Nuestro viaje de regreso a Springfield se deslizó sin problemas a través de la carretera, bajo un cielo azul claro. Si California tenía algo en abundancia, era un sol radiante y un ambiente relajado que parecía traspasar la piel e instalarse en el alma.
-Definitivamente tenemos que regresar a California algún día -comenté, capturada por el cambio de paisaje a medida que nos acercábamos a nuestro destino.
-Sí, es hermoso -exclamó Cassie, mirando por la ventana.
Pero a medida que entramos en los límites de Springfield, el ambiente cambió notablemente. Aunque el clima era similar, la energía del lugar era distinta. La gente aquí se movía más despacio, hablaba más bajo. No era un cambio malo, simplemente diferente: más reservado en comparación con la alegría abierta y expansiva de California.
Al llegar a la oficina del señor Craig, encontramos a los chicos ya enfrascados en la revisión de documentos. Me dirigí hacia Craig, entregándole el material que habíamos recopilado.
-Aquí está la entrevista, señor Craig -anuncié.
-Muy bien -respondió, levantándose de su sillón de cuero desgastado-. Empecemos por los chicos -indicó.
Félix fue el primero en compartir sus hallazgos.
-Las estadísticas de la biblioteca pública muestran una fuerte correlación entre el abuso de sustancias en adolescentes y una variedad de problemas: accidentes, conflictos físicos, sobredosis, etc. -resumió.
Chad añadió: -Los motivos son variados: presión de grupo, búsqueda de placer... Podría ser relevante para nuestro caso.
-Excelente -asintió Craig-. En breve veremos cómo adaptar eso a nuestra defensa. ¿Y ustedes, chicas?
-Según los padres de la víctima, ella y Josh se llevaban bien, las discusiones eran más la excepción que la norma -informé. Cassie, en cambio, permaneció en silencio, claramente incómoda.
Craig cambió de tema. -¿Algún enfoque de defensa?
-Yo, señor -intervino Chad, levantando la mano-. ¿Qué tal si alegamos homicidio involuntario? Podríamos argumentar que ambos hermanos estaban consumiendo drogas juntos y ella sufrió una sobredosis.
Félix asintió. -Es una opción válida. Podría haber sido un terrible accidente entre hermanos que salió mal.
-Pero eso implicaría que nuestro cliente se declare culpable de alguna manera, ¿y él quiere ser declarado inocente, correcto? -interrogué.
En ese momento, Cassie se levantó abruptamente. -Disculpen -dijo antes de salir de la habitación.
La reunión pareció continuar como si nada hubiera ocurrido, pero algo en su salida me preocupó profundamente.
-Señor Craig, ¿puedo ir a hablar con Cassie? -pregunté, no pudiendo ignorar la sensación incómoda que se había instalado en mi pecho.
-Claro, tomemos un descanso de todas formas. En 30 minutos partimos a la estación de policía para discutir la nueva estrategia con el señor Blake -anunció, dando por concluida la reunión temporalmente.
Aceleré el paso por el corredor, siguiendo el camino familiar hacia el baño. Al abrir la puerta, encontré a Cassie en el suelo, su cuerpo encorvado y sus manos en el pecho. Sus ojos estaban vidriosos y su respiración venía en ráfagas cortas y rápidas. Estaba claro que estaba pasando por un ataque de pánico.
-¡Hey, Cassie! -exclamé, arrodillándome junto a ella y sosteniendo su rostro entre mis manos-. Todo está bien, aquí estoy. Mírame.
Alzó la vista, sus ojos encontraron los míos, y la abracé con fuerza. Podía sentir su cuerpo tembloroso contra el mío. Sabía que llevaba pastillas para la ansiedad en su bolso. Busqué rápidamente y encontré el frasco, colocando una pastilla en su mano temblorosa y llenando un vaso de agua en el lavamanos cercano. Con el paso de los minutos, sentí cómo su cuerpo comenzaba a relajarse.
ESTÁS LEYENDO
DESACUERDOS Y DESEOS© (+18) LIBRO 1
RomanceDesde el primer momento en que Félix y yo cruzamos miradas en los pasillos de la universidad, ambos supimos que éramos como el fuego y el agua-elementos que nunca se mezclarían bien. Ahora, el destino nos ha lanzado en un elegante laberinto de corba...