PERSPECTIVA DE FÉLIX
Dudaba sobre lo que estaba a punto de hacer. Quizás lo mejor sería simplemente volver a casa y dejar a Elara en paz.
-Félix Knight -escuché que me llamaban, sacándome de mi trance.
La cajera del restaurante chino me tendió la bolsa de comida que había estado esperando. Habían pasado quizás 15 minutos desde que hice el pedido, y cada segundo había sido una lucha interna. ¿Era este el movimiento correcto? Elara y yo no éramos exactamente cercanos, y sin la bendición de Cassie, me sentía como un intruso. No quería que Elara pensaba que me estaba aprovechando de su vulnerabilidad. Aunque muy en el fondo quería que me necesitara. La comida ya estaba aquí, humeante y fragante, y retroceder ahora sería un desperdicio. Inspiré profundamente y fui en dirección al edificio de Elara.
(...)
Pulsé el botón del ascensor mientras repasaba mentalmente cada escenario posible. Cuando las puertas se abrieron en su piso, caminé por el pasillo con pasos medidos. Finalmente, toqué el timbre y esperé.
La puerta se abrió. -Hola -dije, dejando que una sonrisa se deslizara en mis labios-, pensé que tal vez querrías algo de comida china -señalé la bolsa como un presentador en un concurso de juegos.
El rastro de una sonrisa cruzó su cara, y algo en su mirada, tan cargada de agotamiento y melancolía, me golpeó. Era desarmante verla sin las armaduras de maquillaje y bravuconería, tan cruda y tan bella.
-¿Cómo sabías que me gusta la comida china? -Elara se aventuró a preguntar, clavando su tenedor en una montaña de arroz frito.
-Siempre hablabas de eso con Cassie -contesté, sintiendo cómo su expresión cambiaba ligeramente-. Además, ¿a quién no le gusta la comida china?
Ella asintió, su rostro iluminado por una sonrisa fugaz. -Exacto.
-¿Sabías que la comida china es una de las menos saludables, verdad? -comenté, arqueando una ceja mientras degustaba un rollito de primavera.
-Es mi gusto culposo -dijo ella, pero su sonrisa se esfumó tan rápidamente como había aparecido.
-¿Qué pasa? -pregunté, sintiendo una repentina tensión en el aire- ¿He dicho algo malo?
-No, es solo que... Cassie siempre decía eso sobre la comida china -su voz se desvaneció, como si las palabras fueran demasiado pesadas para salir.
Toqué su hombro con una gentileza deliberada. -Lo siento, Elara. Sé lo cercanas que eran. Estoy seguro de que ella está mirándote desde algún lugar mejor y sonríe cada vez que disfrutas de tus pequeños placeres, incluso si son culposos.
Ella simplemente sonrió, un gesto tan sutil pero cargado de mil palabras no dichas. Y en ese momento, supe que había hecho lo correcto. Tal vez no podía llenar el vacío que Cassie había dejado, pero podía estar ahí, un faro en su tormenta, incluso si era solo por una comida compartida y un momento de silenciosa comprensión.
Después de terminar con los últimos mordiscos de rollitos de primavera y arroz frito, Elara propuso jugar al Monopolio. Pasé mi infancia en Springfield, y este juego es algo así como un rito de iniciación en esta ciudad. Estábamos sumidos en una lucha por el dominio inmobiliario, cada uno intentando superar al otro con astucia y estrategia.
-Voy a la cocina -dijo, levantándose con gracia-, ¿quieres algo para beber?"
-No, estoy bien, gracias -respondí, sin mover la vista del tablero de juego que estaba en el suelo entre nosotros.
El apartamento de Elara, aunque no muy grande, tenía un encanto particular que lo hacía sentir increíblemente acogedor. Desde las suaves alfombras en las que estábamos sentados, hasta los tonos cálidos de las paredes y el mobiliario, todo contribuía a crear una sensación de bienvenida y confort.
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DESACUERDOS Y DESEOS© (+18) LIBRO 1
RomanceDesde el primer momento en que Félix y yo cruzamos miradas en los pasillos de la universidad, ambos supimos que éramos como el fuego y el agua-elementos que nunca se mezclarían bien. Ahora, el destino nos ha lanzado en un elegante laberinto de corba...