Pete.

Decisiones

[Pasado]

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Años atrás, Pete se encontraba sentado frente de Khun Korn; se sentía nervioso por el aura imponente del viejo Alpha.

—Pete, sabes que lo único que quiero es tu seguridad. —Korn le sonrió amable—. Tus abuelos son amigos muy preciados para mí. Jamás me perdonaría que algo malo te pasara.

—Gracias, Khun Kon. —Pete bajo la mirada. Había algo en el ambiente que lo ponía tenso—. No tiene que darme explicaciones del por qué su decisión. Si esto ayuda en mejorar la calidad de vida de mis abuelos, la tomaré. Pero, Khun Kinn...

—No tengo ningún problema con la decisión de mi padre. —Kinn entro a la sala con el rostro desinteresado—. Te conozco lo sufiente, Pete, puedo confiar mi vida a ti y eso es suficiente para mí.

—En cuanto se casen dejaras tus jueguitos tontos. —Advirtió Korn—. Pete será tu Omega y tendrá el respeto que se merece.

—Así será. —Kinn miró al joven—. Hasta entonces, espero entiendas que...

—No se preocupe, Khun Kinn. —Pete sonrió forzadamente—. Sé cuál es mi lugar por ahora.

Saengtham se esforzó por no sentirse mal. Todo esto era una simple negociación que hacía por amor a los suyos. Casarse con Khun Kinn no parecía una mala idea si pensaba en los beneficios económicos para sus abuelos y la protección que tendría ante los Alphas de la alta sociedad.

Antes era ingenuo. Ahora sabía lo que el mundo era capaz de hacer si daba un paso en falso.

Con una reverencia salió de la sala apresurado. No soportaba estar más ahí.

—Hey, be careful. —Vegas dio un paso atrás cuando el sureño estaba por chocar con él.

Pete retrocedió asustado, rápido hizo una reverencia pidiendo disculpas—. Lo siento, Khun Vegas, yo, de verdad lo lamento.

La mano del Alpha en su mejilla lo paralizó.

—¿Por qué lloras? —El Theerapanyakul sonrió burlon—. No voy a matarte, pequeño torpe.

Pete dio una última reverencia y escapó de ahí antes de que alguien más lo viera en ese estado.

Vegas lo siguió con la mirada; en su rostro se pinto una suave sonrisa—. It's cute.

—¡Vegas! —Kan apareció con mal gesto—. Deja de perder el tiempo y entra de una maldita vez.