Capítulo 33

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Capitulo 33

Renji pov.

Estoy acabado como shinigami y lo acepto. Cuando era pequeño siempre soñé con convertirme en un gran dios de la muerte y así proteger a todos y de paso dejar atrás la perra vida que llevaba pero desde hace casi un año me he dado cuenta de lo equivocado que estaba con mi sueño, no valgo para esto y es un hecho. Hace tiempo que perdí la ilusión con la que me apunte a la academia y después de los últimos sucesos, no solo con mi capitán, si no en general, me he percatado de que ha llegado la hora de poner fin a esta etapa y regresar al agujero del que nunca debí salir. Ya no soporto más el dolor con el que convivo desde que me enteré de la boda de Kuchiki-taicho y es irrefutable que ya no sirvo ni para adiestrar a unos simples oficiales, la herida que empieza a cicatrizar y que me acompañará de por vida en mi pecho lo demuestra con creces. Me faltan las fuerzas necesarias para encarar de ahora en adelante a mi taicho, las duras palabras acusadoras de ayer aún hoy me duelen en lo más profundo de mi alma ¿y sabéis que es lo peor? Que lleva razón, he demostrado que solo valgo para abrirme de piernas como la puta soy, como el chapero que fui y siempre quise enterrar en el pasado. Ahora que estoy recostado en la cama y acompañado por la soledad que me rodea hago balance de los últimos acontecimientos vividos y me doy cuenta de lo engañando que estaba. Conseguí mi puesto de teniente solo porque soy bueno en la cama, Kuchiki-taicho me lo ha echado en cara en más de una ocasión. Cuando intenté proteger a Rukia y me tuve que enfrentar a Ichigo y a mi propio capitán en batalla ambos me derrotaron. Todas mis siguientes luchas las gane por los pelos y para colmo lo único que fui capaz de hacer en Hueco Mundo fue otra vez compórtame como una ramera y dejarme poseer de manera sumisa. Lo dicho, solo valgo para vender mi cuerpo al mejor postor y era mucho menos doloroso cuando lo hacía en el burdel de Itachi*-san.

La decisión está tomada y nada, ni nadie, me hará cambiar de opinión. Es una suerte que Rukia lleve de misión en Karakura desde hace un mes y no tenga ni idea de todo lo que ha estado pasando conmigo, me da tanta vergüenza que me vea así de acabado que doy gracias a Kami-sama de que cuando se entere de todo ya no ande por aquí para ver la desilusión en sus ojos. Hoy seguramente regresará para la boda de su hermano pero por lo que entendí en su día a Ukitake-taicho llegará por la tarde, casi justa para la ceremonia y para ese entonces espero ya no estar por aquí y que no me eche en falta con el lio de la boda. Sé que cuando se entere, que lo hará tarde o temprano, terminará por irme a buscar pero ya será demasiado tarde para que intente, más bien obligue, a hacerme cambiar de opinión. Nunca la gustó mi "trabajo" y siempre sufrió en silencio por mí, por eso sé que ella también lo pasará mal con mi decisión, ¿Pero cómo la explico que desde que me convertí en teniente hago casi lo mismo que en el burdel y me siento mil veces peor? No puedo y no solo por el pacto de silencio, si no por como dañaría la imagen que tiene de su venerado hermano. Recuerdo una vez en la que quería ir al burdel apalear con sus propias manos a Itachi-san por el estado en el que llegué a la casucha en la que nos resguardábamos... La voy a echar tanto de menos que... Por Kami-sama, me he vuelto un llorón incapaz de controlar mis sentimientos ¿Dónde ha quedado el hombre decidido y valiente que era? ¿El muchacho que le plantaba cara a la vida enseñándole todos los dientes en una sonrisa feroz por muy mal que vinieran dadas? Me he vuelto una cascara vacía sin ninguna motivación para seguir adelante. Incluso a mí mismo me da asco la persona patética en la que me he convertido en estos tiempos, no me extraña que incluso Zabimaru haya dejado de hablarme y ya no escuche su voz azuzándome para seguir a delante, para acabar con todos mis enemigos. En fin, con las ideas claras y la cabeza despejada de toda duda me arranco la vía que tengo puesta en uno de mis brazos y me despojo del yukata que llevo para ponerme por última vez el shikakusho y poder marcharme de este lugar en dirección a la que dentro de pocas horas dejará de ser mi habitación.

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