libras, no podía dar galeones o eso, ellos eran muggles así que tenía que dar libras, me quedaba horas ahí ayudando a las personas cuidar de todos los niños.
Vi a Sebastián en su habitación junto a la ventana viendo caer la lluvia, me acerque a el ya que me parecía un lindo niño.
—¡Hola! –tome sus hombro.
Se giro para verme —¡La señora bonita!
Senti bonito aunque señora no era iba a cumplir 18 años en unas semanas y aún no me casaba, pero me imagino que para un niño pequeño me ve como señora.
—¿Por qué estas sólito aquí? –pregunté
—Nadie quiere jugar conmigo –bajo la carita.
—¿Y eso? –me senté en la cama del pequeño y el se bajó del banco de donde estaba.
—Dicen que soy raro –se sienta alado de mi.
—Raro? –levantó su barbilla para que me vea.
—Me enojo y Pum –hace una expresión como de una explosión.
—¿Y eso que es? –río levemente.
—Pasan cosas magicas –sonríe.
—¡Ouh! –lo tomo de su cintura y lo siento en mis piernas para abrazarlo.
Casi no pesa y siento que el también me abraza, sus manos son pequeñitas, simplemente es un niño muy lindo. Se aleja de mí y se pone a buscar entre sus cosas.
—¿Qué buscas? –pregunté curiosa
—Algo.
—ok –rio levemente.
Saca un pedazo de papel y unos crayones, se sienta en la mesita que tenía en su habitación y comienza a dibujar.
Me mantengo sentada en la cama y lo observó, me encantaba ver sus piecitos colgando de la silla, sus manitas sostener el crayón. Comenzó a tararear y fue muy hermoso verlos así.
Después de unos 5 minutos se paro con el dibujo y me lo entregó.
—Es para ti –me extiende la hoja