Deseo

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[Presente]

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Pete había recuperado la razón después de 2 días de haber iniciado su celo. El problema era Vegas.

—¡Agh! —Pete se aferro a la almohada que encontró en la cama— ¡Vegas! ¡Ya no..! ¡Ah!

El Alpha se lamio los labios degustando la imagen frente a él. Pete mantenía los brazos aferrados a ese pedazo de tela, las piernas abiertas para él y los ojos brillando de lujuria.

—¡Ah! —La pierna del Omega fue llevada al hombro derecho del Alpha dejándolo acostado del lado derecho y más estrecho para Vegas— ¡Maldición, Vegas! ¡ESTOY CANSADO, BASTARDO!

La risa de Vegas lo estremeció. El Alpha no iba a parar; sus feromonas inundaban la habitación, lo drogaban y lo hacían perder la noción del tiempo.

El pene de Vegas se hincho una vez más en su interior. Las sensaciones se multiplicaron por los recientes orgasmos.

—¡AH! —Grito el sureño al mismo tiempo que se corría en las cobijas y almohada. La mano ansiosa del Therrapanyakul acarició su pierna para bajarla de su hombro, hacerse espacio entre su cuerpo y recostarse encima del Omega— ¡Vegas!

El Alpha acercó su mano derecha al cuello de Pete, lo acarició, sintió su pulso y finalmente midió la fuerza que necesitaba para que el Omega se retorciera del placer.

La polla de su pareja palpito de nuevo ante la presión en su cuello y el movimiento de sus caderas. Aún con el nudo, Vegas comenzó a penetrarlo.

—¡Veg..! —Pete comenzaba a excitarse de nuevo. Su Omega suplico por su Alpha, suplico porque lo follara duro, largo, sin orden— ¡Mgh! ¡Umm!

—Tan bueno... —Vegas le quito la tonta almohada y enlazo su mano izquierda con la de Pete. Recorrió con la mirada todo el cuerpo del guardaespaldas.

Habían mordidas por todos lados, pecho, brazos, estómago, muslos y seguramente en sus nalgas. Unas más profundas que otras.

La marca de sus dedos en sus muñecas y en sus piernas hicieron gemir al Alpha. Cualquiera que lo viera pensaría que estuvo con una bestia. Aunque no se equivocaban.

Vegas se sentía maravillado con su Omega; encajaban perfectamente.

My little bitch. —Pete jadeo ronco ante sus sucias palabras—. ¿Te gusta tanto mi polla?

Una estocada tocó el punto de Pete. Este tembló al ver como su pene de nuevo se levantaba como si todo el ajedreo anterior nunca hubiera pasado.

—¡Vegas, tenemos que parar! —El Omega se sentía raro—, yo...

—Pero si estas duro otra vez. —Vegas alcanzó sus labios para besarlos sin delicadeza, mordiendo y succionando como un verdadero adicto a Pete—. Deja que papi te consienta.

El nudo había bajado lo suficiente como para que Vegas jodiera con cierta facilidad al sureño. Observó las reacciones de su pareja, atento a cualquier cosa que llegara a incomodarlo.

Pete le dio luz verde cuando lo vio tener un espasmo junto con un jadeo roto.

—¡Ah! ¡Ah, Vegas! —Phongsakorn se aferro a las sábanas cuando la mano del Alpha comenzó a frotar su glande— ¡Mgh! ¡Dios!

El Theerapanyakul bajo su boca a los pezones de su Omega para jalarlos con los dientes y succionarlos mientras sus embestidas tomaban más fuerza. Cuando los pezones estuvieron lo bastante maltratados, sus labios se perdieron en su cuello y su lengua se paseo por la marca.

—¡Ah, no..!

Pete perdió el razonamiento cuando un líquido transparente salió de su uretra. Su cuerpo sufrió varios espasmos, sus ojos se llenaron de lágrimas y sus mejillas se volvieron rojas.

Shit!—Vegas sintió un tirón en su vientre, sacó su pene y se corrió en el estómago del Omega. Gruñó ronco y satisfecho.

El Alpha peinó sus cabellos hacia atrás y sonrió feliz.

Eso había sido increíble.

—¡Maldición! —Pete apenas podía respirar—. Te dije que pararas, Vegas bastardo.

El Omega estaba muriendo de vergüenza y la risa seductora de Vegas no ayudaba.

—Pero mi amor, —El Alpha quito las manos del guardaespaldas del rostro y las beso para después besar su nariz, sus ojos y sus labios—, do you know how sexy you are?

Pete. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora