Capitulo 13
Renji pov
Cerca de las tres de la tarde doy por finalizada la última tanda de entrenamientos programada para el día de hoy y regreso a la sede central de la 6ª división. He pasado una jornada de mierda y todo por el calentón que me cargo desde primera hora de la mañana y gracias a mi "queridísimo" taicho. Escaquearme cada cierto tiempo para aliviarme un poco no es digno de mi pero joder, me duelen los huevos de estar todo el puto día empalmado, menos mal que el hakama es ancho y puedo disimularlo, y que entre los distintos grupos a los que les tocaba hoy practicas hay pequeños recesos que si no no sé qué habría sido de mí.
Aun así, soy consciente que él no tiene la culpa, no del todo al menos, si no mi mente pervertida que no para de darle vueltas a la frasecita que me ha soltado antes de marcharse de mi habitación esta mañana. Paso de pensar más en ello y como estoy seguro que mi capitán está tan sumergido en su trabajo que ni siquiera se habrá acordado de comer hago una parada en la cantina del escuadrón para poder comprar algo para ambos y retomo mi camino hacia la oficina que compartimos a diario. Como ya me esperaba le encuentro sentado en su escritorio totalmente concentrado en varios informes que hay sobre su mesa.
─ Capitán le he traído algo para comer.─ Le informo dejando la bandeja con las viandas y el té sobre mi propia mesa que está más despejada de papeles.
Por un momento él alza su mirada hacia mí y noto como me traspasa con ella. Sus ojos tan profundos y cautivadores me revisan de arriba abajo mientras que observo como una leve sonrisa aparece en sus labios.
─ Qué haría yo sin ti, Renji.─ Esas simples pero reveladoras palabras me hacen sonrojar sin que yo pueda hacer nada al respecto.
─ No diga tonterías taicho, no le pegan.─ Soy realista y se perfectamente que cualquiera podría hacer lo mismo que yo, que soy prescindible.─ Cualquiera podría hacer mi trabajo, tampoco es para tanto.
─ ¿Tonterías? Hmmm.─ Veo como separa la silla y se recuesta en ella haciéndome una seña para que me acerque hasta él.
Me coloco a su lado olvidando momentáneamente la comida que reposa sobre mi escritorio y que seguramente tardara poco en quedase fría.
─ No creo que a cualquiera le queden tan bien esas mejillas sonrosadas.─ Me quedo atónito ante su respuesta y me dejo arrastrar por él hasta quedar sentado a horcajadas sobre su regazo.─ Y mucho menos que cualquiera pueda hacerme perder la cabeza como tú lo haces.─ No encuentro palabras para contradecir su declaración y me limito a rodear su cuello con mis brazos y unir mis labios con los suyos.
Noto como su lengua se enreda con la mía provocándome para que juegue con ella. Sin interrumpir ni por un segundo el beso siento sus manos recorrer mi espalda hasta detenerse en mi trasero y como con ellas me invita a moverme sobre él. Mi polla vuelve a cobrar vida propia y sin poder contenerme me pego más contra su cuerpo para poder frotarme contra su abdomen y conseguir algo de alivio.
─ Ya estás así de excitado con tan solo un beso, Renji. ─ Me dice el muy cabrón sonriendo de medio lado a la vez que su mano se cierra sobre mi erección por encima de la ropa.
─ La culpa es suya capitán.─ Le acuso entre jadeos mientras que abro su kimono y comienzo a lamerle el cuello hasta detenerme en una de sus orejas.─ Me tiene jodidamente cachondo desde que me ha dicho eso esta mañana.─ Para que voy a negarlo si es la verdad, pienso antes de introducir mi lengua en su oído y provocarle un escalofrió que incluso yo he sentido.
Oigo como se ríe por lo bajo mientras que comienza a deshacer el nudo de mi obi y abre mi kimono para comenzar a lamerme el pecho como si fuera su helado favorito. Puedo sentir su verga creciendo bajo mis posaderas y retomo el movimiento de caderas para acelerar las cosas, necesito pasar a mayores cuanto antes.
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Surrendered to your passion
FanfictionAbarai Renji ha sido promovido a teniente de la 6ª división. A partir de ese momento la vida del pelirrojo nunca volvería a ser la misma y todo por culpa de su nuevo capitán. Este último por su parte no tenía ni idea de lo que le deparaba el destin...