Jefe de guardaespaldas

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[Presente]

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Pete recargo su arma antes de mirar a un sorprendido Macao y un asustado Porchay.

—Nop los espera en la entrada con la camioneta. —El Omega les indico el camino con un gesto de cabeza—. El camino está despejado.

—Pero, Pete...

—Escuchen lo que escuchen, no regresen. —Ordeno el dominante mirando fijamente al joven Alpha.

—Estas... —Macao trato de replicar.

—Lo sé. —Pete les regaló una bonita sonrisa antes de acariciar el cabello del Theerapanyakul—. Estaremos los tres con ustedes, te doy mi palabra.

Macao apretó los puños sin saber que hacer; los lloriqueos del Omega detrás de él lo hicieron gruñir molesto.

—No se les ocurra morir. —El joven jalo a Porchay a la salida sin atreverse a voltear atrás.

Pete suspiro aliviado cuando vio a Macao salir junto con el hermano de Porsche. Observo el lugar dándose cuenta de que varios hombres, tanto de la primera como de la segunda familia se encontraban en el suelo, algunos heridos, otros muertos. Busco con la mirada a su Alpha entre el montón de humo.

—¡Cuidado!

La explosión tomo por sorpresa al Omega aturdiendolo por algunos segundos. Perdió el equilibrio y cayó arrodillado tapando sus oídos.

—¡PETE! —Vegas avanzo como pudo, tratando de no recibir alguna bala de lleno, pero era imposible. Los hombres de la primera familia aumentaban cada vez más— ¡PETE!

—¡PROTEJAN AL OMEGA! —Kan salió con una metralleta y con varios hombres detrás.

Los guardaespaldas de Kan acataron la orden entrando en combate.

Pete logro incorporarse, sostuvo con fuerza el arma y acaricio su vientre ligeramente abultado.

—¡EL OMEGA! ¡VAYAN POR EL OMEGA! —Grito uno de los encapuchados.

—Ahora mami te mostrará porque es el mejor de todos. —Susurro con una pequeña sonrisa el Omega.

Kan miro con asombro como varios hombres caían al suelo con una bala incrustada en el cráneo, exactamente entre ambas cejas. Pete desde la segunda planta disparaba sin fallar un tiro. El humo era el camuflaje que Pete aprovechaba para esconderse de los guardaespaldas de la primera familia.

—¡Maldita sea, Pete! —Vegas golpeó a un tipo en la mandíbula antes de volver a recargar su arma.

Tanto Alpha como Omega mataban a diestra y siniestra, limpiando su camino. El aroma de la pólvora y la sangre comenzaba a inundar el hogar de los Theerapanyakul.

—¡Pete! —Vegas sintió que su mundo se detenía cuando uno de los encapuchados se acercó a su Omega y lo desarmo en un descuido.

El Omega puso distancia entre el tipo y él.

—Lo mejor será que se entregue. —El hombre era un Alpha alto y fornido—. No hagamos las cosas más complicadas.

Pete río.

—Bueno, en eso tienes razón. —Phongsakorn levantó su guardia—. Terminemos con esto de una vez.

Pete se acercó al hombre tirando un jab con fuerza, desestabilizando al hombre y haciéndole retroceder. Procedió a darle un golpe directo y de nuevo un jab para después tirar un crochet que terminó por marear al encapuchado. Con agilidad, le dio un patada en el pecho tirándolo del segundo piso.

El arma en la cabeza de Pete lo hizo alzar las manos.

—Los Omegas tienen que ser obedientes y sumisos. —La voz burlona de un Alpha cualquiera lo hizo rodar los ojos—. Ahora...

Antes de que terminara Pete se dio la vuelta y en un rápido movimiento le arrebato el arma disparando sin miramientos matándolo al instante.

Vegas que veía todo desde abajo estaba impresionado y caliente. Pete era jodidamente sexy.

Su Omega no tenía contemplación con nadie, disparaba y luchaba cuerpo a cuerpo siendo él el único en molerlos a golpes.

Vio un par de ganchos y uppercut que dejaron a varios tirados en el suelo. Su pareja era extremadamente fuerte. Y joder, eso era tan atractivo; su Omega no era ningún chico delicado y débil.

—¡Vegas! —Su padre le lanzo la metralleta—. Acabemos con esta mierda de una vez.

Vegas sonrió sádico.

Pete. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora