CAPÍTULO 2

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La atmósfera en la oficina estaba cargada de tensión cuando el señor Craig irrumpió en la sala. Sus pasos resonaban en el silencio mientras decía: -James Thomas, acusado de asesinato en primer grado. Podría enfrentar una sentencia de al menos 40 años si es declarado culpable.

Incliné mi cabeza hacia un lado, intentando digerir la gravedad de la situación. A mi lado, Chad, cuyos rizos castaños siempre parecían desafiar la gravedad, levantó una ceja, claramente intrigado. Pese a nuestra relativa falta de interacción, había escuchado rumores sobre su impresionante habilidad para desentrañar detalles intrincados en los casos.

-Entonces, ¿qué pasó exactamente? -inquirió Chad, su tono inquisitivo resaltando la curiosidad en sus ojos marrones.

El señor Craig, sin decir una palabra, le pasó a Cassie una carpeta repleta de documentos. Ella la abrió y comenzó a leer: -James Thomas, conocido por dirigir la saga "El tirador", resultó ser el responsable de la muerte accidental de María Escobar, Directora de fotografía, mientras probaba un arma cargada con balas de salva. A pesar de ser modificadas para el cine, estas balas aún son letales. María no tuvo oportunidad de sobrevivir después de recibir el impacto.

Cassie levantó la mirada, sus ojos reflejando su confusión. -¿Estamos hablando de un simple accidente en el set? ¿Por qué lo están acusando de asesinato en primer grado, si lo correcto sería homicidio involuntario?

El señor Craig apuntó hacia ella con un gesto teatral: -Exacto, señorita Smith. Tiene razón en considerarlo un homicidio involuntario.

Félix, siempre buscando la última palabra, intervino: -Es un accidente desafortunado, pero no veo un delito aquí.

-Según nuestra ley, si fue un acto involuntario, la pena máxima es de 10 años, no 40 -agregué, recordando mis clases de derecho penal.

El señor Craig asintió, pareciendo complacido con nuestras conclusiones iniciales. -Ambos están en lo correcto, pero hay un giro. El esposo de María sostiene que James actuó con intención. Está pidiendo la pena máxima y una indemnización de 20 millones de dólares por daños.

Chad, claramente intrigado, se adelantó. -¿Qué pruebas tiene el señor Escobar que respalden su reclamo?

El señor Craig frunció el ceño, su expresión se tornó seria. -Existen mensajes de texto que insinúan desacuerdos anteriores entre James y María. No es concluyente, pero es suficiente para sembrar dudas.

Nos pusimos en pie, con el peso de la responsabilidad asentándose en nuestros hombros. Con un simple asentimiento, todos entendimos que estábamos ante un caso que requeriría todo nuestro ingenio y habilidad.

(...)

Apenas había pasado unos minutos desde que el señor Craig nos diera la tarea, cuando decidí dirigirme a su estantería en busca de los libros de derecho penal que podría necesitar para el caso. Sin embargo, el encuentro que tuve allí no era el que esperaba.

Félix, siempre con ese aire de superioridad, estaba allí, sujetando el mismo libro de derecho penal que necesitaba.

-Necesito ese libro. ¿Me lo pasas? -intenté ser amable.

Él me miró, una sonrisa juguetona y provocadora en su rostro. -Vaya, vaya. La brillante Elara Clarke, siempre tan segura de sí misma, pero, ¿olvidó sus modales en casa?

Mis mejillas se calentaron, tanto por la irritación como por la vergüenza. -¿Podrías, por favor, darme ese libro? Es esencial para mi investigación.

Félix me observó durante un segundo que pareció una eternidad, antes de responder simplemente con un "No". Sin más, se alejó con el libro bajo el brazo, cruzó sus piernas y se acomodó en un sillón de cuero negro.

Lo fulminé con la mirada, preguntándome por qué tenía que ser tan insufrible. A veces, trabajar con él era una prueba de resistencia.

Con el libro que necesitaba fuera de mi alcance, y sin tiempo que perder, decidí que lo mejor sería ir a la biblioteca local. Cassie, siempre a mi lado en estas situaciones, me acompañó. A pesar de que compartíamos una profunda amistad, cada una tenía su propia metodología de trabajo.

Mientras examinaba algunos libros, Cassie comentó: -Sabes, si James fue arrestado injustamente, podría presentar cargos por arresto injustificado.

Levanté la mirada, considerando su punto de vista. Cassie estaba absorta en su lectura, el reflejo del libro daba un tinte azul a su cabello rubio y a sus ojos, creando una estampa casi etérea.

Estuve a punto de responder cuando mi teléfono vibró con un mensaje del señor Craig, avisándonos que nos presentaría al señor James Thomas pronto.

-Tenemos que irnos -le dije a Cassie, mientras recogía mis cosas-. Nos esperan.

(...)

Al llegar a la comisaría, el aire estaba cargado de una tensión palpable. Se notaba que el caso del señor James Thomas había conmocionado a la comunidad, dada su notoriedad como director de cine. Me ajusté la chaqueta y seguí a Craig hacia la sala de visitas.

Craig, con su siempre impecable traje gris, abrió la puerta y nos presentó a un hombre de mediana edad, con un aura de confianza y autoridad. Era James Thomas, el director de las películas que, hasta ahora, había admirado desde la distancia.

-Señor Thomas, le presento a mi equipo. Ellos me asistirán en la defensa de su caso -anunció Craig con firmeza.

Antes de que pudiera presentarme, Félix dio un paso al frente con una sonrisa confiada. -Señor Thomas, es un honor conocerlo. Soy un ferviente admirador de sus obras.

Rodé los ojos disimuladamente. Siempre tan oportunista.

Chad, sin querer quedarse atrás, extendió su mano con entusiasmo. -Es un placer, señor Thomas. He seguido su carrera durante años.

Cassie, siempre más retraída y profesional, simplemente asintió. -Mucho gusto, señor.

-¿Qué? -lanzó una carcajada-. No, no he cierto. Si te escuché. El placer es mío -bromeó James.

Finalmente, me adelanté y tomé su mano con decisión. -Un placer conocerlo, señor Thomas. Estoy aquí para ayudar en todo lo que pueda.

Tras las presentaciones, James nos observó a cada uno detenidamente, como si estuviera evaluando no solo nuestras habilidades profesionales sino también la esencia de quiénes éramos.

-Espero que, juntos, podamos descubrir la verdad detrás de todo esto -dijo finalmente, su mirada todavía perdida en algún punto del pasado. Era evidente que, más allá de su fama y confianza, estaba atravesando un momento de profundo dolor y confusión.

Craig asintió. -Así será, señor Thomas. Haremos todo lo posible para asegurarnos de que la justicia prevalezca.

Nos retiramos de la sala, dejando a Craig y a James en una conversación más privada. Al salir, la atmósfera tensa de la comisaría me envolvió nuevamente. Miré hacia Cassie, quien parecía sumida en sus pensamientos, y Chad y Félix, quienes intercambiaban opiniones sobre el caso.

Sabía que este caso pondría a prueba no solo nuestras habilidades profesionales, sino también las dinámicas de nuestro equipo y las relaciones que habíamos construido. Pero estaba decidida a descubrir la verdad, sin importar los obstáculos que se presentaran.

Caminando hacia el estacionamiento, el atardecer pintaba el cielo con tonos anaranjados y rosados, como presagiando el inicio de un nuevo capítulo en nuestras vidas. La ciudad, con sus luces titilantes, parecía estar de nuestro lado, recordándonos que, después de la oscuridad, siempre hay luz.


- Nota de autor -

Me gustó mucho escribir este capítulo. ¿Que te pareció? Dímelo en los comentarios. (recuerda que actualizo todos los días)

DESACUERDOS Y DESEOS© (+18) LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora