Capítulo 36

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Capitulo 36

Renji pov.

Siento que las fuerzas me flaquean al irme arrastrado por las calles desiertas del Inuzuri. Voy apoyándome precariamente en las paredes de las casas que encuentro en mi camino para no darme de bruces contra el suelo, me duele mucho la herida del costado, me la he abierto con la caída y con el poco riatsu que me han dejado sin sellar soy incapaz de cortar la hemorragia. Bueno, en el fondo da un poco igual que sangre, o que no, ya que en pocos instantes pienso poner fin a todo. Doblo la última esquina y a lo lejos puedo vislumbrar que aún está en pie la casucha en la que me críe con Rukia y los demás huérfanos, solo espero que no ande nadie dentro o también me joderán este plan.

Parece que al final de mi corta vida empieza a sonreírme la suerte ya que la cabaña está totalmente desierta y sin rastro de que la estén habitando. Casi no me quedan fuerzas suficientes para entrar en el lugar y sentarme sobre mis rodillas, puede que no realice el ritual del Harakiri* como Kami-sama manda pero como ya he dicho será Zabimaru y solo Zabimaru la que acabe con mi vida, siento que es la única que tiene derecho a hacerlo.

Con las ideas claras en mi mente me despojo de la parte superior del yukata dejándolo caer por ambos hombros y arrastrando a mis espaldas. Con sumo cuidado, muy despacio, desenvaino por última vez a mi fiel compañera y después de limpiarla con mimo con una de las mangas del yukata la dirijo hacia el centro de mi pecho sujetándola con ambas manos por la empuñadura ya que es demasiado larga para apuñalarme yo mismo el abdomen, me tiembla el pulso pero sé que con que ejerza algo de presión y me deje caer su perfecto filo hará el resto.

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Byakuya pov.

Con la ayuda de Rukia, más bien de su información, tardo apenas unos minutos en cruzar medio Rukongai y llegar al antiguo hogar de Renji. Lo primero que me llama la atención es lo desvencija y ruinosa que se encuentra la casa, es un agujero inmundo en el que nadie debería vivir y menos unos niños pequeños pero no tengo tiempo que perder en eso detalles asique con pasos casi temerosos por lo que me pueda llegar a encontrar atravieso su umbral para darme de bruces con una imagen que me hiela la sangre en las venas.

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Renji pov.

Estoy listo, siento que es el momento y solo me detengo para dedicar unos últimos pensamientos a las dos personas que de verdad he querido en mi penosa vida; A Rukia, por ser la hermana que nunca tuve y por estar a mi lado en los buenos y malos momentos y el otro, el más doloroso, a mi amado capitán, mi corazón aunque vaya a dejar de latir siempre te pertenecerá. Te amo Byakuya, espero que seas por fin feliz.

Abarai Renji en esos momentos con el rostro surcado de amargas lágrimas se dejó caer sobre el filo de su espada. Apenas notó como Zabimaru aullaba presa de la ira y el dolor por atravesar el pecho de su compañero, del amigo que en un día ya tan lejano pronunció su nombre por primera vez. Tampoco se percató del dolor producido por el acero cortado nervios y tejido, ni de los borbotones de sangre que ya comenzaban a manar por la herida y las comisuras de su boca, solo fue capaz de observar con la mirada borrosa como la difusa figura de su capitán corría desesperadamente a su encuentro.

─ ¡¡¡¡Renji!!!!!─ El grito desgarrador de Byakuya retumbó por medio Inuzuri al ver como el cuerpo de su amado caía apenas con vida de bruces contra el suelo. ─ ¿Qué has hecho? Maldita sea, no te mueras, no me dejes, por favor.─ Lloró el Kuchiki desconsolado recogiendo el maltrecho cuerpo de su teniente para colocarlo sobre su regazo y hacer presión sobre la herida de su pecho alrededor de la espada.

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